Ejemplos con graciosísimo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El chulo era el original graciosísimo de nuestro compadrito porteño.
De pie en el puentecito, iba contestando a los saludos de los vecinos, que pasaban riendo como si fuesen a presenciar un espectáculo graciosísimo.
¡Pues muy mal hecho! ¡Lástima de tiempo perdido!le interrumpió Isabel Mazacán con un mohín graciosísimo.
A pie van también la chula y su amante, ella orgullosa, él celoso, haciendo ambos mutua ostentación de sus personas: el mozo con calzado de lo fino, pantalón ajustado, pavero y chaquetilla de pana: la chica con el cabello ensortijado, un peinecillo en cada rizo, pañuelo de seda caído sobre la espalda porque no oculte lo primoroso del peinado, y sobre los hombros el gran mantón de Manila que se empeña en los apuros, y por entre cuyos largos flecos asoman a cada paso dé su graciosísimo andar los bajos limpios y los pies chicos.
Nucha vio entonces el rostro redondeado, hoyoso, graciosísimo y correcto a la vez, como el de los amores de bronce que sostienen mecheros y lámparas.
-Será un disputar graciosísimo -dijo Amaranta- porque cada cual pedirá esto y lo otro y lo de más allá.
-Sí, ¿no sabes que ahora voy todas las noches a una reunión de hombres solos donde se trata de política? ¡Encantadora, deliciosa es la política! Pues te diré: nos juntamos en una casa de la calle de la Santísima Trinidad y allí estamos horas y más horas hablando de la democracia y del servilismo, diciendo perrerías de los frailes escribiendo a trozos el graciosísimo papel satírico que se llama el.
Y, dejando a su señor, se fue a buscar al bachiller, con el cual volvió de allí a poco espacio, y entre los tres pasaron un graciosísimo coloquio.
Es graciosísimo, convenga usted en que es saladísimo.
Grandes bosques de árboles centenarios, cubiertos de musgo y liquen, rodeaban por todas partes un lago diáfano y sereno, en una de cuyas orillas, y sobre imponentes peñascos, se elevaba el castillo, residencia real, el castillo era ya muy antiguo y de arquitectura grandiosa, sus torres, cercadas de balconcillos calados de granito, se reflejaban en el lago, y la yedra, trepando por los muros, daba graciosísimo aspecto a la azotea, en cuyo borde unas estatuas de mármol, amarillosas ya con la intemperie, se inclinaban para mirarse en el lago también.
El tal tratado de urbanidad era graciosísimo.
— Sois graciosísimo.
A la edad de trece años, Pantaleón, que tal era su nombre, fue traído a Lima por el padrino, quien lo dedicó a aprender el empirismo rutinero que en esos tiempos se llamaba ciencia médica, y de que tan cabal idea nos ha legado el Quevedo limeño Juan de Caviedes en su graciosísimo Diente del Parnaso.
Asensio era graciosísimo hablando castellano, no había palabra que.
Así, el hecho graciosísimo de un joven que había tenido que pasarse una noche encaramado en un árbol, para no ser apaleado por un padre feroz, me tentó un día, y lo escribí con alusiones desgraciadamente tan claras, que uno de los interesados en el asunto, don Sofanor Vinuesca, opositor de primera fila y hombre de malas pulgas, se puso en campaña para saber quién era el indiscreto escritor y pedirle cuenta y razón del suelto que había hecho reír a toda la ciudad a su costa y a la de otros miembros de su familia.
-¿No te parece que es graciosísimo? -preguntaba Gaité, muerta de risa después de referirle su conversación con Orazio.
La verdad, fue un caso graciosísimo.
Fuimos a parar a la rinconada próxima al pórtico del venerable convento de monjas, y allí, por extraño encadenamiento de ideas, me acordé de un poema burlesco, graciosísimo, que Narciso Serra nos había recitado con prodigiosa memoria en el banquete de Torrejón.
Es graciosísimo.
Carolina mira hacia su mamá, y viéndola engolfada en conversación con la otra señora se vuelve hacia sus amigas, y haciendo un graciosísimo gesto en el que se revela su disgusto, les dice lacónicamente:.
-Una mañana estuvo aquí un diputado andaluz, que es hombre graciosísimo.
Nicolás Luis un mote graciosísimo.
Cuando esto último sucedía, el Cuerudo regresaba a los almacenes diciendo que no había sacado en la lucha ni un rasguño, y que había derrotado a la partida con suma facilidad, siendo graciosísimo al escuchar la cantidad de detalles y minuciosidades con que el Cuerudo adornaba aquella pelea imaginaria.
Los paisanos se fueron en seguida al rededor del fogón, donde los esperaba el mate, y la conversación se hizo general, pasándose la mañana entretenidísimos con los cuentos y chistes del amigo Julián, que era un paisano graciosísimo y muy amigo de emplear en la conversación refranes y compadradas.
Quien no tiene usado el genio de esta gente, que hay naciones enteras tocadas de este achaque, admírase a los principios de tan exótica monstruosidad, pero, en sondando el extravagante porte, hace graciosísimo deporte, que el cuerdo de todo sale airoso por el atajo de la galantería.
Dolores hizo un graciosísimo mohín, y después, poniéndose algo seria, le contestó:.
-Por argo hice yo que me prometiera Dolores pagarme daños y perjuicios -exclamaba momentos después la Lechuguina contemplando con filosófica resignación el cántaro hecho pedazos, mientras, corrido y maldiciente, alejábase don Paco coreado por la mal disimulada rechifla de los vecinos, que en el arroyo de la calle comentaban en pintorescas agrupaciones, de modo chispeante y graciosísimo, la corrida en pelo que acababa de sufrir uno de los más caracterizados injertos de chulo y de marqués de los barrios de Andalucía.
Cierto día, uno de los chambelanes del califa Moawiah fué a anunciarle que un graciosísimo cojitranco llamado Aba-Bahr ben-Kais estaba esperando a la puerta.
No debemos olvidar a Carraspique ni a Barinaga, ni al graciosísimo ateo, ni a la turbamulta de figuras secundarias que dan la total impresión de la vida colectiva, heterogénea, con picantes matices y espléndida variedad de acentos y fisonomías.
Víctor Quintanar, cumplido caballero con vislumbres calderonianas, y su compañero de empresas cinegéticas el graciosísimo Frígilis, los marqueses de Vegallana y su hijo, tipos de encantadora verdad, las pizpiretas señoras que componen el femenil rebaño eclesiástico, los canónigos y sacristanes y el prelado mismo, apóstol ingenuo y orador fogoso.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba