Ejemplos con imitación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y llego ahora a la relación que directamente tiene, con el sentido general de esta plática mía, el comentario de semejante espíritu de imitación.
Género de político podría llamarse al afanoso remedo de cuanto hacen los preponderantes y los fuertes, los vencedores y los afortunados, género de abdicación servil, como en la que en algunos de los encadenados para siempre a la tortura de la sátira por el libro de Thackeray, hace consumirse tristemente las energías de los ánimos no ayudados por la Naturaleza o la fortuna, en la imitación impotente de los caprichos y las volubilidades de los encumbrados de la sociedad.
En sociabilidad, como en literatura, como en arte, la imitación inconsulta no hará nunca sino deformar las líneas del modelo.
Pero no veo la gloria, ni en el propósito de desnaturalizar el carácter de los pueblossu genio para imponerles la identificación con un modelo extraño al que ellos sacrifiquen la originalidad irreemplazable de su espíritu, ni en la creencia ingenua de que eso pueda obtenerse alguna vez por procedimientos artificiales e improvisados de imitación.
La admiración y la creencia son ya modos pasivos de imitación para el psicólogo.
La madre, a imitación de otras dueñas de casa, hacía provisiones para meses y meses, adquiriendo cuantos víveres podía encontrar.
Le molestaba además ver citado por su familia como ejemplo digno de imitación a este pedante, que sólo conocía la vida a través de los libros y pasaba su existencia averiguando lo que habían hecho los hombres en otras épocas, para sacar consecuencias con arreglo a sus opiniones de alemán.
Conoció restoranes nocturnos que eran una imitación de los de París, pero mucho más grandes.
Fuera, los postes del telégrafo parecían una fila de espectros, los árboles sacudían su desmelenada cabeza, agitando ramas semejantes a brazos tendidos con desesperación pidiendo socorro, una casa surgía blanquecina, de tiempo en tiempo, aislada en el paisaje como monstruosa testa de granítica esfinge, todo confundido, vago, sin contornos, flotante y fugaz, a imitación de los torbellinos de humo de la máquina, que envolvían al tren cual envuelve a la presa el aliento de fuego de colérico dragón.
Empujó las hojas y hallose en una gran pieza lóbrega a la sazón, que no era sino el comedor, y por tener cubiertos los muros de una imitación del antiguo cuero cordobés, parecía harto más sombría, ayudando a ello los altos aparadores de roble esculpido, y sitiales de lo mismo.
Posteriormente, esta sección dejó el título de que llevaba por el de , que le puso don Rosendo a imitación de las célebres del.
Las artesanas de Sarrió no han entrado jamás por la ridícula imitación de las damas, tan extendida hoy, por desgracia, entre las de otros pueblos de España.
La habitación era sencilla: dos grandes balcones sobre la Sendeja, con obscuros cortinajes, las paredes cubiertas de un papel imitación de madera, una mullida alfombra y la gran mesa de escritorio con una docena de sillones de cuero, anchos y profundos como si en ellos se hubiera de dormir.
Desaparecen los municipios libres, sus defensores suben al cadalso en Castilla y en Valencia, el español abandona el arado y el telar para correr el mundo con el arcabuz al hombro, las milicias ciudadanas se transforman en tercios que se baten en toda Europa sin saber por qué ni para qué, las ciudades industriosas descienden a ser aldeas, las iglesias se tornan conventos, el clérigo popular y tolerante se convierte en fraile, que copia, por imitación servil, el fanatismo germánico, los campos quedan yermos por falta de brazos, sueñan los pobres con hacerse ricos en el saqueo de una ciudad enemiga, y abandonan el trabajo, la burguesía industriosa se convierte en plantel de covachuelistas y golillas, abandonando el comercio como ocupación vil, propia de herejes, y los ejércitos mercenarios de España, tan invictos y gloriosos como desarrapados, sin más paga que el robo y en continua sublevación contra los jefes, infestan nuestro país con un hampa miserable, de la que salen el espadachín, el pordiosero con trabuco, el salteador de caminos, el santero andante, el hidalgo hambrón y todos los personajes que después recogió la novela picaresca.
Por eso mismo: porque lo que intentáis hacer es una imitación del mal, porque perpetúa una vez más el sistema de violencia y de desarreglo, causa de la miseria.
Convocó a sus micos, reunió a sus íntimos y trazóse un plan encantador de fiestas, bailes y regocijos a beneficio todos de los heridos, entre los que había de llevarse la palma una famosa ideada por Currita, a imitación de la organizada en París por , en el teatro de la ópera, a beneficio de los inundados en Szegedin.
Estaba decidido: abominaría del mundo y sus vanas pompas , se retiraría a un desierto, sería fraile, pero no como aquellos barbudos, malolientes y zarrapastrosos que iban por las calles, alforjas al cuello, sino con arreglo a figurín: frailecillo blanco y melancólico, vestido con franela fina, la cruz roja al pecho y los ojos en alto, como si el lamento tierno, interminable, de las almas heridas: una fiel imitación de Gayarre en el último acto de.
Todo el Viejo Testamento no era más que un fraude, una imitación de las teogonías india y persa.
Tomaba él en serio este género de vida, y cuando tenía dinero, invitaba a sus amigos a en su , dándose unos aires de hombre de mundo y pillín, con cierta imitación mala del desgaire parisiense que conocía por las novelas de Paul de Kock.
Somos monos de imitación Pues sí, convéncete, lo del parecido es ilusión, y las dos lo diré muy bajito, las dos hemos hecho una soberbia plancha.
Porque, ¿qué mayor disparate puede ser en el sujeto que tratamos que salir un niño en mantillas en la primera cena del primer acto, y en la segunda salir ya hecho hombre barbado? Y ¿qué mayor que pintarnos un viejo valiente y un mozo cobarde, un lacayo rectórico, un paje consejero, un rey ganapán y una princesa fregona? ¿Qué diré, pues, de la observancia que guardan en los tiempos en que pueden o podían suceder las acciones que representan, sino que he visto comedia que la primera jornada comenzó en Europa, la segunda en Asia, la tercera se acabó en Africa, y ansí fuera de cuatro jornadas, la cuarta acababa en América, y así se hubiera hecho en todas las cuatro partes del mundo? Y si es que la imitación es lo principal que ha de tener la comedia, ¿cómo es posible que satisfaga a ningún mediano entendimiento que, fingiendo una acción que pasa en tiempo del rey Pepino y Carlomagno, el mismo que en ella hace la persona principal le atribuyan que fue el emperador Heraclio, que entró con la Cruz en Jerusalén, y el que ganó la Casa Santa, como Godofre de Bullón, habiendo infinitos años de lo uno a lo otro, y fundándose la comedia sobre cosa fingida, atribuirle verdades de historia, y mezclarle pedazos de otras sucedidas a diferentes personas y tiempos, y esto, no con trazas verisímiles, sino con patentes errores de todo punto inexcusables? Y es lo malo que hay ignorantes que digan que esto es lo perfecto, y que lo demás es buscar gullurías.
A imitación nuestra, otros muchos de los pretendientes de Leandra se han venido a estos ásperos montes, usando el mismo ejercicio nuestro, y son tantos, que parece que este sitio se ha convertido en la pastoral Arcadia, según está colmo de pastores y de apriscos, y no hay parte en él donde no se oiga el nombre de la hermosa Leandra.
El cual quiso Cide Hamete Benengeli declarar luego, por no tener suspenso al mundo, creyendo que algún hechicero y extraordinario misterio en la tal cabeza se encerraba, y así, dice que don Antonio Moreno, a imitación de otra cabeza que vio en Madrid, fabricada por un estampero, hizo ésta en su casa, para entretenerse y suspender a los ignorantes, y la fábrica era de esta suerte: la tabla de la mesa era de palo, pintada y barnizada como jaspe, y el pie sobre que se sostenía era de lo mesmo, con cuatro garras de águila que dél salían, para mayor firmeza del peso.
Éste es el prado donde topamos a las bizarras pastoras y gallardos pastores que en él querían renovar e imitar a la pastoral Arcadia, pensamiento tan nuevo como discreto, a cuya imitación, si es que a ti te parece bien, querría, ¡oh Sancho!, que nos convirtiésemos en pastores, siquiera el tiempo que tengo de estar recogido.
Hanse de casar las fábulas mentirosas con el entendimiento de los que las leyeren, escribiéndose de suerte que, facilitando los imposibles, allanando las grandezas, suspendiendo los ánimos, admiren, suspendan, alborocen y entretengan, de modo que anden a un mismo paso la admiración y la alegría juntas, y todas estas cosas no podrá hacer el que huyere de la verisimilitud y de la imitación, en quien consiste la perfeción de lo que se escribe.
Cuanto más, que lo más acertado será, para que no me yerres y te pierdas, que cortes algunas retamas de las muchas que por aquí hay y las vayas poniendo de trecho a trecho, hasta salir a lo raso, las cuales te servirán de mojones y señales para que me halles cuando vuelvas, a imitación del hilo del laberinto de Teseo.
Así que, Sancho amigo, no gastes tiempo en aconsejarme que deje tan rara, tan felice y tan no vista imitación.
Y podrá ser que viniese a contentarme con sola la imitación de Amadís, que sin hacer locuras de daño, sino de lloros y sentimientos, alcanzó tanta fama como el que más.
Hízolo así, y todo lo más de la noche se le pasó en memorias de su señora Dulcinea, a imitación de los amantes de Marcela.
Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito, mas, pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron, según él había leído en los libros que tal le tenían.

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