Ejemplos con inflamadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se utiliza en sahumerios para problemas de la piel y en infusión para calmar la tos, como sudorífico, lavar los ojos, manchas en rostro, en gargarismos para las anginas y las encías inflamadas.
Andaba en tratos con viejas tenidas por brujas, consultaba a curanderos hebreos, se encerraba en su dormitorio con toda esta gente sospechosa, y los vecinos temblaban viendo a altas horas de la noche sus ventanas inflamadas por un fuego de infierno.
Esta ruina llegó a tal punto que hay quien asegura haberle visto pegando calcografías en los cristales en compañía de aquella niña grande y, lo que es más absurdo, ella dando a la cuerda sujeta a un árbol por el otro cabo y él con las mejillas inflamadas y los cabellos pegados a la frente saltando y gritando ¡tocino! ¡tocino! Realmente hay cosas que la imaginación no puede representarse.
Los cafés, desbordantes de público, lanzaban por las bocas inflamadas de sus puertas y ventanas el rugido musical de las canciones patrióticas.
Sus ojos, fatigados por la escritura, huían de las ampollas eléctricas del techo, inflamadas en plena tarde, para reposarse en los rectángulos de las ventanas que encuadraban el azul grisáceo de un día de invierno.
Cuando más embebidos se hallaban en ella, sin hacer caso bendito de los gritos y campanillazos que sonaban detrás de la puerta, ábrese ésta con estrépito y aparece la majestuosa figura de don Rosendo Belinchón, en un estado de trastorno difícil de pintar, los cabellos revueltos, algunos de ellos pegados a la frente por el sudor, las mejillas inflamadas, los ojos vidriosos, el nudo de la corbata en el cogote.
Junto a la rampa de bajada estaban los animales de desecho: asnos sin orejas, de pelo sucio y asquerosas pústulas, caballos tristes, cuyo pellejo parecía agujerearse con lo anguloso de la descarnada osamenta, mulas cegatas, con cuello de cigüeña, toda la miseria del mercado, los náufragos del trabajo, que, con el cuero rayado a palos, el estómago contraído y las excoriaciones inflamadas por las moscas verdosas y panzudas, esperaban la llegada del contratista de las corridas de toros o del mendigo, que aún sabrían utilizarlos.
Mirando atrás, vimos que las secas espigas ardían como yesca, inflamadas por algunos cartuchos caídos por allí, y sus terribles llamaradas nos freían de lejos la espalda.
Vuelto entonces de su estupor, indignado de aquella acción inicua, loco de pena y de ira, con las mejillas inflamadas, con los ojos fulgurantes de odio, con las manos crispadas y cogidas rabiosamente a los balaustres, Julián Hidalgo se levanta sobre la punta de los pies y vomita, más que profiere, estas palabras:.
Mi estado es el de un volcán que no necesita sino un débil impulso para lanzar las materias inflamadas que fermentan en su seno.
cuando rugiendo cruzan el éter inflamadas.
Al oír ésta la proposición, se asustó al pronto, pareciéndole que las cosas que Agis meditaba no eran ni convenientes ni posibles, pero tranquilizándola por una parte Agesilao con decirle que el proyecto era laudable y saldría bien, y rogándole por otra el rey que no antepusiese los intereses a su honor y a su gloria, pues que en riqueza no podía igualarse con los otros reyes, cuando los criados de los sátrapas y los esclavos de los procuradores de Tolomeo y Seleuco poseían más hacienda que todos los reyes de Esparta juntos, mas, si oponiendo al lujo de éstos la moderación, la sencillez y la magnanimidad, restableciese entre sus conciudadanos la igualdad y comunión de bienes, adquiriría nombre y gloria de un rey verdaderamente grande, de tal manera cambiaron aquellas mujeres de opinión, inflamadas por la ambición de este joven, y tan arrebatadas se sintieron como por una inspiración hacia la virtud, que ellas mismas incitaban ya y estimulaban a Agis, y enviaban quien exhortara a los amigos, y quien hablara a las demás mujeres, mayormente sabiendo que los Lacedemonios son mandados por éstas más que otros algunos, y que más que sus negocios privados comunican con ellas los negocios públicos.
Las ciudades, inflamadas otra vez por Demóstenes, se sublevaron, los Tebanos acometieron a la guarnición con muerte de muchos, siendo Demóstenes quien les proporcionó las armas, y los Atenienses se preparaban para hacer la guerra con ellos.
-Así lo espero -respondió Caderousse con las mejillas inflamadas por la esperanza y la ambición.

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