Ejemplos con jerónimo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La construcción de la casa se relaciona con la familia de los Pineda, a la que perteneció Jerónimo de Pineda, Regidor Perpetuo del Cabildo grancanario.
También es de destacar el lienzo central del retablo de San Jerónimo, que en principio se atribuía a Herrera el viejo,aunque posteriormente se ha comprobado que data de mediados del siglo XVII.
Este grupo de la zona inferior o terrestre incluye, de izquierda a derecha, san Juan el Bautista, san Francisco, Sigismondo de' Conti y san Jerónimo.
Este armó también a sus hijos, pero estos a su muerte no mantendrían el espíritu que su padre había puesto en la orden, quedando casi olvidada hasta el siglo XIV, cuando el todavía infante Fernando I de Aragón la restituyera, según testimonio de Fray Jerónimo Román en Las Repúblicas.
El opulento capitalista y diputado a Cortes don Simón de los Peñascales, y su distinguida familia, se disponen a recibir a sus numerosos amigos en sus espléndidos salones de la carrera de San Jerónimo.
Estaban en la Carrera de San Jerónimo, marchando en dirección contraria a la gran corriente de gentío que remontaba la calle hacia el interior de la ciudad.
En las calles en cuesta que descendían a la Carrera de San Jerónimo, unos terrenos sin edificar dejaban abierto un ancho espacio de cielo entre las casas.
Y acomodados en los otros, don Feliciano, don Rudesindo, Navarro, don Jerónimo de la Fuente y algunos varones más de los que seguían la bandera del glorioso Belinchón.
El artículo de Sinforoso, la sabia disertación de don Jerónimo de la Fuente, las gacetillas y hasta los versos de Periquito, todo fué leído y justamente celebrado.
Gracias al anteojo que tenía en el balcón de su casa, don Jerónimo había hecho una serie de prodigiosos descubrimientos, que daban al traste con todos los conocimientos existentes en astronomía.
Venía después otro del maestro de la villa, don Jerónimo de la Fuente, que era una seria y violenta impugnación de las tres famosas leyes de Kepler sobre la mecánica celeste.
Don Jerónimo se sentó, dejando el auditorio sumamente agitado, bajo el peso de esta profecía aterradora.
Después del hijo del Perinolo, pidió y obtuvo la palabra don Jerónimo de la Fuente.
Don Jerónimo enrojece por el paso en falso que acaba de dar.
Don Jerónimo de la Fuente, maestro de primeras letras de la villa, que había estudiado por los métodos modernos y sabía algo de Froebel y Pestalozzi, hombre ilustrado, que había escrito un prontuario de los verbos irregulares y tenía un telescopio en el balcón de su casa siempre apuntando al cielo, se levanta de la butaca, y sonriendo con mucha lástima dice:.
A mí me educó un fraile jerónimo, un exclaustrado viejo, que, después de abandonar el convento, corrió algo de mundo como profesor de violoncelo.
Algo atisbó, sin embargo, que vino a despertarle la sospecha de que el tal proyecto de tratado secreto no era precisamente con el Gobierno alemán, sino con la repostería de Lhardy, poderosa potencia gastronómica de la Carrera de San Jerónimo: entre los peludos dedos del diplomático asomaba por una esquinita la viñeta de las cuentas del célebre Emilio.
¡Ay, no, no, Pulido, por Dios! ¡Si así se llama la confitería de la Carrera de San Jerónimo!.
Quitóse con grandes precauciones la perfumada peluca y calóse prontamente un gorro de dormir de forma piramidal, terminado en una borlita: un sencillo y majestuoso , de aquellos que recomendaba Jerónimo Paturot a sus parroquianos por usarlos así monsieur Víctor Hugo.
Butrón quiso volver atrás y salir por cualquiera bocacalle a la Carrera de San Jerónimo.
En la Carrera de San Jerónimo sacuden las alfombras del Congreso, próximo ya a reanudar sus tareas.
Al pronunciar la palabra , el cacique se daba una puñada en el pecho, cuya concavidad retumbó sordamente, lo mismo que debía retumbar la de san Jerónimo cuando el santo la hería con el famoso pedrusco.
Al entrar en la ciudad vi que salia del famoso monasterio de San Jerónimo mi poeta, que como me vió, se vino a mí con los brazos abiertos, y yo me fuí a él con nuevas muestras de regocijo por haberle hallado: luego al instante comenzó a desembaular pedazos de pan mas tiernos de los que solia llevar a la huerta, y a entregarlos a mis dientes, sin repasarlos por los suyos, merced que con nuevo gusto satisfizo mi hambre.
Dos años o poco mas duró en esta enfermedad, porque un religioso de la órden de San Jerónimo, que tenia gracia y ciencia particular en hacer que los mudos entendiesen y en cierta manera hablasen, y en curar locos, tomó a su cargo de curar a Vidriera, movido de caridad, y le curó y sanó, y volvió a su primer juicio, entendimiento y discurso, y así como le vió sano, le vistió como a letrado, y le hizo volver a la corte, adonde con dar tantas muestras de cuerdo, como las habia dado de loco, podia usar su oficio, y hacerse famoso por él.
Con esto se despidieron, y don Quijote y Sancho se retiraron a su aposento, dejando a don Juan y a don Jerónimo admirados de ver la mezcla que había hecho de su discreción y de su locura, y verdaderamente creyeron que éstos eran los verdaderos don Quijote y Sancho, y no los que describía su autor aragonés.
Hará muy bien dijo don Jerónimo, y otras justas hay en Barcelona, donde podrá el señor don Quijote mostrar su valor.
Sí llama dijo don Jerónimo, pero no me acuerdo en qué manera, aunque sé que son malsonantes las razones, y además, mentirosas, según yo echo de ver en la fisonomía del buen Sancho que está presente.
Por lo que he oído hablar, amigo dijo don Jerónimo, sin duda debéis de ser Sancho Panza, el escudero del señor don Quijote.
Apenas oyó su nombre don Quijote, cuando se puso en pie, y con oído alerto escuchó lo que dél trataban, y oyó que el tal don Jerónimo referido respondió:.
Por vida de vuestra merced, señor don Jerónimo, que en tanto que trae la cena leamos otro capítulo de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha.

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