Ejemplos con llaves

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Había pensado en ello, pero tiene las llaves el capellán.
Yo le serviré con toda voluntad en aquello que pueda, y cuantas llaves hay en la casona veré de traérselas, por si alguna abre.
Mariano oyó un ruido metálico: vio cómo el zapaterillo levantaba el brazo armado con el manojo de llaves caído en los peldaños de la verja, y después oyó un choque de extraña sonoridad, como si golpeasen algo hueco.
Tú como único guardián de la catedral, la Virgen en el altar mayor con las joyas que el resto del año se guardan en el Tesoro, y yo con las llaves en mi poder.
Mariano dejó en el suelo el manojo de las llaves, un racimo de hierro como una maza.
Cuando he subido a mi casa por las llaves, salía un médico del palacio, y así se lo decía a un canónigo.
El campanero le esperaba con las llaves.
Un hombre atravesó la calle agitando un gran manojo de llaves, y rodeado de la clientela madrugadora comenzó a abrir la puerta del claustro bajo, estrecha y ojival como una saetera.
En la obscuridad deslizábanse las manchas negras de algunos manteos camino de la sacristía, deteniéndose con grandes genuflexiones ante cada imagen, y a lo lejos, invisible en la obscuridad, adivinábase al campanero, como un duende incansable, por el ruido de sus llaves y el chirriar de las puertas que iba abriendo.
El Papa, conociendo sus rapiñas, quiso pedirle cuentas, y el altivo don Gil presentó un carro cargado de llaves y cerrojos.
La máquina volvía a agitarse y don Luis tecleaba el armónium, hasta que sonaban las nueve y el cerraba la escalera de la torre, agitando su manojo de llaves con un ruido que equivalía al antiguo toque de cubrefuego.
Corría, pálido de emoción, jadeante, agitando su manojo de llaves.
¡Vaya, al encierro!decía el campanero, agitando sus llaves.
El , el campanero y los sacristanes hacían la requisa antes de cerrar, llevándose Mariano las llaves a la torre.
Con enemigos así no era posible luchar, y el valentón, en la misma noche, entregó las llaves de la barraca a sus amos.
Batiste requirió su escopeta, y montando las llaves se aproximó cautelosamente a dicho sitio.
Los hombres negros la habían cerrado, llevándose las llaves.
Los tirones de oreja y los palos con la vara de medir lo habían puesto erguido, borrando en su cuerpo la tendencia a cargarse de espaldas y a ser patiabierto, propio de todos los de su tierra, sus pelos, a fuerza de peine y cosmético, habían llegado a domarse, los desabridos y no muy abundantes guisos del ama de llaves daban cierta figura a su corpachón huesoso.
Entonces pide usted las llaves a las niñas, y abre usted.
Entregado a tales fantasías, no advertí que los devotos se habían ido, hasta que el sacristán pasó cerca de mí, sacudiendo un manojo de llaves.
Pues, ¿y los paquetes de clavos? ¿Qué cosa había más bonita? ¿Y las llaves que parecían de plata, y las planchas, y los anafres, y otras cosas lindísimas? Sostenía que ella no necesitaba que sus papás le comprasen muñecas, porque las hacía con un martillo, vistiéndolo con una toalla.
Más que los dolores reumáticos molestaba al enfermo el no tener con quién hablar, pues la mujer que le servía, una tal doña Brígida, patrona o ama de llaves, era muy displicente y de pocas palabras.
Abrió la cómoda, valiéndose de las llaves de la suya, y allí tampoco había nada.
Hubiera dicho a Sor Facunda: qué tonta es usted, hija , pero no le dijo nada, y sacando un manojo de llaves se fue hacia el guardarropa.
Parecía como si cautelosamente probaran llaves desde fuera para abrirla.
Feijoo llamó para que trajeran luz, y cuando la trajo doña Paca, la primera claridad que se esparció por el aposento sirvió al ama de llaves para examinar con rápida inspección el rostro de la amiga de su señor, diciéndose: esta es la pájara que nos le ha trastornado.
Miraba a su ama de llaves, y su sonrisa maliciosa quería decir: tú te cansarás.
¿Cuál de las dos daría al enfermo la cucharada de jarabe? Quiso hacerlo el ama de llaves, pero Fortunata estuvo más lista.
Véase por dónde yo le podría ayudar a su obra, dándole media docena de llaves viejas que tengo aquí.

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