Ejemplos con exhortaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los discursos exhortaban a los oyentes a emprender la jihad.
Mientras sus amigos porteños lo exhortaban a que se sumara al movimiento, el mismo Cisneros lo instó a oponerse a la Junta revolucionaria.
Marcio y Tulo, entre tanto, trataban en Ancio reservadamente con los de mayor poder, y los exhortaban a promover la guerra, mientras los Romanos estaban en disensiones unos con otros, y cuando trabajaban en persuadirlos, porque les oponían la tregua y armisticio de dos años convenido entre los dos pueblos, los Romanos mismos le dieron ocasión y pretexto con haber hecho publicar por pregón, a causa de cierta sospecha, o más bien calumnia, que los Volscos que asistiesen a los espectáculos y juegos debieran salir de la ciudad antes de ponerse el sol.
Movieron al mismo punto de amanecer los enemigos, y ellas, alargando a los jóvenes las armas y encargándoles la zanja, los exhortaban a defenderla y guardarla, porque, si era dulce el vencer ante los ojos de la patria, también era glorioso el morir en los brazos de las madres y de las esposas, pereciendo de un modo digno de Esparta.
Levantóse Dion, y como al comenzar a hablar las muchas lágrimas que corrían de sus ojos le cortasen la voz, los soldados le exhortaban a que tomase aliento mostrándose con él afligidos.
En cada uno de los cinco buques españoles iban dos o tres frailes que, con una cruz en la mano, exhortaban a nuestros improvisados marinos a no rendirse a pesar de la incuestionable superioridad de los holandeses en número, armas, disciplina y condiciones marineras de sus naves.
El populacho, estimulado por la esperanza del saqueo, se había puesto al lado de la guardia burguesa y de los soldados, y los predicadores exhortaban a los fieles desde el púlpito a redoblar su crueldad.
A la mañana temprano, viendo los cónsules al pueblo sumamente inquieto, que por todas partes corría hacia la plaza pública, temieron por la ciudad, y congregando el Senado exhortaban a que mirase cómo con palabras suaves y con proposiciones ventajosas se podría apaciguar y sosegar a la muchedumbre, pues no eran momentos aquellos de pretensiones ni de contender por la autoridad, si tenían algo de juicio, sino más bien tiempo delicado y de urgencia que exigía un manejo de mucha mansedumbre y mucha humanidad.
La mayor parte, y los más robustos, se reunían, y se exhortaban unos a otros a no mirar con indiferencia semejantes vejaciones, sino más bien elegir un caudillo de su confianza, sacar de angustia a los que estaban ya citados por sus deudas, obligar a que se hiciera nuevo repartimiento de tierras, y mudar enteramente el gobierno.
En esto, lo que es la plebe se dispersó y dio a huir, y los principales se juntaron, cuando luego, desvanecida la tormenta y restituida la luz, volvió con esto a reunirse el pueblo, todos buscaban y deseaban ver al rey, pero los principales no se lo permitían, ni les daban lugar para hablar en ello, sino que los exhortaban a venerar a Rómulo, como arrebatado a la mansión de los Dioses, y convertido, de buen rey que había sido, en un dios benéfico para ellos.

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