Ejemplos con impregnas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La necesidad de clasificar y poner nombre a nuestras maneras de pensar, no se satisface sin sacrificio de alguna parte de lo que hay en ellas de más esencial y delicado. De esa necesidad nacen errores y limitaciones que, no sólo adulteran la íntima realidad de nuestro pensamiento en el concepto de los otros, sino que, por el maravilloso poder de sugestión que está vinculado a las palabras, reaccionan sobre nosotros mismos, y ponen como bajo un yugo, o mejor, comprimen como dentro de un molde, el natural desenvolvimiento de la idea que ha hecho su nido en nuestra alma. -«¿Qué filosofía, qué religión profesas, cuál es, en tal o cual respecto, la doctrina a que adhieres?» Y has de contestar con un nombre, vale decir: has de vestirte de uniforme, de hábito... Para quien piensa de veras ¡cuán poco de lo que se piensa sobre las más altas cosas, cabe significar por medio de los nombres que pone a nuestra disposición el uso! No hay nombre de sistema o escuela que sea capaz de reflejar, sino superficial o pobremente, la complejidad de un pensamiento vivo. ¡Y cuán necesario es recordar esta verdad a cada instante! Una fe o convicción de que sinceramente participas es, en lo más hondo de su carácter, una originalidad que a ti solo pertenece, porque si las ideas que arraigan en ti con fuerza de pasión, te impregnan el alma con su jugo, tú, a tu vez, las impregnas del jugo de tu alma. Y además, una idea que vive en la conciencia, es una idea en constante desenvolvimiento, en indefinida formación: cada día que pasa es, en algún modo, cosa nueva, cada día que pasa es, o más vasta, o más neta y circunscrita, o más compleja, o más depurada, cada día que pasa necesitaría, en rigor, de nueva definición, de nuevo credo, que la hicieran patente, mientras que la palabra genérica con que has de nombrarla es siempre igual a sí misma... Cuando doy el nombre de una escuela, fría división de la lógica, a mi pensamiento vivo, no expreso sino la corteza intelectual de lo que es en mí fermento, verbo, de mi personalidad entera, no expreso sino un residuo impersonal, del que están ausentes la originalidad y nervio de mi pensamiento y los del pensamiento ajeno que, por abstracción, identifico en aquella palabra con el mío. La clasificación de las ideas nos da, en un nombre, un vínculo aparente de simpatía y comunión con multitud de almas que, penetradas en lo substancial de su pensar, en lo que éste tiene de innominado e incomunicable, fueran para nosotros almas de enemigos. ¡Ay! cuántas veces los que realmente son hermanos de alma, han de permanecer para siempre separados por esa pared opaca y fría de un nombre, porque la íntima verdad de su alma, donde estaría el lazo de hermandad, no encuentra nombre que la transparente entre aquellos que las clasificaciones usuales tienen destinados para las opiniones de los hombres!

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