Ejemplos con impenetrables

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Protegen hasta cierto punto, pero no son impenetrables debido a la gran variedad de calibres de las armas de fuego.
Emboscaban a los españoles guarneciéndose después en las selvas impenetrables, nunca se dejaban ver durante el día.
Al sur su posición estaba protegida por unas marismas supuestamente infranqueables, y en el norte por unas colinas impenetrables.
Su nombre tan particular se debe únicamente, a que siempre la sede principal de este gobierno estuvo instalada en lo que hoy en día se conoce como el Barrio del Cerrito de la Victoria, que para ese entonces se encontraba en el exterior de las impenetrables murallas montevideanas.
Los colonizadores europeos inicialmente consideraron las montañas como impenetrables, añadiendo a su aversión, era casi cierto que tierras fértiles se extendieran mas allá de estas.
Era de gran porte, de color rojo-dorado, con enormes alas de murciélago y una piel de impenetrables escamas de hierro.
Las ramas colgantes de los mangles se hunden en tierra, echan raíces y se entrelazan formando impenetrables barreras en las que se refugian peces y se adhieren y viven moluscos.
Los jefes llevan cotas de malla de hierro o de duras pieles de animales, impenetrables a las armas enemigas, pero tan engorrosas para ellos mismos, que cuando uno cae en le campo de batalla, ya no puede volver a levantarse.
Aunque, grandes áreas han sido deforestadas para realizar cultivos agrícolas o pasturas, aún se encuentran interesantes bosques impenetrables que albergan especies de aves, mamíferos, insectos y reptiles.
La Rioja estaba cubierta por bosques de árboles ignatos, húmedos e impenetrables, en los que vivían estas especies de animales que, en La Rioja, sólo han dejado sus huellas marcadas en la roca.
La desesperación por lo imposible de superar los impenetrables muros del sacro edificio llevó a Tito a proponer en el consejo de guerra la quema de sus puertas.
Gracias a ellos haremos mas impenetrables nuestras urbes, con grandes muros, almenas y fosos que complicaran la batalla a nuestro enemigo.
Juggernaut también podía crear campos de energía impenetrables a su alrededor.
¿Qué dispone mi señora?preguntó Novillo, inclinándose ceremoniosamente, en la mano un saquito que contenía impenetrables secretos de alquimia cosmética.
Y las tinieblas tornan impenetrables.
Del tiempo transcurrido desde la operación de aderezarse la hermosa cabellera hasta que se puso a almorzar un excelente arroz con pescado, no debo decir nada a mis lectores, pues la tela de la Historia tiene dobleces impenetrables.
Su mirada vagaba errante por entre los puntos de luz, que le parecían impenetrables jeroglíficos trazados en el cielo.
Sin duda que Dios, para ejercitar nuestra actividad mental y aguzar nuestro ingenio, o para dar precio a nuestra fe, ha circundado de tinieblas los grandes problemas metafísicos, los ha envuelto en misterios, impenetrables a veces, pero en lo tocante a la moral, en lo que atañe al cumplimiento de nuestros deberes no hay misterio alguno: todo está claro como el agua.
Las altas regiones del poder han permanecido impenetrables para nosotros, pero ahora nos toca hacer una excursión hacia los elevados lugares, lugares que llamaba el público la , para conocer, aunque no con la profundidad que el caso exige, la fuente del abominable complot, anteriormente descrito.
A veces interrumpía Ana estas comunicaciones impenetrables, diciendo:.
Quiero inferir de lo dicho, que podría ser que yo tuviese alguna gracia déstas, no del no poder ser ferido, porque muchas veces la experiencia me ha mostrado que soy de carnes blandas y no nada impenetrables, ni la de no poder ser encantado, que ya me he visto metido en una jaula, donde todo el mundo no fuera poderoso a encerrarme, si no fuera a fuerzas de encantamentos, pero, pues de aquél me libré, quiero creer que no ha de haber otro alguno que me empezca, y así, viendo estos encantadores que con mi persona no pueden usar de sus malas mañas, vénganse en las cosas que más quiero, y quieren quitarme la vida maltratando la de Dulcinea, por quien yo vivo, y así, creo que, cuando mi escudero le llevó mi embajada, se la convirtieron en villana y ocupada en tan bajo ejercicio como es el de ahechar trigo, pero ya tengo yo dicho que aquel trigo ni era rubión ni trigo, sino granos de perlas orientales, y para prueba desta verdad quiero decir a vuestras magnitudes cómo, viniendo poco ha por el Toboso, jamás pude hallar los palacios de Dulcinea, y que otro día, habiéndola visto Sancho, mi escudero, en su mesma figura, que es la más bella del orbe, a mí me pareció una labradora tosca y fea, y no nada bien razonada, siendo la discreción del mundo, y, pues yo no estoy encantado, ni lo puedo estar, según buen discurso, ella es la encantada, la ofendida y la mudada, trocada y trastrocada, y en ella se han vengado de mí mis enemigos, y por ella viviré yo en perpetuas lágrimas, hasta verla en su prístino estado.
Señora mía, sabrá la vuestra grandeza que todas o las más cosas que a mí me suceden van fuera de los términos ordinarios de las que a los otros caballeros andantes acontecen, o ya sean encaminadas por el querer inescrutable de los hados, o ya vengan encaminadas por la malicia de algún encantador invidioso, y, como es cosa ya averiguada que todos o los más caballeros andantes y famosos, uno tenga gracia de no poder ser encantado, otro de ser de tan impenetrables carnes que no pueda ser herido, como lo fue el famoso Roldán, uno de los doce Pares de Francia, de quien se cuenta que no podía ser ferido sino por la planta del pie izquierdo, y que esto había de ser con la punta de un alfiler gordo, y no con otra suerte de arma alguna, y así, cuando Bernardo del Carpio le mató en Roncesvalles, viendo que no le podía llagar con fierro, le levantó del suelo entre los brazos y le ahogó, acordándose entonces de la muerte que dio Hércules a Anteón, aquel feroz gigante que decían ser hijo de la Tierra.
Un sopor de siglos impenetrables pesa sobre los augustos y sagrados misterios.
Alumbrándose con su luz, recorrió don Román toda la casa, bajó a las cuadras, por si había en ellas alguna res suelta o enredada en sus peales, cercioróse de que estaba bien cerrada la portalada, soltó el mastín, que ya le esperaba amarrado a la cadena en su garita, y dejóle dueño del corral, como fiel centinela, no por miedo a sus vecinos, ni quizá a los pocos mal afamados del valle, sino por seguir una costumbre inveterada en él, hija probablemente de ese inexplicable temor que infunde, con sus sombras impenetrables y sus extraños rumores, un monte cercano.
Allá donde empiezan los primeros contrafuertes de la cordillera de Nahuelbuta, a pocos kilómetros del mar, se extiende una vasta región erizada y cubierta de cerros altísimos, de profundas quebradas y bosques impenetrables.
Sonó entonces otro toque de cuerna, muy cercano, y de entre los impenetrables secretos del boscaje, surgieron gritos, que más parecían de fieras que de hombres.
Volvió a perder la noción clara y precisa de las cosas, y el tiempo, y Pilar, y don Sotero, y Fernando, y aquella casa y los peligros que en ella pudiera correr, confundiéronse en un nuevo montón de sombras impenetrables, que ofuscaron el horizonte de sus ideas y fueron poco a poco estrechándolas, hasta oprimirlas y asfixiarlas, como asfixian y oprimen los plúmbeos lazos de una horrenda pesadilla.
Así es la fe de los mártires, heroica, invencible, pero risueña y atractiva, ciega, en cuanto a sus misterios, no en cuanto a la razón de que éstos sean impenetrables y creíbles.
En vano su ternura correspondida con igual ardor: un marido celoso levantaba impenetrables barreras entre los dos amantes.
Sólo el objeto de tantos anhelos y cuidados sobrevive, y solo, solo en el mundo, su pecho encierra impenetrables arcanos!.

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