Ejemplos con filósofo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Para ascender al concepto y la emoción de la vida, o situarse en el punto de vista de Sirio, como hace el filósofo, o zambullirse, con todas las potencias, en los dramas individuales.
Belarmino, después de saber que el filósofo hablaría ante señoras, ya no tenía interés ninguno en oírle.
Al cabo de un tiempo prudencial, se le diría que estaba de paso en Pilares un filósofo forastero, al cual le habían invitado a dar una conferencia en el Casino, y si él, Belarmino, quería oírla, puesto que era el único filósofo de la localidad, que le colocarían en una habitación contigua al salón, detrás de los cortinajes, desde donde escuchase sin ser visto.
Se asemejaba a los muertos por el color, como aconsejó el oráculo a Zenón, el filósofo, lo cual, bien entendido, quiere decir que de tanto estudiar en los libros había tomado la palidez de ellos.
Yo no soy todavía del todo filósofo, pero cada día lo soy más.
¿Eres tú filósofo? Creía que tú eras solamente republicano y orador.
Yo también soy aprendiz filósofo.
Aquí y acullá, y en todas partes, la historia del siglo XIX es la historia de la clase mediaclase media más rica y culta allá, más miseranda y cerril acá, la historia de una época de libertad anárquica, la libertad de explotación, torbellino de átomos insensatos e incoherentes, época egoísta y brutal, que pensó suprimir el dolor fingiendo ignorar que lo hubiese, y alardeó de las ideas y la belleza porque las avillanó y sometió cotizable en el mercado, como cualquiera otro artículo de comercio, época, en fin, en que el negociante venció y aniquiló al filósofo y al poeta.
Han oído: un filósofo, y se han dicho, pues vamos a verlo, será un bicho raro.
¿Un filósofo para señoras guapas y elegantes? ¡Bueno será él! exclamó Belarmino, decepcionado.
Según lo convenido, fueron dos estudiantes, socios también del Casino, a invitar a Belarmino si quería oír, desde un escondite, a un filósofo de paso.
Con todo esto, el portal de Belarmino estaba tan concurrido como la escuela de un filósofo de la antigüedad.
Un filósofo no estorba, ni molesta, ni perjudica, siempre que no se le tome en serio.
Él ahora dice que es un filósofo, sea.

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