Ejemplos con masagetas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Después de una primera batalla, el ejército de los masagetas se emborrachó una noche y los persas aprovecharon para apresar al hijo de la reina Espargapises y gran número de tropas.
Estando ya de la otra parte del Araxes, venida la noche y durmiendo en la tierra de los masagetas, tuvo Ciro una visión entre sueños que le representaba al hijo mayor de Hystaspes con alas en los hombros, una de las cuales cubría con su sombra el Asia y la otra la Europa.
Da luego un fuerte grito, salta de la cama, y vase corriendo a sentar al lado de Jerjes, le cuenta el sueño que acaba de ver, y añádele después: —«Yo, señor, como hombre experimentado, teniendo bien presente que muchas veces el que menos puede triunfa de un enemigo superior, no era de parecer que os dejaseis llevar del ardor impetuoso de la juventud, sabiendo cuan perniciosos son en un príncipe el espíritu y los pujos de conquistador, acordándome, por una parte, del infeliz éxito de la expedición de Ciro contra los masagetas, y también, por otra la que hizo Cambises contra los etíopes, y habiendo sido yo mismo testigo y compañero de la de Darío contra los escitas.
Es allí costumbre tener cada uno muchas mujeres, haciendo que el uso de ellas sea común a todos, pues del mismo modo que los masagetas, plantando delante de la casa su bastón, están con la que quieren.
Apurados y agobiados en la guerra por los masagetas, los escitas nómadas o pastores que moraban primero de asiento en el Asia, dejaron sus tierras y pasando el río Araxes se fueron hacia la región de los cimerios, de quienes era antiguamente el país que al presente poseen los escitas.
» Aconsejábale Creso con mucho amor y cortesía, pero Cambises le contestó con esta insolencia: —«Y tú, Creso, ¿tienes osadía de avisar y aconsejar a Cambises? ¿tú que tan bien supiste mirar por tu casa y corona, tú que tan buen expediente diste a mi padre, aconsejándole que pasara el Arixes contra los masagetas cuando querían pasar a nuestros dominios? Dígote que con tu mala política te perdiste a ti, juntamente con tu patria, y con tu elocuencia engañaste a Ciro y acabaste con la vida de mi padre.
Cada uno se casa con su mujer, pero el uso de las casadas es común para todos, pues lo que los griegos cuentan de los escitas en este punto, no son los escitas, sino los masagetas los que lo hacen, entre los cuales no se conoce el pudor, y cualquier hombre, colgando del carro su aljaba, puede juntarse sin reparo con la mujer que le acomoda.
Los masagetas tienen algunas costumbres particulares.
Los masagetas en su vestido y modo de vivir se parecen mucho a los escitas, y son a un mismo tiempo soldados de a caballo y de a pie.
Y si no lo practicas así, te juro por el sol, supremo señor de los masagetas, que por sediento que te halles de sangre, yo te saciaré de ella.
Después que Ciro hubo conquistado a los babilonios, quiso reducir a su obediencia a los masagetas, nación que tiene fama de ser numerosa y valiente.
Esos masagetas, según he oído, no tienen experiencia de las comodidades que en Persia se disfrutan, ni han gustado jamás nuestras delicias.
Por el contrario, si los vences, nunca cogerás tanto fruto de la victoria como si, ganando la batalla en su mismo país, persigues a los masagetas fugitivos y derrotados.
En el caso propuesto, soy de parecer contrario al que han manifestado mis consejeros, y encuentro peligroso que esperes al enemigo en tu propio país, pues en caso de ser vencido, te expones a perder todo el imperio, siendo claro que, vencedores los masagetas, no volverán atrás huyendo, sino que avanzarán a lo interior de tus dominios.
¿Despreciarás por ventura mis consejos, y querrás más exponerlo todo que vivir quieto y sosegado? Pero si tanto deseas hacer una prueba del valor de los masagetas, pronto podrás conseguirlo.
Viendo Ciro el mal éxito de su artificiosa tentativa, hizo marchar su ejército hacia el Araxes, y no se recató ya en publicar su expedición contra los masagetas, construyendo puentes en el río, y levantando torres encima de las naves en que debía verificarse el paso de las tropas.
En aquella sazón era reina de los masagetas una mujer llamada Tomiris, cuyo marido había muerto ya.
Una parte, y no la menor de ella, la ocupan aquellos masagetas contra quienes formó Ciro el designio de hacer la guerra, excitado por varios motivos que le llenaban de orgullo.
No falta quien pretende que los masagetas son una nación de escitas.

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