Ejemplos con hiperbóreas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La arcaica figura permanecía inmóvil, y sólo la luciente mirada vivía en ella. La clavaba en el altar, buscando sin duda los ojos dulces, entornados, de la santa efigie. Allí, en medio de los esplendores de la ceremonia oficial, de los uniformes, de las vestiduras episcopales, de los cirios, de los cánticos, el hombre era una aparición de la Edad Media, y de un salto -así debía ser en tal lugar- desaparecían seis o siete siglos, y estábamos en el tiempo en que largas procesiones de gente venida de los últimos confines del mundo llenaban las calles de la ciudad romántica, y se engolfaban en la basílica, cantando himnos cuya verdadera traducción no se ha encontrado. Aquel hombre vendría también quién sabe de dónde: de las regiones hiperbóreas, de alguna isla desconocida, de esas comarcas que más parecen pertenecer a la fábula que a la realidad geográfica. Habría andado interminables tierras, guiándose por el chorro de estrellas de la Vía Láctea, y visto caer a su lado a infinitos compañeros de peregrinación, rendidos al hambre, a la sed, al agotamiento de fuerzas, al fuego del sol devorante. Pero a él un espíritu le sostenía, un ángel, lindo como los que en el retablo tremolan estandartes triunfales, le guiaba y le infundía vigor. Y había caminado, caminado, día y noche, cruzando soledades al través de bosques donde aúllan los lobos, encharcado en ciénagas y vadeando ríos, apaleando con el bordón los frutales silvestres para hacer caer la dura fruta, y llenando en los arroyos su calabaza para refrescarse los heridos pies a cada momento, hasta que, desde el Humilladoiro, pudo ver surgir como faros las arrogantes torres de la catedral.
En fin, lectores: yo, -que rara vez sé cómo se llaman las cosas que más me gustan, y que si os he suministrado los anteriores datos botánicos ha sido bajo la responsabilidad de mis libros, que no bajo la mía, -concluiré esta larga disertación repitiéndoos que, por lo que toca a su fisonomía poética y a su aspecto pictórico, el litoral de la Alpujarra trae a la imaginación del viajero presentidas imágenes de África y de América, que estas imágenes le hacen soñar con patios marroquíes sombreados por cortinajes de seda y plata, o con lascivas hamacas sombreadas por el plátano y el caobo, y que, en tal situación de ánimo, no puede uno comprender que, a cinco leguas de allí, aguarden su visita los eternos hielos y las plantas hiperbóreas de la virginal Sierra Nevada.
Tal es la veneración que los habitantes de Delos muestran con esta ofrenda a las doncellas Hiperbóreas.
Cuentan los Delios asimismo que por aquella misma época en que vinieron dichos conductores, y un poco antes que las dos doncellas Hipéroque y Laódice, llegaron también a Delos otras dos vírgenes Hiperbóreas, que fueron Agra y Opis, aunque con diferente destino, pues dicen que Hipéroque y Laódice vinieron encargadas de traer a Ilitegia o Diana Lucina el tributo que allá se habían impuesto por el feliz alumbramiento de las mujeres, pero que Agra y Opis vinieron en compañía de sus mismos dioses, Apolo y Diana, y a estas se les tributasen en Delos otros honores, pues en su obsequio las mujeres, pero que Agra y Opis vinieron en compañía de sus mismos dioses, Apolo y Diana, y a estas se les tributan en Delos otros honores, pues en su obsequio las mujeres forman asambleas y celebran su nombre cantándoles un himno, composición que deben al licio Oten, el cual aprendieron de ellas los demás isleños, y también los jonios, que reunidos en sus fiestas celebran asimismo el nombre y memoria de Opis y de Agra.
Las nieblas hiperbóreas le parecían bien entre los bebedores de cerveza encabezada, pero no en esta clarísima España de esplendente cielo y de sano Valdepeñas enyesado.

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