Ejemplos con momentos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero en aquellos momentos, sangrante aún la herida que Bellido le había abierto y en estado de , lejos de enfurecerse, sintió una manera de alivio y esperanza.
En el fondo, tan en el fondo que ni él mismo se daba cuenta, Apolonio se sentía orgullosísimo, creyéndose en aquellos momentos un personaje trágico de verdad e imaginando inspirar a la duquesa fuerte interés patético.
La asistí en sus últimos momentos.
Pero esto es justamente lo que le gusta, penetrar por unos momentos en una especie de más allá, o mundo de ilusión y recuerdo, a solazarse con sus curiosos pobladores y en la certidumbre de que allí también se comen pasteles, y que él, aunque dentro de aquel simulacro de ultratumba, puede salir cuando se le antoje y volver a las delicias de la vida fisiológica y agitada.
Si hace unos momentos, al hallarle a usted.
ha parecido, no ya a la masa de los lectores, sino a los críticos más agudos y perspicaces, la más novela entre las novelas de Pereda, la mejor compuesta y aderezada, la más grave y madura en el pensamiento, la más apasionada en los momentos de pasión.
Momentos de silencio, durante los cuales pudo creerse que todos estaban conformes con la opinión del presidente, o que nadie se atrevía a manifestar otra distinta.
Y se repite el tumulto, y la cosa se pone seria, y los prudentes desaparecen, y el presidente, enronquecido ya, sube sobre la mesa y logra hacerse oír breves momentos.
Simón no podía perdonar a aquella gente el que se le tratase como a persona de poco más o menos, en los momentos más críticos para la vida de los pueblos, y, por consiguiente, para la de los ciudadanos , como él decía en más de un monólogo que no llegó a oír su mujer.
Esta consideración tan cuerda, que asaltó de pronto la mente de la pobre chica, hízola retroceder, y menudeando los pasos cuanto pudo, y tornando a recordar su herida y a llorar, por ende, llegó a la villa y no paró de correr hasta el estanco que conocemos, en el cual entró momentos después que nosotros, y al mismo tiempo que llegaba también, aunque por distinto sendero, Simón Cerojo, demudado el semblante y apretando los puños de ira.
Arturo, al verse tratado así, rugió de ira, y no sabiendo qué partido tomar en momentos tan críticos, satisfízose, por de pronto, con arrimar la boca al ventanillo y gritar con todas sus fuerzas:.
Pocos momentos después se enredaba una agitadísima discusión entre aquella familia, hasta entonces modelo de paz y de armonía.
Arturo y Julieta eran, en cambio, completamente felices en aquellos momentos.
¿Pero ahora, qué será de nosotros? Hemos amargado sus últimos momentos con nuestras disputas.
No tengo más que un pecado ¡Uno sólo que llena toda mi vida! He sido el verdugo de aquella santa con la impiedad, con la crueldad de un centurión romano en los tiempos del emperador Nerón Un pecado de todos los días, de todas las horas, de todos los momentos No tengo otro pecado que confesar La afición a las mujeres y al vino, y al juego, eso nace con el hombre Pecado grande es haber sido verdugo de un alma y haber puesto en ella garfios encendidos en las hogueras del Infierno.
Sereno, podría estarlo, pero tenía los ojos enrojecidos, brillaba en sus pupilas una chispa azulada é indecisa, semejante a la llama del alcohol, y su cara iba adquiriendo por momentos una palidez mate.
En aquellos momentos llegó la joven.
¿Seria yo capaz de aliviar de alguna manera la precaria situación de mi familia? ¿Me sería dable corresponder a los sacrificios de aquellas cariñosas ancianas que por verme dichoso habrían dado su vida? Confieso que en aquellos momentos me faltó el valor.
Más de una vez me volví rápidamente, y siempre logré sorprenderla en momentos en que me veía con cariñosa curiosidad.
Me dieron ganas de morir, un deseo vago y dulce de morir, que entonces, como ahora, surge en mi corazón, no solamente en momentos de angustia, sino también cuando me considero feliz: grata inclinación al suicidio, en la cual no he parado mientes hasta después de cumplir los treinta años, y, que,como digo para mí, riendo tristemente,es la nota trágica de mi carácter, de este carácter mío, llevadero, resignado, benévolo y complaciente.
En nuestra congoja creímos por momentos que iba a expirar.
Paraba el golpe, y no había más remedio que tomar a broma el incidente, reir, dar un abrazo a quien momentos antes hubiéramos estrangulado de muy buena gana, y seguir oyéndole.
Pero cuando me pongo triste y con ganas de llorar, entonces cierro los ojos y ¡no te veo! He dado en pensar, cuando esto me pasa, que en esos momentos no me quieres, que no piensas en mí, que me has olvidado, que soy un cadáver en tu memoria.
¿Será cierto que en algunos momentos vives para otra? ¿Verdad que no? ¿Verdad que sólo vives para mí?.
En momentos en que no podía oírnos me dijo Andrés:.
¿A qué hablar de la muerte cuando somos tan dichosos? Tú dices que la muerte debe ser deseada en los momentos de felicidad, y entonces más que en las horas de dolor.
¡Qué quieres! Así soy, así me he vuelto en estos últimos años, y aunque tu amor y tu cariño alegran mi existencia, aunque tú eres para mi alma desmayada luz y regocijo, en ciertos momentos se entenebrece mi alma y me complazco en alimentar mi pena, hundiéndome voluntariamente en la tristeza.
En aquellos momentos pasaron frente a nosotros las señoritas Castro Pérez.
En aquellos momentos oímos voces que nos llamaban.
En los momentos de retirarnos me detuvo don Carlos:.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba