Ejemplos con galopábamos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Galopábamos, aprovechando la fresca de la mañana, y a la derecha en lontananza se veían ya los primeros montes de Tierra Adentro.
Galopábamos a la desbandada.
Galopábamos en alas de la impaciencia y de la curiosidad.
La nube de arena había llamado mi atención antes de empezar el diálogo con Mora, se movía y avanzaba sobre nosotros, se alejaba, giraba hacia el poniente, luego, hacia el naciente, se achicaba, se agrandaba, volvía a achicarse y a agrandarse, se levantaba, descendía, volvía a levantarse y a descender, a veces tenía una forma, a veces otra, ya era una masa esférica, ya una espiral, ora se condensaba, ora se esparcía, se dilataba, se difundía, ora volvía a condensarse haciéndose más visible, manteniendo el equilibrio sobre la columna de aire hasta una inmensa altura, ya reflejaba unos colores, ya otros, ya parecía el polvo de cien jinetes, ya el de potros alzados, unas veces polvo levantado por las ráfagas de viento errantes, otras el polvo de un rodeo de ganado vacuno que remolinea, creíamos acercarnos al fenómeno y nos alejábamos, creíamos alejarnos y nos acercábamos, creíamos descubrir visiblemente en su seno algunos objetos y nada veíamos, creíamos algunos juguetes de la óptica lo que veíamos y descubríamos después patentemente la imagen de algo que se movía velozmente de un lado a otro, de arriba abajo, que iba y venía, que de repente se detenía partiendo súbito luego, íbamos a llegar y no llegábamos, porque el terreno se doblaba en médanos abruptos, subíamos, bajábamos, galopábamos, trotábamos con la imaginación sobreexcitada, creyendo llegar en breve a una distancia que despejara la incógnita de nuestra curiosidad, pero nada, la nube se apartaba del camino como huyendo de nosotros, sin cesar sus variadas y caprichosas evoluciones, burlando el ojo experto de los más prácticos, dando lugar a conjeturas sin cuento, a apuestas y disputas infinitas.
Galopábamos y conversábamos con Baigorrita, sirviéndole a él de lenguaraz Juan de Dios San Martín, un chilenito, de quien hablaré en su oportunidad, y a mí, Mora.
Galopábamos por un campo arenoso, yo iba adelante, Camilo Arias a mi lado, mi gente desparramada.
Hacía algunas horas que trotábamos y galopábamos,.
Galopábamos cruzando las sendas tortuosas de un monte espeso, cuando distinguimos cinco bultos a derecha e izquierda del camino.
El sol no comenzaba aún a disipar el cristalino rocío, que una noche serena había depositado sobre la agreste alfombra de la Pampa y ya galopábamos aprovechando la fresca de una lindísima mañana de abril.
Y mientras esto decía mi primo, galopábamos ya hacia la moruna villa.
Galopábamos por una huella que poco a poco se fue perdiendo, hasta dejarnos entregados al campo raso, sin más indicio de rumbo que el instinto de mis acompañantes.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba