Ejemplos con inmensidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Va por la inmensidad, arrastrándonos, marcha hacia lo desconocido, sin tropezar con otros cuerpos, encontrando siempre espacio para caer con una rapidez cuyo cálculo da vértigos, y esto dura miles y millones de siglos, sin que él y la Tierra, que le sigue en su fuga, pasen dos veces por el mismo sitio.
Era vergonzoso que el hombre, que sólo aparecía un instante sobre el planeta, un minuto, un segundo, pues su vida no equivalía a más ante la vida de la inmensidad, pasase este soplo de existencia peleándose con el semejante, robándolo, agitado por la fiebre del despojo, sin gozar siquiera la majestuosa calma de la bestia feroz, que, cuando ha comido, reposa, sin ocurrírsele causar daño por vanidad o avaricia.
Todos iban embarcados por la inmensidad en el mismo navio: la Tierra.
Pero si me preguntáis por el Dios personal inventado por las religiones a semejanza del hombre, que saca el mundo de la nada, dirige nuestras acciones, guarda las almas clasificándolas por sus méritos y comisiona hijos para que bajen a la tierra y la rediman, buscadlo en esa inmensidad, ved dónde oculta su pequeñez.
Es esa inmensidad que nos espanta con su grandeza y no cabe en nuestro pensamiento.
Parecían grandes porque estaban muy próximas al hombre, ocultándole la inmensidad.
Y sin embargo, era de una pequeñez insignificante, comparada con la inmensidad que ocultaba, menos que la parte infinitesimal de una molécula: nada.
Las religiones, queriendo explicar el origen del mundo, palidecían y se achicaban ante la inmensidad.
Su rapidez era insignificante comparada con las distancias de la inmensidad.
¡Ensueños de hormiga!, ¡menos aún! El mismo Sol, que nos parece inmenso comparado con nuestro globo, no es más que un átomo de la inmensidad.
Vosotros vais por la inmensidad agarrados a un proyectil que marcha vertiginosamente, y engañados por vuestra pequeñez, creéis vivir inmóviles en una catedral muerta ¡Y estas velocidades no son nada comparadas con otras! El Sol, a cuyo alrededor giramos, cae y cae en el vacío, llevando pegados por la atracción a sus flancos a la Tierra y los otros planetas.
¿Cómo haceros entender la inmensidad del mundo? No creeréis, como creían nuestros abuelos, que la Tierra está inmóvil y es plana, y que el cielo es una cúpula de cristal donde Dios hincó las estrellas como clavos de oro y pasea el sol y la luna para iluminarnos.
Vosotrosdijo Gabrieltenéis los ojos cerrados para la inmensidad.
La noche era calurosa, y ellos, habituados al encierro y el silencio de las Claverías, sentían la alegría de la libertad permaneciendo en aquel balcón, con Toledo a sus pies y la inmensidad del espacio ante sus ojos.
¿Dónde estaba en este infinito el Dios que fabricaba la tierra en seis días, que se irritaba por el capricho de dos seres inocentes sacados del barro y hechos carne de un soplo, y hacía surgir de la nada el sol y tantos millones de mundos, sin más objeto que alumbrar este planeta, triste molécula de polvo de la inmensidad?.
Unos cuerpos se atraían a otros girando por el espacio a razón de millares y millones de leguas por minuto, y toda esta nube de mundos caía y caía, sin pasar dos veces por el mismo punto de la silenciosa inmensidad, en la que surgían otros astros y otros y otros, así como iban perfeccionándose los instrumentos de observación.
Aquel infinito por el que en otro tiempo revoloteaban las legiones de ángeles, y que servía de camino a la Virgen en sus descensos terrenales, se poblaba de pronto de miles de millones de mundos, y cuanto más potentes eran los instrumentos inventados por el hombre, mayor se hacía su número, prolongándose las distancias en una inmensidad que causaba vértigos.
¿Cuál fue el primer Luna que entró al servicio de la Santa Iglesia Primada? El jardinero, al hacerse esta pregunta, sonreía satisfecho, y sus ojos miraban a lo infinito, como queriendo abarcar la inmensidad del tiempo.
Veo patente la inmensidad, la omnipotencia del amor, único fin de la vida.
Creía en lo maravilloso, en la influencia astrológica, sintiendo que la calma augusta de la inmensidad se filtraba en su ánimo.
¿Temes? ¿Por qué, mi dulce niña? ¿Sabes acaso que hace mucho tiempo me robó el corazón una chiquilla graciosa y bella? ¡Ah! Piensa que ese amor fué un delirio un sueño fugitivo, algo así como esos alcázares de nubes, palacios de plata que forma el viento de la noche en la serena inmensidad de los cielos, brillantes edificios que duran un instante, y luego se desvanecen, dejándonos ver un reguero de astros.
Es decir: abarcar de una ojeada el mar, la población y el campo, no teniendo sobre mí otra cosa que la inmensidad del cielo:.
Rocas formidables, olas, playa con caracolitos, praderas verdes, setos, callejas llenas de arbustos, helechos y líquenes, veredas cuyo término no se sabía, caseríos rústicos que al caer de la tarde despedían de sus abollados techos humaredas azules, celajes grises, rayos de sol dorando la arena, velas de pescadores cruzando la inmensidad del mar, ya azul, ya verdoso, terso un día, otro aborregado, un vapor en el horizonte tiznando el cielo con su humo, un aguacero en la montaña y otros accidentes de aquel admirable fondo poético, favorecían a los amantes, dándoles a cada momento un ejemplo nuevo para aquella gran ley de la Naturaleza que estaban cumpliendo.
Igualdad, palos de telégrafo, cabras, charcos, matorrales, tierra gris, inmensidad horizontal sobre la cual parecen haber corrido los mares poco ha, el humo de la máquina alejándose en bocanadas majestuosas hacia el horizonte, las guardesas con la bandera verde señalando el paso libre, que parece el camino de lo infinito, bandadas de aves que vuelan bajo, y las estaciones haciéndose esperar mucho, como si tuvieran algo bueno Jacinta se durmió y Juanito también.
Allí la puerta de Toledo ¡qué soberbia arquitectura! A la otra parte la fábrica del gas ¡oh prodigios de la industria! Luego el cielo espléndido y aquellos lejos de Carabanchel, perdiéndose en la inmensidad, con remedos y aun con murmullos de Océano ¡sublimidades de la Naturaleza! Andando, andando, le entró de improviso un celo tan vehemente por la instrucción pública, que le faltó poco para caerse de espaldas ante los estólidos letreros que veía por todas partes.
Detrás de esta tocata reinaba el augusto silencio del campo, como la inmensidad del cielo detrás de un grupo de estrellas.
Ni aun las ramas más altas de los árboles de la huerta se movían, y el disco de Parson, inmóvil, miraba a la inmensidad como una pupila cuajada y moribunda.
Siempre que arrojaba un hueso, parecía que lanzaba a la inmensidad del pensar general una idea suya, calentita, como se arroja la chispa al montón de paja para que arda.
A veces esta brusca revuelta dependía de una palabra, de una idea caprichosa que pasaba volando por su espíritu, como pasa un pájaro fugaz por la inmensidad del Cielo.
Si gustáis, señores, que os diga en breves razones la inmensidad de mis desventuras, habéisme de prometer de que con ninguna pregunta, ni otra cosa, no interromperéis el hilo de mi triste historia, porque en el punto que lo hagáis, en ése se quedará lo que fuere contando.

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