Ejemplos con metidas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El voto se realizaba mediante bolitas de pan metidas en un vaso.
Los albarqueros las llevaban metidas en sacos, a cuestas sobre el hombro o cargadas en burros, teniendo que recorrer muchas veces, largas distancias para encontrar comprador.
Las , agarradas del talle o apoyadas unas en los hombros de otras, miraban con virtuosa hostilidad a los mozos, que se pavoneaban en el centro de la plaza, las manos metidas en el cinto, el ancho castoreño echado atrás para dejar al descubierto las rizos de su frente, el cuello envuelto en bordado pañuelo o corbata de cintas, y las alpargatas de inmaculada blancura casi ocultas por la boca del pantalón de pana en forma de pata de elefante.
Todas las mujeres, con sus capuchones negros, cruzaron por delante de nosotros, en procesión, hacia casa de la abuela, y tras ellas fueron saliendo los señores, con su sombrero de copa, y los marineros y la gente pescadora, con los trajes de paño y las manos metidas en los bolsillos del pantalón.
Después de dicho esto, el clérigo da un paseo por la estancia con las manos metidas en los bolsillos del pantalón y se asoma distraídamente a una ventana tarareando una copla.
Escuchábala el jesuita impasible con las manos metidas en las mangas, clavando en ella de cuando en cuando la mirada de sus ojos, aguda como la punta de una lanceta, que hacía a Currita ladear los suyos, ora bajándolos, ora paseándolos por las paredes del cuarto.
Los puestos de venta llegaban hasta las mismas puertas del Principal, los compradores codeábanse con el centinela, y los dos oficiales de la guardia, con las manos metidas en el capote y las piernas golpeadas por el inquieto sable, paseaban por entre el gentío buscando caras bonitas.
Y al decir esto miró al vendedor con tanta indignación como si fuese un enemigo del sosiego público, pero el palurdo, inmóvil y con las manos metidas en la faja, no se dignó reparar en la ferocidad agresiva del avaro.
Encogióse despreciativamente de hombros el marqués, como amenguando el mérito del facultativo, y murmuró no sé qué entre dientes, prosiguiendo en su paseo de arriba abajo y de abajo arriba, con las manos metidas en los bolsillos, el pantalón tirante cual lo estaba el espíritu de su dueño.
No había allí otra persona que el señor Pinilla, que se paseaba muy agitado con las manos metidas en los bolsillos y el sombrero enterrado hasta los ojos.
De vuelta a su casa, ya anochecido, don Julio Revenga -sentado en el tranvía del barrio de Salamanca, metidas las manos en los bolsillos del abrigo gabán con cuello y maniquetas de pieles- rumiaba pensamientos ingratos.
contados y lentos, con las manos metidas en los bolsillos del.
manos metidas en el fondo de los bolsillos y sacudiendo la cabeza con.
Traía las manos metidas en los bolsillos del chaquetón, un garrote pinto y nudoso debajo del brazo izquierdo, y en la boca una pipa ahumando.
Había en él periódicos franceses, Ilustraciones metidas en su fino camisón de seda, dos o tres cartas de satinado sobre y heráldico timbre, y, nota desaliñada en aquel concierto, otra carta más, cerrada consigo misma, sellada con obleas verdes, regado de gruesa arenilla el sobrescrito.

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