Ejemplos con engaña

El espíritu de Nadd le indica a Kun que vaya a Korriban, y es ahí cuando Nadd lo engaña para que acepte al Lado Oscuro.

Bartlett y Mac, intentan subir a un autobús en el pueblo, pero un agente de la Gestapo engaña a Mac con el truco de revelar la identidad que él siempre le decía a Haynes que no cayese: el agente se despide diciendo en inglés Good Luck! y Mac le responde espontáneamente Thank you!.

Lynn Denlon es una doctora profesional en estado de depresión, engaña a su esposo con otro sujeto y su actitud afecta incluso a sus propios pacientes.

Vuelvo a creer que todo es una broma: su seriedad no me engaña.

Me lo anuncia el corazón, que nunca me engaña ¡No hay quien le mate!.

Don Ignaciobalbucía la leonesausted se engaña, se engaña.

Porque a mí no me engaña su mejoría, está señalada por la muerte.

A mí no se me engaña, ¿lo sabes? ¡A mí no se me engaña! Si vuelvo a saber que has estado con ella, excusas de venir más por aquí.

Pero la juventud se engaña siempre y ¡era yo entonces tan niña!.

Aquí no se engaña a nadie: todo natural.

A veces las pasiones, que no queremos dominar, ofuscan el entendimiento y le llevan a que yerre, a veces el don sobrenatural de la gracia no acude a nosotros porque nos hacemos indignos de él, y entonces también se turba y se engaña el entendimiento.

Pues se engaña, no hemos de visitarla ni por una de estas nueve cosas.

Todo nos engaña la fortuna, la gloria, la amistad, el amor.

La ilusión engaña, la esperanza es una sirena que nos atrae a los abismos.

Sé que te fastidia oír todo esto, pero te lo digo para que sepas que no me chupo el dedo ni se me engaña fácilmente.

Esa mujer le engaña y se burla de él.

Aquí José tiene poca suerte es muy honrado y le engaña cualisquiera.

Como su padre, que el día que no le engaña uno le engañan dos.

En el Cielo únicamente, porque Dios es el único que no nos engaña, el único que no se pone careta de amor para darnos la puñalada.

Mí lógica no me engaña ni puede engañarme.

Si usted me lo manda, sí ¡Ay!, yo creí que matar al que nos engaña, al que nos vende, no es pecado vamos, que no era pecado muy gordo, se me subió la hiel a la cabeza.

¡Tu pobre corazon te engaña una vez más!—¡Entónces hubiera muerto yo tambien! ¡Entónces no estaria aquí!.

¿Y la limpieza de Esperanza, su flor cándida, su pureza, su doncellez no tocada, así la habia yo de aventurar y vender, sin mas ni mas, cebada de esa cadenilla? ¿Estoy yo tan sin juicio que me tengo de encandilar de sus resplandores, ni atar con sus eslabones, ni prender con sus ligamentos? ¡Por el siglo del que pudre, que tal no será! Usted se vuelva a poner su cadena, señor caballero, y mírenos con mejores ojos, y entienda que, aunque mujeres solas, somos principales, y que esta niña está como su madre la parió, sin que haya persona alguna en el mundo que pueda decir otra cosa, y si contra esta verdad le hubiesen dicho alguna mentira, todo el mundo se engaña, y al tiempo y la esperiencia doy por testigos.

¡Ay, amiga de mi alma dijo entonces la otra zagala, y qué ventura tan grande nos ha sucedido! ¿Ves este señor que tenemos delante? Pues hágote saber que es el más valiente, y el más enamorado, y el más comedido que tiene el mundo, si no es que nos miente y nos engaña una historia que de sus hazañas anda impresa y yo he leído.