Ejemplos con escotillón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ya en cubierta Prat y Aldea se dirigen resueltamente a la torre de mando del monitor enemigo, Grau al percatase de la acción de los marinos chilenos ordena apresarlos, el teniente peruano de apellido Velarde intenta cumplir la orden de su superior, pero al abrir el escotillón recibe un tiro mortal y fallece.
Al verle don Simón a la luz de la fogata, con aquella cara, con aquel birrete de piel y envuelto desde el cuello hasta los pies en un capotón de monte, creyó estar contemplando a uno de los que él había visto salir alguna vez por escotillón en el teatro, entre llamaradas de resina.
Iba surgiendo del fondo del río una nube blanca con negros manchurrones, algo que subía y subía lenta y continuamente, como una aparición teatral por la boca de un escotillón.
Corrió el tiempo arrastrando sucesos públicos y privados, se fue don Amadeo, salió por escotillón la República, feneció esta, dejando el paso a la Restauración.
Con la operación de venta y algunas compras, se les hizo tarde y tuvieron que quedarse en Bayona, hospedándose en la , donde se les apareció, como salido por escotillón, el gran Chaves, que muy gozoso de verles, informó a su amigo Ibero de la nueva intentona que estaban preparando.
El prófugo había llegado a Madrid, instalándose en la casa de huéspedes de la Milagro, pero a los quince días de estar en ella desapareció por escotillón como había venido.
Las religiones no desaparecen repentinamente, por escotillón, se extinguen lentamente, infiltrando una parte de sus creencias y sus ritos en la religión que las reemplaza.
Eustaquio de la Pertusa, que una mañana se le apareció como por escotillón, sirviéndole el chocolate, según testimonio del propio D.
una sola rueda en el centro, funcionando dentro de un escotillón rectangular, abierto al agua.
sólo sé que llevándome a un gran sótano que hay bajo la sala de armas del castillo, me mostró un agujero al modo de escotillón, de donde arrancan escalones hacia lo profundo.
Porque esto de que le reciban a uno desconocidos emisarios del diablo o de las mismísimas hadas, y le saquen el equipaje sin registrar, y le traigan a este lindo aposento, y no cobren nada, y desaparezcan por escotillón mozos y servidores cuando uno echa mano al bolsillo para darles la propina.
La gente de esta casa se marcha por el escotillón, y esto parece escenario de un teatro.
Aún no habían llegado los resbaladizos pies de mi ama al quinto peldaño, cuando la pesada puerta del escotillón cayó, lanzada por mis manos.
Llegamos a la boca del escotillón, y allí, mientras hería nuestros ojos la tenue claridad que del sótano salía, oímos claramente ruido de monedas.
Mauro cerró el escotillón, riendo con ese gozo felino que da la conciencia de la propia crueldad, y me encontré entre densas tinieblas.
Por esos tiempos no se estilaba que los novios desapareciesen, como por escotillón, para ir á dar el primer mordisco al pan de la boda en una pintoresca casa de campo ó en uno de los elegantes balnearios vecinos á la ciudad.
La mesa estará adornada de viandas y en medio un cordero en una fuente con escotillón, que dando vuelta, descubra un cáliz y hostia, y ha de tener bajada fija para el tablado.
El manteo apareció por escotillón, era el de don Fermín de Pas, Magistral de aquella santa iglesia catedral y provisor del Obispo.
Al verle don Simón a la luz de la fogata, con aquella cara, con aquel birrete de piel y envuelto desde el cuello hasta los pies en un capotón de monte, creyó estar contemplando a uno de los magos que él había visto salir alguna vez por escotillón en el teatro, entre llamaradas de resina.
¡Intrépidos comedores de musarañas, que sois mis amigos antiguos, que habéis vivido a la sombra de la literatura—pipas, melenas y chalinas—y que vais cayendo poco a poco por el escotillón macabro del hospital! Yo siento hondamente vuestra tragicomedia, oh, gran Losada, el músico genial y salvaje, Barrantes, el de la carátula de pesadilla, Alberto Lozano, rubio y señorial como un príncipe, y vosotros también, Dorio, el audaz, Pujana, el intrépido, Roldán, el preciosista, que tiene una enorme sed que sólo se calmará cuando ''Ella'' le llene de tierra la boca, vosotros, que al caer un hermano de esta cofradía de dolor y de absurdidad, acaso tembléis viendo que todo el entusiasmo de vuestra juventud está compensado por un lecho de hospital y un montón de polvo, sin nombre, en un osario.
por escotillón, y todos nos alteramos al verte».
La aparición terrorífica pasaba varias veces ante la puerta de Pepeta, lanzando miradas espeluznantes al coro que hacía la corte a la buena moza, y después desvanecerse por un escotillón: el cafetín donde el Menut, cual nuevo Prometeo, entregaba sus entrañas a las rampantes garras de las águilas amílicas.
Cuando todo el mundo se preparaba a levantarse, de un extremo de la mesa surgió, como por escotillón, un joven escuchimizado color ladrillo, melenudo, que con voz temblorosa y estridente empezó a leer una oda:.
De repente su prosperidad, su boato y grandeza se hundieron como por escotillón, sin que se supiera la causa.
Con la operación de venta y algunas compras, se les hizo tarde y tuvieron que quedarse en Bayona, hospedándose en la Providencia, donde se les apareció, como salido por escotillón, el gran Chaves, que muy gozoso de verles, informó a su amigo Ibero sotto voce de la nueva intentona que estaban preparando.
El prófugo había llegado a Madrid, instalándose en la casa de huéspedes de la Milagro, pero a los quince días de estar en ella desapareció por escotillón como había venido.
Eustaquio de la Pertusa, que una mañana se le apareció como por escotillón, sirviéndole el chocolate, según testimonio del propio D.
El amigo que he nombrado se puso en movimiento, arrastrándonos a Román y a mí, en persecución de la rubia, que yo hubiera abandonado de buena gana, no sólo porque seguramente era una rubia más, sino también porque iba metiéndose en callejas tan laberínticas como obscuras, y así llegamos a la calle de Vanves, hizo alto la rubia, desapareció como por escotillón en la planta baja de una taberna, y momentos después salieron de allí una docena de bandoleros con casquetas altas y blusas azules.
Por eso se habían presentado allí los dos en el momento oportuno, como salidos por escotillón.

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