Ejemplos con manirroto

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A lo largo de su vida, Fielding se labró una cierta reputación de vividor y manirroto, parecida de algún modo a la de su propio padre: su carácter, extremadamente alegre y optimista, como lo pinta Elizabeth Montagu, su despreocupación por los asuntos económicos, su propia cuna, que lo orientaba hacia una vida disipada de noble caballero, su obstinación en no resignarse por los avatares de la vida,.
Su matrimonio con la infanta Eulalia no es afortunado ya que él es voluble y manirroto, mientras que ella es una mujer fuerte y cultivada que no acepta las humillaciones a las que la somete Antonio.
El peligro era el hombre americano, el jovencito simpático y moreno, arrogante unas veces, como macho dominador, dulzón otras, con una suavidad de manteca, gran bailarín, que conquistaba a las mujeres meciéndolas en sus brazos al compás del tango, generoso y manirroto hasta el deslumbramiento en las primeras semanas de la iniciación, hábil después para recobrar lo suyo y llevarse algo más si era posible, con pretexto de pérdidas en el juego.
Pues yo, que más que hombre juicioso soy hombre sin juicio, yo, perdido, calavera, manirroto y dejado de la mano de Dios, te digo que en el pensamiento de Prim descubro una previsión profética, un mirar de águila que percibe lo distante mejor que lo próximo, veo el ensueño de fundar una nueva España más grande y potente, formada de pueblos ibéricos que se aglomeren y unifiquen, no con atadijos administrativos, sino con ligamento moral, filológico y étnico.
Diego y a cuántas pruebas se vieron sujetas su impetuosa juventud e inexperiencia! ¡Y qué de simplezas hizo, y qué terribles caídas tuvieron los atrevidos saltos de su entusiasmo, y qué porrazos se dio con las peñas del fondo al arrojarse desaforadamente en el mar de la vida, creyéndole sin arrecifes, ni sumideros, ni bajíos! ¡Y cuánto se encanalló, y de qué extraña manera el mayorazgo poderoso, viose en ocasiones pobre y miserable, con la circunstancia de que no podía menos de sostener el pie de su lujo y representación! Como era tan manirroto, gastaba en una semana la renta de un año, y aquí de los acreedores, usureros, prestamistas, judíos y demás chupadores de sangre que se bebían la de mi condesito.
Vea su merced trocados los papeles: el viejo pródigo y manirroto, como un muchacho que está en la edad del gastar, el chico agarrado a la cuenta y razón, como un viejo que mira por el orden y la hacienda.
Beltrán quisquilloso y díscolo, y además el primer manirroto que se ha conocido desde Moncayo al Pirineo, mas no se le podían echar en cara bajas acciones.
Entraron los de la policía en la casa de esa mujer con quien vive ahora, ¿te vas enterando?, y después de registrar todo y de coger los papeles, trincaron a mi sobrino, y en el Saladero me le tienes Vamos a ver, ¿y qué hago yo ahora? Francamente, se ha portado muy mal conmigo, es un mal agradecido y un manirroto.
De la cantidad con que cualquier manirroto se proporciona un placer, Juanito Santa Cruz sacaba siempre dos.
Pedro Téllez Girón, libertino, justiciero, cruel con los malos, generoso con los buenos, gobernando el reino de Nápoles más que con juicios reposados, con ímpetus repentinos que casi siempre la salían bien, perseguidor de los usureros, de los curiales y de todos los que oprimen al pueblo, frenético por las mujeres y enamorado de todas las que veía, ambicioso de gloria, de popularidad, liberalísimo, manirroto, lleno de deudas, en diplomacias agudo, en moral indulgente.
Conversando un día con Quirós el mayordomo del virrey, dijo éste que su señor era todo lo que había que ser de ostentoso y manirroto.
En su testamento no se olvidó del querido sobrino de Villabermeja y le dejó en herencia los seis mil duros de la deuda, pero el manirroto de D.
manirroto, rebelde.
Arrendó parte de la chacra en buenas condiciones, obtuvo la pensión del gobierno de la provincia y otra del nacional para «la viuda e hijo de un guerrero del Paraguay», arregló con los acreedores exigiéndoles una importante quita y haciéndolos contentarse con una pequeña amortización anual -«del lobo un pelo», decía él-, de manera que, en vez de empeorar, nuestra situación mejoró, porque ya no estaba allí Tatita, manirroto a quien ningún dinero daba abasto, y porque yo no me había acostumbrado todavía a tirar la plata, gracias a las pocas ocasiones que Los Sunchos me ofrecían y gracias también a que Teresa tenía aún la facultad de absorberme.
Más hubieran sido los ahorros a seguirse los consejos de la gitana, que tenía condición urraqueña, pero Lolo era fastuoso y manirroto, como un príncipe de verdad.
De aquí viene la mucha ley que los tengo, particularmente al señorito Pancho, que es hasta manirroto conmigo.
Acaso sea él el más desinteresado de todos, quizá, fuera de allí, sea un manirroto para el dinero, al paso que los otros tres den primero un diente que un ochavo.
Ignoraba por ejemplo que Petra podía permitirse el lujo de servirle bien a él sin pensar en el interés, sin más pago que el del amor con que el gallo vetustense ya no podía ser manirroto: no era Petra enemiga del vil metal, ni la ambición de mejorar de suerte y hasta de esfera, como ella sabía decir, era floja pasión en su alma, concupiscente de arriba abajo, pero en Mesía no buscaba ella esto, le quería por buen mozo, por burlarse a su modo del ama, a quien aborrecía «por hipócrita, por guapetona y por orgullosa», le quería por vanidad, y en cuanto a servirle en lo que él deseaba, también a ella le convenía por satisfacer su pasión favorita, después de la lujuria acaso, por satisfacer sus venganzas.

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