Ejemplos con infeliz

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La niña es hija legítima de una hermana de Belarmino, mujer infeliz, viuda de recién casada, que murió de sobreparto, dejando ese recuerdo vivo, esa niña.
¿Qué habrá pasado aquí? ¿De qué talante encontraré a ese Facundo, tan estrecho, el infeliz, de mollera?.
¡Si a la infeliz de doña Basilisa no se le ocurre modificar el testamento! ¡Oh, qué hermosas lontananzas al servicio de los hombres, que es el servicio de Dios!.
Cierto que el infeliz aludía a la Belleza suprasensible y espiritual, que no a la física y perecedera.
Cuantos veían el escaparate pensaban en el infeliz Belarmino.
Pero ¿de quién me estás hablando?gritó el infeliz Peñascales, dominado de pronto por una horrible sospecha.
No parece otra cosa sino que el mundo, extrayendo del TÁRTARO todos los padecimientos y torturas, los ha acumulado sobre su infeliz persona.
¡Un resucitado! ¡Le veo y no me parece Don Juan Manuel! ¡Vengo de la playa, de esperar la barca de ese infeliz Abelardo!.
¡Pobre Pascualet! ¡Infeliz Con su guirnalda extravagante y su cara pintada estaba hecho un mamarracho.
Ahora eran sus hijas las que perseguían a la pobre Roseta, como si la infeliz tuviese culpa alguna.
Era un infeliz, un muerto de hambre , pero muy honrado é incapaz de emparentar con una familia de ladrones.
La gente veía en él algo de la extravagancia misteriosa de su abuelo el pastor, y todos lo consideraban como un infeliz, tímido y dócil.
Le asombraba la fiereza repentina de este vejete, al que toda la huerta había tenido por un infeliz.
¡Válgame Dios, y cómo se pierde una casa! ¡Tan bueno que era el pobre tío ! ¡Si levantara la cabeza y viese a sus hijas! Ya sabían en la huerta que el pobre padre había muerto en el presidio de Ceuta hacía dos años, y en cuanto a la madre, la infeliz vieja había acabado de padecer en una cama del Hospital.
Don Manuel aunque sea al veintedecía el infeliz con esfuerzo supremo.
Marchaban al paso, tímidas, anonadadas, haciendo comentarios en voz baja, siguiendo de lejos a una compañera infeliz que, retorciéndose y gritando como una fierecilla en el cepo, era arrastrada por un alguacil.
¿Por qué quieres llevarte a la pobre anciana? ¡Necio de mí que no acerté a pensar que la muerte estaba tan cerca! No, sí, lo pensé, lo pensé muchas veces, pero siempre la ví lejos, ¡muy lejos! Y ahora venía de pronto, ¡insidiosa, inesperada cruel terrible! El que se muereme decía yoes como un náufrago arrebatado por las olas: lucha por ganar la orilla, todos los que le aman quieren salvarle, y no pueden, y es imposible, todo esfuerzo es inútil y el infeliz pide socorro ¡y parece que no le oyen! ¡Horrible! ¡Horrible!.
Pero no es Linilla, la pobre Linilla, la huérfana recogida en un mesón por un sacerdote caritativo, la niña infeliz fruto de amores que el cielo no bendijo, la que será tu esposa.
¡Dios me libre de ello! Pero, ¿a dónde iremos a parar si Pepillo sigue con esos instintos crueles y depravados? Si viera usted cómo tiemblo al pensar que el mejor día, por cualquier motivo, será, usted objeto de las iras de esa infeliz criatura.
Sufría con paciencia ejemplar al infeliz jorobadito en quien estaban reunidos todos los defectos morales y todas las desgracias físicas.
A qué pensar en la infeliz muchacha a quien tanto amas, porque me amas, ¡sí, me amas con toda tu alma! ¿A qué pensar en esta huérfana que no puede satisfacer tus ambiciones, ni corresponder a ese porvenir con que sueñas a todas horas? Rorró: no olvides lo que te digo hoy, en vísperas de separarme de tí: me olvidarás, y acaso muy pronto,¡yo no te olvidaré!Ya sé lo que vas a contestarme, ya lo sé, pero no lo digas, óyelo de mis labios: Pues si estás segura de que te olvidaré, ¿por qué no rompes ahora mismo los lazos que nos unen?.
Nunca pensé que hería a Angelina en lo más vivo, jamás pude imaginar que la pobre niña supiese la historia de su infeliz madre.
El premio de aquellos certámenes florales consistía en un abrazo cariñoso de la infeliz anciana, la cual apenas podía alargar la mano para acariciar al vencedor.
No me hables de eso, hijo mío, ni me recuerdes a ese infeliz que se hizo hereje, protestante, apóstata.
¿Se va? ¡No hay cuidado! ¿Hace falta el meritorio, que era muy útil y muy cuidadoso de los intereses de su jefe? ¡No importa! Ya caerá en la red otro meritorio, otro infeliz, otra victima.
Compadecí de todo corazón al infeliz magistrado que tendría que echarse al coleto el indigesto fárrago, y temí que de puro aburrido sentenciara en contra de los patrocinados por Castro Pérez.
Era un muchacho pálido, ojeroso, exangüe y consumido por el trabajo, un infeliz, condenado, sin duda, a prisión perpetua en aquel mundo de legajos y mamotretos, siempre inclinado sobre aquella mesita cubierta con un tapete de bayeta verde, delante de aquel tintero de plomo lleno de tinta espesa y natosa.
La infeliz cae rendida, ¡y ya no está para eso!.
La infeliz había quedado huérfana.
Para la festiva y bulliciosa señorita el amor era cosa muy grave y muy seria, con la cual no debía jugarse, sino algo, único en la vida, que se alcanza vivo, noble, duradero y dichoso, que asegura la felicidad o resulta malogrado, pasajero e infeliz, y al cual todo corazón bien puesto, toda alma elevada debe permanecer fiel en todos los instantes de la vida, hasta la hora de la muerte.

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