Ejemplos con hallaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No acierto a explicarme cómo aquella señora hallaba placer en vilipendiar a un anciano que, además, ostentaba la respetable investidura de magistrado.
Y salía tras ellos azorado, y se los hallaba comiendo, en un mismo plato, sendos pasteles de crema en el ambigú de la casa.
Pero ¡ni por ésas! Don Simón, nuevo en el oficio, hallaba en cada trámite casos y cosas que le aburrían, quizás más que las dificultades materiales del camino.
Esto lo sabía muy bien don Simón, y para mayor pesadumbre, ignoraba, a aquellas horas, la actitud en que el hidalgo se hallaba con respecto a él, pues la única carta en que había contestado a las muchas que se le escribieron desde la ciudad pidiéndole su apoyo, tanto tenía de dulce como de amarga.
Dije a la duquesa que no me hallaba bien de salud y que iba a la aldea a reponerme.
Novillo se hallaba en las últimas.
Llegó Novillo cuando la duquesa se hallaba en aquella disposición antitaurina y antiamorosa, llegó el criado anunciando que el coche estaba dispuesto, llegó Patón, vestido de jornada, con botas altas y capote.
Como mi padre ha vivido fuera de la realidad, se conduce siempre con desparpajo que asusta y admira, así es que, al poco rato de conversación con la duquesa, y como quiera que se hallaba bastante agitado, comenzó a dispararle versos amatorios, un tanto velados todavía, más por artificio que por timidez, declarando que no en balde la señora se llamaba doña Beatriz y que él, como el Dante, subía del infierno de Compostela al paraíso de su presencia y protección.
Su cara se hallaba al nivel de aquella tierra que en otros tiempos había trabajado su padre.
Este movimiento de la huerta hacia la barraca de su enemigo era una prueba de que se hallaba grave.
Ahora mismo se hallaba en una de esas situaciones difíciles, algunas deudas antiguas las había satisfecho con la paga de Navidad de sus arrendatarios de la huerta, pero necesitaba con urgencia ocho mil reales, pues el invierno exige grandes gastos.
¿Qué sentimiento era aquél que no me apartaba de Angelina, y que, sin embargo, me arrastraba hacia Gabriela? Me acusaba yo de infidelidad para con Linilla, repasaba mis actos uno por uno, y aunque me hallaba yo inocente, me condenaba yo con la severidad del juez más recto, y me proponía alejarme de Gabriela.
Cuando por las mañanas, al salir de mi cuarto, buscaba yo a la gentil doncella, y esperaba encontrarla en el comedor, me hallaba yo a Juana, muy engestada, y mohina.
Para mayor tormento del pobre muchacho, los dos viejos cínicos del cafetín hablaban a gritos, y por más esfuerzos que hacía, sus palabras le obsesionaban, le hacían olvidar su papel de poeta desesperado e infeliz, del que en el fondo se hallaba satisfecho.
Desconocí el sitio en que me hallaba, me volví del otro lado y seguí durmiendo hasta las ocho de la mañana.
Juanito contestaba con vehemencia, pero su pensamiento se hallaba a cien leguas de lo que decía.
Los únicos que mantenían la algazara de la fiesta eran los que, tostados y sudorosos, salían por las puertas del sol golpeándose amigablemente con las arrugadas botas y las vacías calabazas, dando a entender a gritos que el contenido de aquéllas se hallaba en lugar seguro y servía para algo.
Iba al despacho del poderoso Morte, a aquella Meca de la fortuna, y sentía una inmensa extrañeza al ver que la gente no mostraba la menor impresión, que el cielo estaba azul, que todo se hallaba como siempre y no surgía la más leve señal exterior para hacer saber al mundo que el gran genio se había equivocado por primera vez aconsejando la baja.
Cuadros, a quien la derrota había privado de fuerzas para discutir su pretendida infalibilidad en jugadas de Bolsa, contestaba afirmativamente al viejo y parecía aceptar todos sus consejos, mas no por esto se hallaba menos decidido a seguir a su grande hombre, sosteniéndose a la baja, como medio seguro de conquistar los soñados millones.
Aquel silencio matizado por los ruidos propios de la noche hacía imaginarse a Juanito que se hallaba en un tranquilo pueblo, lejos de una vida en la que sólo había encontrado hondos pesares.
Lo único que había podido sacar en claro era que se trataba de una congestión cerebral de las peores, y que el enfermo, por haber pasado a la intemperie gran parte de la noche, se hallaba en ¿cómo decían aquellos tipos? ¡Ah, sí! en un medio patogénico que había preparado el efecto terrible de la mala noticia.
Al propio tiempo hallaba vivo placer en ciertas lecturas extrañas a la Farmacia, y que antes le cautivaban poco.
Cuando Juan se hallaba en esta situación, llegaba hasta desear permanecer en ella, aún más, llegaba a creer que seguiría.
Hombre de elevadas ideas y de inmenso amor a la ciencia, hallaba su más puro goce en la observación y estudio de los prodigios con que el genio del siglo sabe cooperar a la cultura y bienestar físico y perfeccionamiento moral del hombre.

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