Ejemplos con espumosas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Células espumosas: son las células predominantes de la arterioesclerosis que fagocitan el colesterol.
Las aguas del , mugientes y espumosas, aplacieron su cantar valiente en una mansedumbre de homenaje, como diciéndole un escucho de amor a la mañana.
Frayburu, negro, en medio de las aguas espumosas, parece una representación del orgullo y de la fuerza de la tierra frente a las iras del mar.
Las olas se metían por entre los resquicios de la pizarra, en el corazón del monte, y se las veía saltar blancas y espumosas como surtidores de nieve.
La rada estaba obscura, con olas espumosas, cortas y gruesas, que saltaban como carneros.
¡Adiós! ¡Buen viaje! , gritaba en varios idiomas la muchedumbre agrupada en las bordas Y el velero fue empequeñeciéndose, como si marchase hacia atrás, saludando con violentos cabeceos las arrugas espumosas que enviaba a su encuentro el invisible volteo de las hélices.
No era de flores, sino de blanca tela o hilos de plata, una mano hábil había plegado el raso blanco, los encajes blancos, los tules blancos, figurando con ellos níveos pétalos y hojas espumosas.
El velo de niebla se iba evaporando ya, y cuando el lago aparecía, las olas espumosas que se alzaban y se deshacían en seguida, producían la misma impresión que dejan las ascensiones rápidas, aturdidoras.
Viéronse aquel día más próximos los elevados montes patagónicos, coronados de nieve, y los hilos de agua que al derretirse la nieve venían saltando por innumerables cañadas y repliegues, juntándose luego para formar risueñas, espumosas cascadas.
Venía bastante crecido, y sus saltos y cascadas espumosas resonaban con mugido profundo en el silencio de la noche.
Aquí no se ven, como en las regiones que tú has visitado, ni montañas de nieve sempiterna, ni carámbanos gigantescos, ni cataratas espumosas desplomándose con ruido espantoso entre las rocas y los abismos.
La vida de Anaconda era breve aún, pero ella sabía de dos o tres crecidas que habían precipitado en el Paraná millones de troncos desarraigados, y plantas acuáticas y espumosas y fango.
Chasqueó las olas espumosas y empezó a llorar desconsoladamente.
»Extendiose la fama, en las ciudades inmediatas y comarcas de alrededor, de que la diosa salida del seno azulado del mar entre el rocío de las espumosas olas, se dignaba poner a la vista de los mortales su poder, o que, por lo menos, a consecuencia de la influencia creadora de los astros, la tierra, en competencia con el líquido elemento, había engendrado otra Venus con su flor de virginidad.
En las mismas mesas en que todo esto estaba a la vista del comprador, se hacía y se despachaba el mate y el mentado chocolate de apolobamba, que bebían con deleite en jícaras espumosas los alegres y matinales círculos de damas y caballeros que rodeaban las mesas, o puestos más acreditados, de aquella especie de café público tenido bajo el esmaltado pavimento del cielo luminoso del Perú.
Ábrese el Chimano en elíptica figura, y, tendido de Este a Oeste, cuando el viento agita sus ondas, las desarrolla sobre hermosas playas, o bien, por algunos costados, van a chocar con trozos de rocas o árboles seculares, y se rompen sonantes y espumosas.
Estaba acostumbrada a que Rosario, mitad por pereza americana, mitad por ese intimismo que caracteriza al amor dichoso, no se vistiese por las mañanas sino de trajes flojos y batas muy espumosas y chorreadas de encajes, muy engalanadas de cintas.
Viéronse aquel día más próximos los elevados montes patagónicos, coronados de nieve, y los hilos de agua que al derretirse la nieve venían saltando por innumerables cañadas y repliegues, juntándose luego para formar risueñas, espumosas cascadas.
Se oían de tiempo en tiempo gritos apagados por la distancia, cuando se estrellaban las espumosas olas cerca de alguna tímida bañadora: y este ruido lo interrumpían risas lejanas y el constante ladrido de un perrillo que jugaba con un niño en el malecón.
Las más desheredadas son las que tienen por todo haber, lagunas amargas y salitrosas, contemplan, éstas, con cierta envidia, sentadas en la tosca amarillenta del áspero lecho de sus despreciadas aguas, espumosas y verdes, a sus hermanas afortunadas.
en las aguas espumosas del Paraná había llegado hasta allí con.
- Combinad ahora todo esto con infinidad de espumosas cascadas, con las pintas rojas de las naranjas o las amarillas de los limones, con los vistosos matices de las piedras, con el blanco de la nieve y con el azul del cielo, agregad, en primer término, las bruscas líneas de las casas, la torre de la iglesia y el humo de los hogares, sirviendo como de alma humana a aquel portentoso conjunto, figuraos, en fin, al sol y a la sombra, con sus poéticos pinceles, armonizando colores, dulcificando tintas y estableciendo el pintoresco claroscuro de una composición tan prodigiosa, y tendréis otra leve idea del arrebatador espectáculo que había aparecido ante nuestros ojos.
-Luego me complacía en ver cómo aquellas ondas, al llegar a la opuesta orilla, espumosas y rugientes, batían y socavaban el vetusto continente, región extraña, donde yo no tenía una voz que me llamara, ni un brazo que se me tendiera.

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