Ejemplos con moriré

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Y qué quieres que deje yo a los pobres? Por razón natural moriré en un hospital o auxiliada por algunas mujeres piadosas que se verán con grandes apuros para costear la caja que encierre mis restos.
yo me aventuraré a plantear la cuestión ante el Rey y no rogaré por mi vida y si me mata el Rey, moriré por lealtad, por lo que si yo me aventuro, vosotros, los demás jurados, bien podéis acompañarme.
si son mexicanos me rindo, si son gringos moriré peleando.
Traconis que recibió una comisión de marinos estadounidenses exigiéndose la rendición de la plaza, siendo la respuesta recibida por Perry: Diga usted al Comodoro Perry que primero moriré con mi guarnición antes de entregar la plaza.
Ben-Yosef dijo: nací como un Betarí y moriré como tal, mi muerte servirá como un símbolo de batalla.
Lucharé la mejor batalla de mi vida o moriré por mi país.
Moriré con la pasión por la mar, para mi se trata de una zona intermediaria entre la tierra y el cielo.
No moriré tranquilo, señor Coliñón, hasta que no sepa que han dado garrote vil al bandolero de Hurtado, que me robó el fruto de mis privaciones.
Pero me entenderás si te digo llanamente que no moriré, porque te quiero, y me quieres, y ahora, suceda lo que suceda, vivo.
Ya no me verás Voy a morir pronto: me lo dice el corazón ¡Moriré por ti! Tal vez llores algún día pensando que pudiste salvarme.
¡Mar, tus olas no se abrieron para tragarme! ¡Quisiste aquellas vidas y no quisiste la mía!¡Si me tragases, mar, y no arrojases mi cuerpo a ninguna playa!¡Si me sepultases en tu fondo y me guardases para ti! ¡No me quisiste aquella noche, y soy más náufrago que esos cuerpos desnudos que bailan en tus olas! ¡Tengo la pobreza y la desnudez y el frío de un náufrago! ¡No sé adonde ir! ¡Si la muerte tarda, pediré limosna por los caminos! ¡Y el mar, aquella noche, pudo caer sobre mi cuerpo, como la tierra de la sepultura, y no me quiso! ¡Ya soy pobre! ¡Todo lo he dado a los monstruos! ¡Mi alma en otra vida, aquella vida de que huyo, también fué un mar, y tuvo tempestades, y noches negras, y monstruos que habían nacido de mí! ¡Ya no soy más que un mendigo viejo y miserable! ¡Todo lo he repartido entre mis hijos, y mientras ellos se calientan ante el fuego encendido por mí, yo voy por los caminos del mundo, y un día, si tú no me quieres, mar, moriré de frío al pie de un árbol tan viejo como yo! ¡Las encinas que plantó mi mano no me negarán su sombra, como me niegan su amor los monstruos de mi sangre!.
Moriré en un camino, al pie de un bardal.
Yo defiendo la causa , y por ella moriré, si así lo quieren mis enemigos.
-Sí que me moriré, porque mi vida no sabe ya vivir sola, y es llama que necesita arder en ti.
Yo moriré antes de que se averigüe.
¡No hay remedio! Me moriré de hambre, y me enterrarán de limosna.
Y si mis hijos me abandonan, me moriré, sí señor presiento que estos disgustos me van a quitar la vida.
Yo no soy aquel, yo me moriré pronto, y.
¿Qué?Que si se decide a quererme usted no se decidirá, pero si se decide, tenga cuidado de no decírmelo de sopetón porque me moriré de gusto Sería como una descarga eléctrica.
No me dejarán hacer mi gusto, me enfadaré, y no me moriré tan santamente como quiero morirme.
—Pero, si tal haces, cuando tanto esmero he tenido en enseñártela, me moriré de pena de que no seas mi verdadero hijo.
Ya lo averiguaré con el tiempo, y, si no, me moriré con esta dulce ignorancia, que tanto campo deja a las suposiciones de mi fantasía.
Nada me importa por mí, que moriré, pero tú, tú.
Yo me moriré, sí señor, me moriré en silencio y ahogaré mi dolor, me beberé mis lágrimas para no mortificar al señor canónigo.
-Señor que adoro, Señor Dios del mundo y tutelar de mi casa y de mi familia, Señor a quien Pepe también adora, Santo Cristo bendito que moriste en la cruz por nuestros pecados: ante ti, ante tu cuerpo herido, ante tu frente coronada de espinas, digo que este es mi esposo, y que después de ti, es el que más ama mi corazón, digo que le declaro mi esposo y que antes moriré que pertenecer a otro.
Carlos a llenar ni a iluminar este vacío, y si Dios no le llena y le ilumina, me moriré de miedo, y lo menos doloroso que ocurrirá será que le llene mi perturbada imaginación con espectros horribles que surgen de mi atribulada conciencia.
-Sí, mi conciencia está tranquila, pero yo tengo al mundo un apego que no sabré nunca vencer, yo voy a vivir ahora una vida de desesperación, azotada públicamente por el desprecio de todos, y se me destinará a un convento, donde me moriré de lo mismo que usted se moriría en la Inquisición: de rabia.
—Tanto, respondió el preso, que a poderlo decir no fuera nada: en efecto, señor corregidor, mi causa se concluya: yo maté al que me quiso quitar la honra: yo adoro a esa jitana, moriré contento si muero en su gracia, y sé que no nos ha de faltar la de Dios, pues entrambos habemos guardado honestamente y con puntualidad lo que nos prometimos.
Yo moriré, si muero, pero ha de ser vengada y satisfecha del que me ha dado ocasión de venir a este lugar a llorar sus atrevimientos, nacidos tan sin culpa mía.

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