Ejemplos con jefe

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El alma de don Restituto y de su consorte era tan simple e ilusionada, que Dios hubiera pecado de cruel si en el momento de llevarlos de este mundo y abrirles la puerta del cielo no hubiese ordenado a San Pedro, acomodador en jefe, que les situase en una platea proscenio, desde donde pudieran ver bien y que los vieran bien a ellos.
Y ¿cómo Simónse nos preguntaráestaba al tanto de esos ascensos y de esas evoluciones de su antiguo jefe, viviendo en aquel humildísimo rincón?.
En fin, que el señor es el jefe electoral de toda esta comarca.
, hablaré con el jefe, y trataremos de complacerle a usted.
, hable usted con el jefe, que, si quiere, mucho puede hacer.
Si el día antes hubiera hecho las averiguaciones que acababa de hacer respecto de este personaje, en el acto habría roto con él todo género de relaciones: ¿cómo no proceder así desde el momento en que estaba abocado a ser título de Castilla? ¿Qué diría la aristocracia vieja si le veía cultivando el trato de un charlatán semejante? Pero ¿sería tiempo todavía de evitar algo que sospechaba? ¿Estaría Julieta tan resuelta como él a cortar todo trato con aquel hombre? Pero si no lo estuviera, ¿cuándo mejor que entonces habían de servirle de algo sus derechos de padre y de jefe de familia?.
Este don Celedonio era sucesor de aquel jefe del partido republicano de Tarazona, ciudadano de gran desparpajo y barba bipartita, como ubre de cabra.
Surgen las Cortes mucho antes que en los países septentrionales de Europa, y los pueblos españoles se gobiernan y regulan sus gastos por sí mismos, viendo sólo en el monarca un jefe militar.
Cuando sorprendía al repitiendo en las Claverías los chismes de abajo, le amenazaba con toda su autoridad de jefe de la familia.
El chantre es, por derecho, el jefe de los cantores, y el chantre es un canónigo cualquiera, que nombra Roma sin oposición y que no conoce ni una nota del pentagrama.
La nación era una República teocrática, y el verdadero jefe el arzobispo de Toledo.
Era la justicia patriarcal y sencilla del buen rey de las leyendas saliendo por las mañanas a la puerta del palacio para resolver las quejas de sus súbditos, el sistema judicial del jefe de cabila sentenciando a la entrada de su tienda.
Y después venían las horas de inquietud por la ausencia de su marido, unas tardes interminables, de angustia, esperando al hombre que nunca regresaba, saliendo a la puerta de la barraca para explorar el camino, estremeciéndose cada vez que sonaba a lo lejos algún disparo de los cazadores de golondrinas, creyéndolo el principio de una tragedia, el tiro que destrozaba la cabeza del jefe de la familia o que le abría las puertas del presidio.
¿Se va? ¡No hay cuidado! ¿Hace falta el meritorio, que era muy útil y muy cuidadoso de los intereses de su jefe? ¡No importa! Ya caerá en la red otro meritorio, otro infeliz, otra victima.
Que don Carlos había padecido mucho en su juventud no cabía duda, él mismo contaba que se vió obligado a trabajar al lado de personas extrañas que le trataron mal, que más tarde tuvo un jefe que le estimó y le impartió franca protección, hasta que le fué dado ponerse al frente de sus propios negocios.
¡Cómo el jefe lo quiere tantodirían pronto le señalará sueldo, y buen sueldo! Entonces será otra cosa.
¡Quiera Dios que salga de allí con la reputación intacta! El jefe, para evitar hablillas y censuras, se disculpará fácilmente.
Para ella, cualquiera forma de gobierno es buena ¡cuándo es buena! Poco le importa que el jefe de un Estado se llame rey o presidente o emperador.
Tal vez, en lo futuro, gozaríamos de vida más tranquila, y, a decir verdad, me halagaba ser el jefe de la casa.
¿Qué haría el inexperto escolar, apenas salido del colegio, convertido en jefe de familia? Respondía de su diligencia, de su abnegación, pero no fiaba en sus aptitudes.
Has que quieras, estás en tu casa, eres como el jefe de la familia.
El galán, a quien abonaban no sólo particulares prendas sino también nobilísimo abolengo, habló a su jefe, y con toda solemnidad pidió la mano de la señorita.
Baldomero jefe de la casa, esta no se desvió en lo esencial de los ejes diamantinos sobre que la tenía montada el padre, a quien se podría llamar.
Barbarita es, pues, pariente del jefe de aquella casa, aunque su parentesco resulta algo lejano.
Izquierdo había sido chalán, tratante en trigos, revolucionario, jefe de partidas, industrial, fabricante de velas, punto figurado en una casa de juego y dueño de una , había casado dos veces con mujeres ricas, y en ninguno de estos diferentes estados y ocasiones obtuvo los favores de la voluble suerte.
Cuando llegó a mi noticia que me acusaban de haber ido al Cuartel General de Moriones a llevar recados de mi jefe, me volé, y aquella misma tarde, habiéndome encontrado a la camarilla en el atrio de la iglesia de San Miguel, me lié la manta a la cabeza, y por poco se arma allí un Dos de Mayo.
Los deseos de aprender que Fortunata manifestaba le agradaron mucho, y sintió que se agitaban en su alma, con pruritos de ejercitarse, sus dotes de maestra, de consejera, de protectora y jefe de familia.
¡Y quién me había de decir a mí que le haría ascos a la comida, yo que jamás le he preguntado a ningún plato por sus intenciones! El estómago se me quiere jubilar antes que lo demás del cuerpo, y ya debes suponer que faltando el jefe de la oficina En fin, qué le hemos de hacer.
¿Cómo va la salud? ¿Bien? Me alegro Conservarse Muy ocupado Junta en el despacho del jefe Abur.
Mis probabilidades de éxito consisten en que las autoridades recientemente puestas por el jefe militar son todas amigas.

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