Ejemplos con espléndidamente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Desde las negociaciones originales entre Luis y Manuel, éste último había detenido las hostilidades con el Sultanato de Rüm, se había aliado con su sultán Mas'ud, sin embargo, las relaciones de Manuel con el ejército francés fueron algo mejores que con los alemanes, y Luis fue recibido espléndidamente en Constantinopla.
Hizo que esos chicos tocaran espléndidamente.
Estaban espléndidamente montados, y lideraron la escenografía de la segunda mitad del siglo XVI.
A comienzos del siglo XVII Potosí ya contaba con treinta y seis iglesias espléndidamente ornamentadas, otras tantas casas de juego y catorce escuelas de baile.
De esta manera la dirección espiritual iba adelante espléndidamente y las almas se santificaban.
Afortunadamente intervino el ilustre benefactor Queretano don Juan Caballero y Osio, quien reedificó desde sus cimientos la iglesia y el Colegio, al mismo tiempo que fundaba y dotaba espléndidamente al Colegio de San Francisco Javier.
El friso de escayola, espléndidamente conservado, reviste la puerta con las fauces abiertas y los colmillos de una serpiente o monstruo, arriba de éstas el rey en su trono y a los lados las figuras de guerreros alados.
En su vestimenta: Las mujeres están ataviadas con lujosos y multicolores mantones y sus tradicionales polleras, con blusas blancas y centros de colores diversos, con un sombrero de copa baja, que cubre su cabello largo dispuesto en dos trenzas y espléndidamente adornadas, y botines blancos, este traje trata de expresar o simbolizar a la Cholita Puneña con su traje de gala.
Lo único indudable es que en los siglos XIII y XIV monarcas, municipios y cabildos les empleaban a su servicio remunerándoles espléndidamente, prueba de que gustaban sus obras.
Antes de emprender la marcha, procurando reunir recursos, pidió que se le pagasen atrasos que se le debían de cierta consideración para quien no estaba espléndidamente remunerado: y porque se vea hasta donde llegaba el desorden en la administración de la casa real, he aquí la orden dictada por Felipe IV para que cobrase:.
Cuando tenía dinero lo derrochaba espléndidamente, y cuando no lo tenía, pedíalo prestado, con la intención jamás retractada de no pagarlo nunca, según su axioma favorito: Cobra y no pagues, que somos mortales.
Tres días después pudo Margarita convencerse de que su ilustre amiga y madrina se equivocaba por completo Pedro López había dicho, y millares de lectores lo vieron en , que el ángel de la caridad había sentado sus reales en el palacio de la celestial condesa de Albornoz Fuese o no esto cierto, éralo, sin embargo, que de los cuatro ángulos de la Villa y Corte afluían al palacio preciosos regalos para la , patrocinada por la dama, que iban quedando expuestos al público con grande primor colocados en los varios salones, por las noches, en uno de ellos espléndidamente iluminado y en torno de una larga mesa cubierta por rico tapiz de tintas oscuras, agrupábase un risueño enjambre de jóvenes doncellas y apuestos doncelesasí los llamaba Pedro Lópezque, barajados y confundidos, formando parejas, y más pegaditos entre sí ellas y ellos de lo que la temperatura ordinaria pedía de suyo, dedicábanse a la caritativa tarea de hacer hilas para los infelices heridos del Norte.
Allí brillaba espléndidamente esa fraternidad española en cuyo seno se dan mano de amigo el carlista y el republicano, el progresista de cabeza dura y el moderado implacable.
Después de los saludos de costumbre y las quejas mutuas, juntas todas con las Gámez, llevando Leonardo, Meneses y Solfa cada uno dos mujeres del brazo, pasaron a la sala del ambigú, espléndidamente iluminada, al fondo del palacio.
Vinieron algunas, cenóse espléndidamente y comenzóse el sarao casi a las diez de la noche.
Y los gratificó espléndidamente, lo mismo que a los porteros del palacio.
Sus cejas se arqueaban espléndidamente, su frente era como la primera claridad de la mañana, sus párpados ostentaban la curva de sus pestañas de terciopelo, y su cabellera se anillaba en las sienes con rizos deliciosos.
El mismo día marchó Dantés, sin decir adónde, habiéndose despedido de la tripulación de ''La Joven Amelia'', gratificándola espléndidamente, y del patrón, ofreciéndole que cualquier día tendría noticias de él.
El valiente potro, siempre, aguijoneado por la inmerecida espuela, cruzó como una exhalación las calles de Lima, flanqueó la plazoleta del teatro, espléndidamente iluminada para una función de beneficio, y entró en una de las más bellas casas de Valladolid.
El Toneles cogió por el brazo a Matita de Poleo, llevóselo a un extremo, solitario a la sazón y espléndidamente iluminado por un mechero de gas, y púsose a contemplarlo detenidamente y con expresión complacida.
El sol, un sol otoñal, iluminaba espléndidamente la escena, el reducido patio invadido casi del todo por el lebrillo de lavar, por una higuera despojada de pámpanos y frutos y convertida en tendedero, y por la orza de la lejía, en que uno de los dos rapaces hundía los desnudos brazos, mientras su compañero impacientaba a una gata de morisca piel que sufría pacientemente sus infantiles travesuras.
El señor de Bembibre y doña Beatriz, en tanto, estaban sentados en el hueco de una ventana de forma apuntada, abierta por lo delicioso del tiempo, que alumbraba a un aposento espléndidamente amueblado y alhajado.
Por fin, Ghanem se levantó y encendió las lámparas, alumbrando espléndidamente el salón, y fué a echarse a los pies de la joven.
Tanto gustaron al sultán estos versos, que obsequió espléndidamente a Nureddin y a su suegro el visir, ignorando aún lo del matrimonio y cuanto se relacionaba con su existencia, por lo cual preguntó al visir, después de haber felicitado a Nureddin: ¿Quién es este joven tan hermoso y tan elocuente?.
Y después de remunerar a Felipe del Estero espléndidamente, había conseguido que Juan Otaduy volviese a España.
En el momento en que le sacamos a escena, Antonio, luciendo un pantalón de lienzo de achulado corte, ceñidor color de grana que hacía más intenso el blancor de la pechera adornada con amplio tableado, reducido pañuelo de seda azul a guisa de corbata, y sobre la sien flamante gorrilla, dejaba vagar -repetimos- su mirada distraída por el patio, sin enterarse sin duda de lo intensamente que fulgían los geranios y las margaritas en los maltrechos arriates, de lo espléndidamente que decoraban los muros, renegridos, las trepadoras con sus a modo de faldellines, salpicados de azules campanillas, del artístico golpe de vista que presentaban Rosario la Jaquetona, poniendo de relieve sus arrogancias estéticas, golpeando con el cubo, para poder llenarlo, en las aguas dormidas del pozo de brocal de piedra carcomida, y el gato, que se desperezaba al sol con felinas elegancias, y el gallo, que prisionero entre carrizos, lucía los más bellos tornasoles en la bien alisada pluma.
Es incalculable el postín que le dio entre los super-elegantes de la corte la posesión de tal criado, al cual pagaba espléndidamente y no ponía cortapisa alguna.
A escape, el mejor dentista de Madrid -por supuesto, norteamericano- se encargó de amueblar espléndidamente el tenebroso antro de la boca de don Zoilo con una doble fila de mondados piñones, iguales, relucientes y parejos.
Júzguese lo que añadirían al difundirse la extraña noticia de la boda, y al saberse que don Fortunato, no sólo dotaba espléndidamente a la sobrina del cura, sino que la instituía heredera universal.
A aquella hora, cuando Revenga penetraba en su morada lujosa, en su comedor que la electricidad alumbraba espléndidamente y la leña de encina calentaba, intensa y crujidora, cuando la intimidad del hogar le sonriese, y las golosinas de Nochebuena lisonjeasen su apetito, ¿dónde estaría la abandonada? ¿En qué casucha de aldeanos, en qué glacial dormitorio del Hospicio? ¿Vivía siquiera? ¿Valía más que viviese?.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba