Ejemplos con entreteníamos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los billetes del periódico nos permitían el goce del teatro: en el Circo de nos entreteníamos oyendo a la Williams, actriz bonita y salada que con el gracioso Rosell representaba el , pieza de circunstancias llena de picardía.
En estas conversaciones nos entreteníamos, cuando me sobrecogió la presencia de dos sujetos que aparecieron por el del , y así lo expreso, porque siempre vi en aquel patinillo disposición semejante a la de un escenario: paredes a izquierda y derecha con puertas practicables, foro de tenduchas arrimadas a una pared con angostos ajimeces, bambalinas de emparrado.
Ved aquí en lo que nos entreteníamos dos descuidados padres de la patria, novel el uno, corrido y desengañado el otro.
Nada, señor: con estas habladurías nos entreteníamos a la salida del trabajo, y uno decía peras, otro decía higos, y pasábamos el rato.
Cortábamos violetas y rosas, y nos entreteníamos en hacer ramilletes, empeñado cada uno en que el suyo fuese el mejor.
Jamás se acercó al corrillo en que nos entreteníamos viendo al Empecinadillo hacer el ejercicio.
Tendidos sobre la caldeada tierra a orillas del río, cuyas frescas emanaciones buscábamos con anhelo, entreteníamos las horas hablando, cantando, o haciendo eruditas disertaciones sobre la campaña tan felizmente emprendida.
Ved aquí en lo que nos entreteníamos dos descuidados padres de la patria, novel el uno, corrido y desengañado el otro.
En estas conversaciones nos entreteníamos, cuando me sobrecogió la presencia de dos sujetos que aparecieron por el foro del Fondac, y así lo expreso, porque siempre vi en aquel patinillo disposición semejante a la de un escenario: paredes a izquierda y derecha con puertas practicables, foro de tenduchas arrimadas a una pared con angostos ajimeces, bambalinas de emparrado.
Nos entreteníamos en contemplar aquella ruda faena cuando Casianilla, mirando al cielo, exclamó asustada: «¡Cristo bendito! ¿No ves el sin fin de aves que giran en el aire trazando círculos con aleteo y greguería infernal? Parece que bajan hacia nosotros.
Con estas jeremiadas entreteníamos las horas de la tarde y de la noche, que eran largas y tristes, porque Lica había suprimido la reunión, y no recibía a nadie.

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