Ejemplos con fascinadora

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Con sus doce temas Jennifer Paige explora una gama de emociones dando al oyente una fascinadora visión de las experiencias que ha vivido.
El destino, sin embargo, la castiga no permitiéndole darse cuenta de la nulidad de Anatole, pero este castigo, que llega a su colmo con la muerte de Andrei y la comprensión del error cometido, hace que Natasha, fascinadora por sus cualidades exteriores, su gracia y su vitalidad, revele también sus cualidades interiores, por las cuales un sentimiento sincero y los más nobles impulsos corresponden a su aparente ligereza y a su amor por los goces de la vida.
En mi vida he oído hablar de una manera más interesante, más fascinadora.
Fáciles triunfos alcanzaba yo diariamente en nuestras disputas, mas llegó un punto en el cual mi argumentación para ella rica y fascinadora, mi lenguaje armonioso, mi dicción pura, que en sus oídos sonaba como arte lírico de cadencias musicales, no causaban efecto sensible, y eran como los ruidos de la lluvia o del viento.
Segundo: en esto mismo radicaba la fascinadora atracción que sobre él ejercía.
Pero siempre halláis la misma mujer exquisita, de fibra superior, de inmaterial belleza que directamente os habla al alma, más insinuante que fascinadora, más a lo Murillo que a lo Ticiano, más de Calderón que de Lope, más de Cleómenes que de Fidias.
Ahora bien: pues que ya conocéis la y la , y de juro también os han llevado, para que estudiéis las costumbres, a los toros del Puerto y de Sanlúcar, y a las ferias de Mairena y del Rocío, y a la Semana Santa de Sevilla, y de paseo o gran parada a la plaza de San Antonio de Cádiz, y de profana romería a la beata Sierra de Córdoba, y en todas estas habréis encontrado a las más genuinas andaluzas de alto y bajo copete, ora a pie, ora en las ancas de brioso caballo regido por apuesto contrabandista, ora en jumento con jamugas o con maldita la cosa, ora en calesa, calesín o birlocho, ya con vestido a media pierna, pañuelo de crespón encarnado y la cabeza orlada de claveles, ya con falda de espléndidos faralares, valioso mantón chinesco y toca blanca, al gusto de Goya, ya de legítima torera, con monillo, ceñidor y sombrero calañés, ya arrastrando luenga cola de seda y tremolando la clásica mantilla de casco, bandera negra de las españolas contra toda la extranjería, aquí tañendo las castañuelas, y bailando, verbigracia, el , allí cantando, al son de sus palmas, la apasionada , o entonando, con lágrimas en la voz, ¡sin palmas y con suspiros!, la quejumbrosa y lastimera, aquí abriéndose paso con su rumboso meneo entre una turba de majos, que arrojan a sus pies capas y sombreros para que le sirvan de alfombra, allí volviendo valientemente una esquina, y al mismo tiempo la cara en sentido inverso, como fascinadora culebra que no quiere que se escape el pajarillo, es decir, pues que ya habéis visto a la mujer técnica de la , sea duquesa o labradora, generala o cigarrera, en el pleno ejercicio de su privativo poder, de su peculiar gallardía, de su porte soberano, tengo que principiar por advertiros que.
Las dos viejas, que volvían la espalda al segundo grupo, no veían nada, pero Lázaro, que estaba de frente, notaba la expresión atentamente curiosa y fascinadora de aquellos dos ojos, y se preguntaba qué podía haber en su fisonomía y en su persona que pudiera excitar la curiosidad infatigable de aquella señora.
Cierra tus oídos a la música fascinadora de los efectos pasajeros, y oirás en tu interior el habla del Señor Dios.
a su misterioso sortilegio y a la fascinadora orgía que es.
Eran dos pulseras en forma de pequeñas serpientes, todas cuajadas de brillantes, y cuyos anillos de oro esmaltados de vivos colores les daban una apariencia fascinadora.
Todo esto lo veía el desdichado joven como una realidad cruel, irónica y evidente, pero aquella escena infernal era sólo un delirio funesto, una fantasmagoría fascinadora, un ensueño tentador que le fingía el genio del mal.
Don Guillén clavó una mirada fascinadora en Elvira, una mirada de agradecimiento, de amor,.
¡Qué mujer tan fascinadora es esa mistress Erlynne! Vendrá el jueves a comer conmigo, ¿quiere usted venir también? Espero al obispo y a la querida lady Merton.
-''' ¡Ah! ¡Qué puritana tan fascinadora es usted, lady Windermere!.
Cuidar asiduamente, de día y de noche, intereses ajenos, más que si fueran propios, cuidarlos hasta en pequeños detalles que el mismo patrón, muchas veces, ignora, tener la responsabilidad de faltas propias y ajenas, con bien poca esperanza de ver premiados sus esfuerzos, saber hacerse obedecer por sus pares, sin haber sido elegido por ellos, y sin tener que acudir al patrón que, pronto, se cansaría de ser molestado, afrentar odios, desvirtuar vivezas de todo género, rechazar provocaciones, sin permitir que lo puedan tachar de cobarde, ser inaccesible a las tentaciones que lo rodean, como a cualquier cristiano, en esta Pampa de Dios: carreras emocionantes y taba fascinadora, vino seco que parece oro cuando reluce en el vaso, o caña que parece fuego, cuando corre en las venas: es mucho pedir a un hombre.
que había visto y sabía, y lo que podía referirse de cuanto yo había hecho, infundí en Pilita, pues Clara no parecía preocuparse con ello, grandes esperanzas de que en breve acabaría su cárcel, y aunque nada me quedaba que hacer allí, y el cuerpo me reclamaba alimento y descanso, dejábame con gusto vencer de la fuerza fascinadora con que los ojos y las palabras de Clara me retenían a su lado.
Y el gaucho que tiene en mano la taba, en postura de tirar, la mira, callado, la hace dar vueltas al aire, tentadora, extiende el brazo, lo retrae, listo ya, pero sin apuro, esperando que don Servando se decida, y, por fin, lo envuelve a éste, con una mirada suave como terciopelo, fascinadora, y don Servando, tomando su resolución, como la toma el pájaro, al dejarse caer en las fauces de la serpiente:.
Pero la madre no quiere ser fascinadora de serpientes, aunque en el fondo emplee la misma.
Había adelgazado bastante, aumentándose así la fascinadora elocuencia de sus ojos.
-No puedo creer -dijo el padre, alzando la vista y envolviendo a María en fascinadora proyección de ella- que un espíritu fortalecido por el amor divino, como el de usted, se turbe por la verdad que acaba de oír.
Como dicho queda algo más atrás, la patraña -o el ensueño- de Chamijo no había perdido su virtud fascinadora, ni la perdió en dos siglos más.
Las dos viejas, que volvían la espalda al segundo grupo, no veían nada, pero Lázaro, que estaba de frente, notaba la expresión atentamente curiosa y fascinadora de aquellos dos ojos, y se preguntaba qué podía haber en su fisonomía y en su persona que pudiera excitar la curiosidad infatigable de aquella señora.
, había dolor, había remordimientos, había la pasión ciega y el impulso soberano en aquellos ojos, en aquella frente, en aquella boca, en aquellos brazos, bien se veía que aquel soldado caía en la muerte heroica como en el abismo de una tentación fascinadora a que en vano se resiste.
Fáciles triunfos alcanzaba yo diariamente en nuestras disputas, mas llegó un punto en el cual mi argumentación para ella rica y fascinadora, mi lenguaje armonioso, mi dicción pura, que en sus oídos sonaba como arte lírico de cadencias musicales, no causaban efecto sensible, y eran como los ruidos de la lluvia o del viento.
Feliciano, se fue derecho al bulto, se encaminó a la gruta de la fascinadora ninfa, solicitó verla, accedió la ninfa sin recelo, y poco tardaron en encontrarse sentados vis à vis en la elegante salita.
Su talle, donde florecían todas las gracias de la juventud, el ropaje de Norma y la nube de armonía que la rodeaba, completaban aquella figura celestial, purísima, fascinadora.
El cardenal era para él la serpiente fascinadora, y él, él era el pájaro que revolotea de rama en rama sin poder escapar.
»Pero ¡qué diestro era el maldito en esta clase de empeños!, y yo, a pesar de mi fama de insensible y de mi reputación de traviesa, ¡cómo me dejaba conducir por donde él quería llevarme! Al principio su misma frescura me desalentaba algún tanto, porque llegué a temer que en aquel combate a muerte no hubiera más ardimientos que los míos, y que terminara por ir a clavarme yo, como una tonta, en la punta de su espada, pero bien luego observé que me engañaba, cuando vi reflejada en sus ojos, en su voz, en cada uno de sus ademanes, la elocuencia fascinadora del lenguaje que no se habla ni se escribe, pero que se deja leer y penetrar hasta lo más hondo de su sentido.
El valiente patricio, apoyado al tronco de un árbol, escondía el rostro entre ambas manos y sollozaba y derramaba lágrimas hasta el suelo, sin atreverse a mirar a aquella criatura fascinadora a quien tanto amaba y cuya paz él había turbado para siempre.

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