Ejemplos con miasmas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las iniciativas ilustradas y la expansión de la agricultura, durante los siglos XVIII y XIX, llevaron a la desecación de gran parte los humedales y las lagunas o estanques del litoral, entre los que destacaba el de Castellón, que hasta entonces había proporcionado importantes recursos piscícolas pero que también eran responsables de miasmas y de fiebres palúdicas, que la tramontana, solicitada por la gente en lugares de rogativas como el santuario de Requesens, desvanecía en otoño.
Pero antes de ese año los médicos atribuían la causa de muchas epidemias a lo que llamaban miasmas que decían que flotaban en el ambiente.
Estaba bien estudiada la capacidad de aire, la cantidad de agua necesaria y la manera de evitar la infección y los miasmas pútridos.
Por una parte, los vientos del Sudoeste, reinantes la mayor parte del año, que arrastraban consigo fétidos miasmas, etc.
Te inficionaron los miasmas del vicio y de la corruptela, ¿no entiendes lo que te digo?.
Han metido a la pobrecita Reina dentro de una redoma en que no puede respirar más que miasmas de retroceso.
El registro había sido escrupuloso en demasía y durado dos horas enteras: el jefe del orden público había leído todas las cartas que encontró a mano, sin perdonar pesquisa alguna, registrado todos los papales, hojeado todos los libros y puesto aparte todo aquello en que creyó encontrar miasmas conspiradores, para sujetarlo al examen del gobernador de la provincia.
¿Sería quizá en el cuarto vecino, o en el corredor de entrada, o tal vez en el bulevar, algún incendio formidable que hiciera penetrar a través de las maderas sus inflamados miasmas? El tío Frasquito corrió primero a la puerta de entrada, a la de comunicación luego, y a la ventana por último, sin encontrar rastro alguno de incendio, con las narices abiertas, olfateando siempre y percibiendo, mientras más se movía de una parte a otra, el alarmante tufo más marcado.
Es la calumnia como los miasmas de los pantanos: se levantan del fango en leve, imperceptible burbuja, se extienden, se difunden, envenenan los aires, y llevan la muerte a todas partes.
El río Negro, con sus verdosos charcos, era un foco de miasmas palúdicos.
Los miasmas se visten de limpio, y a fuerza de valsar en alas del viento, logran captarse la voluntad de los álamos negros y contraer matrimonio con los mimbres y los panjiles.
que se derrumba, el germen que brota, en medio de las miasmas, el polen que.
Cumple con ello el deber de la propia conservación, porque ¿a dónde iría ella, falta de miasmas, de sombra y podredumbre?.
Eso aspiran con nosotros los niños y no miasmas de arrabal en la canción perversa, que pretende ser criolla y acriolladora, eso ven, y no groserías de matones, ni seres envilecidos por todas las claudicaciones, en un atroz falseamiento de la psicología gaucha, sacrificada al afán exitista o simplemente confundida por pura ignorancia.
En los pantanos ocurre que el fango del fondo, donde anidan las miasmas de todas las enfermedades, y donde hay repelentes y oscuros animales venenosos, crece la raíz que, surgiendo de la superficie, hace abrir en su extremidad, entre hojas verdes, la blanca e impecable flor de loto, así, del fango de Siké, donde la envidia tenía su reino, surgían las reputaciones más blancas.
Fiel a sus ideas políticas prefirió pasarse la vida tragando miasmas sobre el puente -como él decía-, a transigir con un enemigo que había arruinado y envilecido a su país.
salen los ponzoñosos miasmas, así también pensamientos crueles y desgarradores suelen levantarse.
Ante su espíritu habían pasado miserias ciertas ó presuntas, y sentía en el alma un asco súbito, mi olor de podredumbre social, insoportable é inevitable, que no era posible enterrar como el cadáver descompuesto, que no era posible evitar como los miasmas de pantano, y, que no era posible curar con energía y con amor como la úlcera.
En efecto, en aquella comarca reina una malaria perpetua, cuyo ataque el doctor sólo pudo evitar elevando el globo por encima de las miasmas de aquella tierra húmeda, cuyas emanaciones absorbía el ardiente sol.
Los del primer patio respiran aire, los del segundo respiramos miasmas fétidas.
Era su trato como sucesivas absorciones de no sé qué miasmas morbosos.
Detrás quedaban las miasmas, la oscuridad, el horror, los inundaba ahora el aire puro, impregnado de alegría.
-Peste debiera haber, sin duda, pero la lluvia arrastra las inmundicias y el viento de Levante barre los miasmas.
Los empleados tenían la palidez de la abstinencia y la contemplación, pero producida por los miasmas del covachuelismo, miserable, sórdido y malsano, complicado aquí con la ictericia de los rapavelas.
Ciertamente, el convento provisional de las Salesas no era buena vivienda, estaba situado en un barrio bajo, en lo más hondo de una vertiente del terreno, sin sol, allí desahogaban las mal construidas alcantarillas de gran parte de la Encimada, y, en efecto, en algunas celdas la humedad traspasaba las paredes, y había grietas, no cabía negar que a veces los olores eran insufribles, tales miasmas no podían ser saludables.
Entre aquel cinismo aparente de los diálogos, de los roces bruscos, de los tropezones insolentes, de la brutalidad jactanciosa, había flores delicadas, verdadero pudor, ilusiones puras, ensueños amorosos que vivían allí sin conciencia de los miasmas de la miseria.
Tambaleando se dirigió al tálamo, pero a los cuantos pasos se volvió, buscó uno de los extremos del mantel y se restregó los labios: el fauno no quería repugnar y trataba de desinfestar su boca de los miasmas que contenía.
Que he de contagiarme de estos miasmas, no tiene duda, y apelo a la reciente escena: evitemos la ocasión del peligro, cuyo solo recuerdo me estremece.
El Idearium se me presenta como alta roca a cuya cima orean vientos puros, destacándose del pantano de nuestra actual literatura, charca de aguas muertas y estancadas de donde se desprenden los miasmas que tienen sumidos en fiebre palúdica espiritual a nuestros jóvenes intelectuales.

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