Ejemplos con imperceptible

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Puede bucear y mientras lo hace, es imperceptible al enemigo, a menos que haya sido visto sumergiéndose.
Una vez equipado, el dispositivo se combina con el traje para entorno hostil para que, con solo desearlo, su portador pase a ser completamente imperceptible para cualquiera que no vaya equipado con un equipo sensorial especializado.
Como pista en la película para resolver el misterio, Argento nos da una pista visual al principio del film que es imperceptible para el cerebro, como ya hizo en Rojo Oscuro.
Y él, imperceptible molécula en la inmensidad del espacio, ínfimo espectador de la estupenda representación de la Naturaleza, podía abarcar con sus ojos el globo azul ceñido de nubes.
Las dos balas le habían rozado, yendo a clavarse en el muro a una distancia casi imperceptible de su cabeza.
Un leve ruido de ramas tronchadas, una ondulación casi imperceptible del matorral, le llenaron de salvaje alegría.
Febrer, así que cerró la noche, se dispuso a bajar a la alquería, con el gesto hosco, la mirada dura, las manos nerviosas por un imperceptible temblor homicida, lo mismo que un guerrero primitivo al emprender una expedición desde la cumbre al valle.
Separábanse primeramente formando una rendija imperceptible, que se agrandaba con el curso de los siglos.
Los hombres de los diversos que de antiguo dividían a Ibiza distinguíanse unos de otros por la manera de llevar el sombrero y la forma de sus alas, diferencia imperceptible para el que no fuese de la tierra.
Con todo eso, Pereda no ha pasado la línea en materia en que tan fácil era resbalar, siguiendo las huellas de otros naturalistas, y como su franco y bien nacido ingenio no le lleva a pintar lo excepcional y monstruoso, sino a mirar con amplitud la vida, no insiste en el imperceptible punto mórbido, y logra conservar a la heroína la más arrogante y señoril castidad desde el principio hasta el fin de la obra.
Dentro de aquella prisión imperceptible para los ojos, Felicita se consumía lentamente, de fuera, Novillo se detenía estupefacto, sin apenas atreverse a mirar a la amada cautiva.
El maná imperceptible y cristalino alimentaba su cuerpo de campanario tumbado, haciendo circular bajo la piel grasosa ríos purpúreos de sangre caliente.
Reíansele los ojos, las facciones todas, y el sol, indiscreto cronista de los cutis marchitos, jugaba sin temor entre el dorado imperceptible vello que tapizaba las mejillas de la niña, tiñéndolas con tonos calientes de rancio mármol.
Los veteranos que se calentaban al sol, junto a las barcas en seco, al tender su vista, habituada al sondeo de los dilatados horizontes, alcanzaban a ver un punto casi imperceptible, un grano de arena danzando a capricho de las olas.
En Pasajes, tras de la monotonía fatigosa de las montañas reposaron al fin los ojos, viendo extenderse el mar azul, un tanto rizado, mientras los buques, fondeados en la bahía, se columpiaban con oscilación imperceptible, y una brisa marina, acre y salitrosa, estremecía las cortinillas de tafetán del coche, aventando el sudor de la frente de los cansados viajeros.
Algunas veces, allá en el fondo, un punto negro casi imperceptible, un jironcito tenue de vapor, un buque igual al otro, tal vez más grande.
Miranda dejó escapar un imperceptible sonido gutural.
Por el centro de la ría pasaban pequeños remolcadores tirando de un rosario de gabarras, balandros de cabotaje de las matrículas de la costa, navegando lentamente por miedo a las revueltas, vapores que rompían las aguas con imperceptible movimiento hasta pegarse al descargadero.
El Sol era una burbuja de gas inflamado, la Tierra, una imperceptible molécula de arena.
La chiquillería escrofulosa que correteaba por el claustro era la que mejoraba de suerte con la enfermedad del pequeño, cada vez más débil, inmovilizado horas enteras, con una respiración casi imperceptible, sobre el regazo de la madre.
Quedóse luego, pensativa breve rato, sin que denunciase su alteración más que un imperceptible temblorcito en la mano que sostenía la carta, una ligera crispatura en los labios, un torvo reflejo en la vista, fija siempre en la alfombra.
La de Butrón dejó caer ambas manos abatida y dijo con voz acongojada, imperceptible casi:.
El tema, el color verde, crecía en intensidad al alejarse hacia las orillas del mar, allí llegaba al período brillante, a la cúspide de la sinfonía, y lanzándose en pleno cielo, aclarándose en un azul blanquecino, marchaba velozmente hacia el final, se extinguía en el horizonte pálido y vago como el último quejido de los violines, que se prolonga mientras queda una pulgada de arco, y adelgazándose hasta ser un hilillo tenue, una imperceptible vibración, no puede adivinarse en qué instante deja realmente de sonar.
Es la calumnia como los miasmas de los pantanos: se levantan del fango en leve, imperceptible burbuja, se extienden, se difunden, envenenan los aires, y llevan la muerte a todas partes.
La voz de la anciana iba siendo más débil cada día, y a la menor emoción se le apagaba hasta hacerse imperceptible.
En ese caso, esperaremos un poco , indicó en voz casi imperceptible, sentándose en una de las sillas de paja.
Se desprendió de la humanidad, cayó del gran árbol la hoja completamente seca, sólo sostenida por fibra imperceptible.
Sin volverse ni distraerse en la oración, Julián conocía el instante en que se levantaba la señorita y el ruido imperceptible de sus pisadas sobre el entarimado nuevo.
Acaso el instinto de cobardía propio de su raza les moverá a agazaparse breves minutos detrás de un arbusto o de una peña, pero al primer imperceptible efluvio amoroso que les traiga la cortante brisa, al primer hálito de la hembra que se destaque del olor de la resina exhalado por los pinares, los fogosos perseguidores se lanzarán de nuevo y con más brío, ciegos de amor, convulsos de deseo, y el cazador que los acecha los irá tendiendo uno por uno a sus pies, sobre la hierba en que soñaron tener lecho nupcial.
Aunque Nucha no pecaba de burlona, no pudo menos de hacerle gracia el atavío de la jueza, que pasaba por el figurín vivo de Cebre, y a hurtadillas sonrió a Julián mostrándole con imperceptible guiño los collares, dijes y broches que lucía en el cuello la señora, mientras ésta a su vez devoraba e inventariaba el sencillo adorno de la recién casada santiaguesa.

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