Ejemplos con himeneo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Otra fuente señala que Laocoonte había profanado la imagen de Febo, cuando se unieron en himeneo delante de la imagen.
Un hijo de Argos y Perimele, padre de Himeneo.
Cuántas, oh Alcinda, a la coyunta uncidas, ¡Tu suerte envidian! Cuántas de himeneo Buscan el yugo por lograr su suerte, Y sin que invoquen la razón, ni pese Su corazón los méritos del novio, El sí pronuncian y la mano alargan Al primero que llega! Qué de males esta maldita ceguedad no aborta! Veo apagadas las nupciales teas Por la discordia con infame soplo Al pie del altar, y en el tumulto Brindis y vivas de la tornaboda, Una indiscreta lágrima predice Guerras y oprobios a los mal unidos.
Nos uniremos en himeneo, ángel consolador.
Pasó el funesto periodo, y por cierto que el bueno de Práxedes manejó los cubiletes con arte maestro para traer mayoría, mas no pudo impedir que la coalición de carlistas y republicanos, diabólico himeneo, trajera setenta o más diputados.
Y no sólo habíamos convenido en que yo no cambiara de religión, sino que ella se mostró cautivada del Cristianismo y deseosa de abrazarlo, para que nuestra común fe bendijera el himeneo de nuestras almas.
En relaciones durante año y medio, tan tiernas y sazonadas que tuvo Himeneo encendidas las teas, rompieron inopinadamente por un fútil motivo.
Medios de evitar esto y de resolver históricamente la cuestión: la empresa en que fracasó Marte, será llevada a término feliz por Himeneo, el más pacífico de los dioses.
Y de pronto, ¡ay!, otro himeneo, cien veces maldito, a perturbar venía la inocente alianza de dos criaturas tan inferiores a las grandezas del Trono.
Aquí derramó Currita algunas lágrimas en aras del honrado Himeneo, cuya antorcha corría riesgo de apagarse, y continuó muy bajito:.
No entendió nada de la perfección humana en el seno de Dios, ni del vino que engendra vírgenes, ni del divorcio de la carne y el espíritu, ni del himeneo místico del alma y el Señor, pero, en cambio, la epopeya de la Pasión, narrada día por día, detalle por detalle, como vista de cerca, la impresionó mucho.
Hasta imaginó que, si por temor a su padre no llegaba a recibirle en su casa, le buscaría en el sagrado tribunal de la penitencia, lo cual facilitaría que las vieran cumplidos sus deseos, al par que él, prodigando consuelos a la víctima del amor mundano, quizá la indujese a desear la verdadera perfección cristiana, trocando los peligros de la pasión y las impurezas del matrimonio por el himeneo místico con el que jamás engaña.
Se advierte que las aspiraciones amorosas de Churi son elevadísimas, no contentándose con la fácil conquista de la mujer, sino pretendiendo la suprema comunión, el himeneo ideal.
«Ven, Himeneo, y tantas le dé a Pales.
La sala del Himeneo, llamada así porque en el centro de ella había un grupo representando la idea del matrimonio en un abrazo de mármol y en dos antorchas que juntaban y confundían sus llamas también de mármol, estaba próxima a la habitación que llamaremos de María Egipcíaca, pero no junto a ella.
Pedro llamando a su amigo, que en aquel momento pasaba por la pieza inmediata-, voy a mandar que os sirvan el almuerzo en la sala del Himeneo.
Era su acento firme y dulce a un tiempo mismo, formado del misterioso himeneo de dos notas que parecen antitéticas: la precisión y la vaguedad.
Don Alberto Lista, cuyos trabajos sobre el antiguo teatro español, aunque pobres de erudición no son tan anticuados e inútiles como creen algunos, advirtió, a mi juicio con razón, que Naharro había tenido muy presente la Celestina, con la cual coincide, tanto en la pasión de la enamorada Febea como en las astucias de que se valen los criados de Himeneo para ocultar su cobardía, cuando acompañan a su señor a la calle de su dama.
Y no sólo habíamos convenido en que yo no cambiara de religión, sino que ella se mostró cautivada del Cristianismo y deseosa de abrazarlo, para que nuestra común fe bendijera el himeneo de nuestras almas.
En la dulce uniformidad de aquella existencia, sucediéndose placenteras las horas, sólo un hecho me sorprendía y maravillaba, y era el despertar de Ignacia, el paso de su timidez a las solturas de un nuevo carácter, y la resplandeciente aurora de su inteligencia, como un fiat lux pronunciado por el dios Himeneo.
Ya el himeneo y las privaciones han roto la venda que ofuscaba la vista de los infelices: aquella amabilidad de Elena es coquetería a los ojos de su esposo, su noble orgullo, insufrible altanería, su garrulidad divertida y graciosa, locuacidad insolente y cáustica, sus ojos brillantes se han marchitado, sus encantos están ajados, su talle perdió sus esbeltas formas, y ahora conoce que sus pies son grandes y sus manos feas, ninguna amabilidad, pues, para ella, ninguna consideración.
-La felicito a usted señorita -le dijo uno de los jóvenes-, por su nueva elección, ¿cuánto hace que volvió usted a uncirse al carro del himeneo?.
El sol que salía, presenció el himeneo, y los pajarillos lo celebraron con sus cantos armoniosos.
Tan luego como el himeneo nos una, tendrás corona y esclavas.
Y el artista, débil de carácter, empezó a pintar lo que no pensaba ni sentía, un Himeneo, unas florecillas, unas necedades.
Habíamos dormido a las mil maravillas en casa de unos gentilísimos recién casados, a quienes otorgue Dios tanta ventura hasta la edad más inverosímil por lo avanzada, como abrigo, satisfacción y descanso encontramos nosotros en aquel novísimo hogar, cuya dirección disputaba todavía el alegre Cupido al grave Himeneo, y donde, sin embargo, aquella noche rindiose principalmente culto a los dioses lares, protectores de la hospitalidad.
A este fin he recibido por esposa, a la que un tiempo fue mi hermana y hoy reina conmigo, compañera en el trono de esta belicosa nación, si bien estas alegrías son imperfectas, pues en ellas se han unido a la felicidad las lágrimas, las fiestas a pompa fúnebre, los cánticos de muerte a los epitalamios de Himeneo, pesados en igual balanza el placer y la aflicción.
Dagiore había echado la casa por la ventana, siguiendo en esto la práctica invariable de sus paisanos acomodados, que tratándose de un himeneo o de una inhumación olvidan sus inveteradas ideas de economía para ser gloriosamente fastuosos.
Éste se sintió tan aburrido desde que los procuradores cesaron de visitarle, que, temiendo adquirir una enfermedad, cedió a los consejos del cura, humillando su ruda cerviz al yugo de Himeneo.
La mala suerte de mi amigo quiso que entre tanto marido como llega a una edad avanzada diariamente con la venda de himeneo sobre los ojos, él sólo entreviese primero su destino y lo supiese después positivamente.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba