Ejemplos con hostil

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El rompimiento de su padre con ella era, sin duda, la causa de que la Papisa Juana se mantuviese alejada de esta rama de su familia, tratando a Jaime con hostil despego.
Sus lágrimas, surgiendo de pronto en este ambiente hostil, podían ser una señal de combate, iban a producir la explosión de todas las cóleras contenidas que adivinaba en torno de ella.
Cesaron las conversaciones mantenidas a media voz, y un silencio hostil y penoso empezó a gravitar sobre todos aquellos hombres.
¡El mar! Pensaba, sin saber por qué, en los más remotos ascendientes de la humanidad, en los primeros hombres, miserables, apenas salidos del animalismo original, martirizados y repelidos de todas partes por una Naturaleza hostil en su exuberancia, como el cuerpo joven y vigoroso anula o aleja los parásitos que se empeñan en vivir a costa de su organismo.
Allí no se bromeaba con el amor, no se perdía el tiempo en galanteos, o la indiferencia hostil, o el noviazgo honesto para casarse cuanto antes.
El reía de estas escenas, viendo en la tenacidad hostil de los cortejantes un motivo de orgullo para Margalida y la familia.
Junto a ella había una silla vacía, y cuando faltaba ésta, el solicitante poníase en cuclillas, a uso moruno, hablando a la muchacha en voz baja durante tres minutos, bajo la mirada hostil de sus adversarios.
Junto a ellas caminaban los pretendientes, escolta tenaz y hostil que se disputaba una mirada o una palabra de preferencia, asediando varios a la vez a la misma moza.
El gigante se dejaba abordar, sin perder por eso su aspecto imponente, duro y hostil.
El capitán se movía con hostil nerviosidad, protestando de la tardanza del cochero.
Los oyentes reían, y el capitán Valls, declarando a gritos su calidad de , miraba a todas partes como si desafíase a las casas, a las personas, al alma de la isla, hostil a su raza por un odio absurdo de siglos.
Eran regidores perpetuos de la ciudad de Palma, marqueses cuyo marquesado había perdido la familia con los entronques matrimoniales, yendo sus títulos a fundirse con otros de la nobleza de la Península, gobernadores, capitanes generales y virreyes de países americanos y oceánicos, cuyos nombres despertaban una visión de fantásticas riquezas, entusiastas partidarios de Felipe V, que habían tenido que huir de Mallorca, apoyo postrero de los Austrias, y ostentaban como supremo título nobiliario el apodo de dado por el populacho hostil.
Sentíase furioso por el mutismo de Margalida, que consideraba un fracaso, por la actitud hostil de los mozos, por el modo insólito con que se había dado fin a la velada.
La carcajada de los atrajo su atención, adivinando confusamente algo hostil para su persona.
Contestaron a su saludo, pero en sus ojos de extraordinaria blancura sobre el rostro tiznado creyó notar Febrer algo de burla hostil, de repulsiva extrañeza, como si fuese él de otra casta, como si hubiera cometido un acto inaudito que le colocaba fuera para siempre de la comunidad humana de la isla.
El relincho de reto, el aullido hostil y burlón, había resonado casi al pie de la escalera de la torre, prolongándose con el fuerte soplo de unos pulmones como fuelles.
¡Nadie! El herrero había desaparecido, la vieja vestida de negro no estaba allí para recibirle colérica con el fulgor hostil de su único ojo.
Y esto en medio de un ambiente hostil, rodeados de ávidas bestias, grandes y pequeñas, que sentían la atracción de su rica carne, y sin otra defensa que el ocultamiento.
Y como si el demonio austral sólo esperase este tributo, cesó el viento Oeste, el buque no tuvo ante su proa la infranqueable barrera de un mar hostil, y pudo entrar en el Pacífico, anclando doce días después en Valparaíso.
Al iniciar Ferragut un saludo, la dama hostil se dignó contestarle, mirando luego a su compañera con expresión interrogante.
Esta pareció dilatarse a impulsos de la confianza, perdiendo su encogimiento hostil.
Sacudió sus lágrimas calladas, escondió sus penas hondas, y comenzó a trabajar en la tierra hostil y ajena.
Pasaba los días enteros al lado de la joven, queriendo reemplazar con su presencia el hostil alejamiento del padre.
Además, aquellas hembras simples, de pasiones instintivas, no podían sentir ante su fealdad la envidia hostil que inspiraban años antes su hermosura y el noviazgo con el cadete.
Le pareció que pasaba de pronto por el ambiente algo hostil, amenazador.
Si la gente no se aparta, abriéndole paso, seguramente hubiese disparado sus puños de hombre forzudo, aporreando allí mismo a la canalla hostil.
Era la curiosidad, la expectación hostil que inspiran siempre los recién llegados.
Miraba el bulto que en la cama hacía Juan Evaristo, pero como su ademán no tenía nada de hostil, Fortunata se iba sosegando.
Desde el punto en que le viera hacer un ademán hostil, ella se le colgaría de las barbas.
En dos o tres funciones a que asistió, figurósele que los curas le hablaban con acento hostil, que el arcipreste le examinaba frunciendo el entrecejo, y que únicamente don Eugenio le manifestaba la acostumbrada cordialidad.

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