Ejemplos con enconada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En esta cuestión, Píndaro chocó con otro importante poeta, Baquílides, que había adoptado un punto de vista panhelénico y propugnaba la resistencia enconada ante los persas, que ve como una amenaza sobre el conjunto de toda la Hélade.
Tras varios años de lucha enconada y arriesgada lucha alcanzaría el grado de teniente coronel en las FFI.
El ministerio se complicó de tal manera que los misioneros tenían que salir de noche a ejercerlo y disfrazarse con trajes y oficios humildes y guarecerse en los montes para huir de la enconada búsqueda de los mandarines, que habían puesto a precio sus cabezas.
Desde sus primeros días de existencia faltaron en ella los víveres, y los indígenas de la región presentaron a los españoles una enconada resitencia.
Los ciudadanos de Amberes cerraron las puertas de la ciudad e improvisaron una enconada defensa, durante una hora, favorecidos por la dispersión de las fuerzas francesas por las calles estrechas, entablaron combates cuerpo a cuerpo con éstas por toda la ciudad.
Su combatividad periodística lo llevó a ser objeto de enconada persecución que casi lo condujo al fusilamiento, después de ser preso en la Prisión de Santiago Tlatelolco.
Tras el saqueo de la ciudad continuó avanzando hacia Roma, donde penetró tras hacer fuerte a una enconada óposición.
La historiografía blanca ha tratado con extrema dureza a los hombres que sostuvieron la enconada resistencia de Montevideo, acusándolos de haber vendido la mitad del país para salvar sus intereses.
Las inundaciones de los túneles, los accidentes con las minas, las fiebres que afectaron al comandante Alejandro Farnesio y la enconada resistencia de los defensores de la plaza, que hacía necesaria la construcción de torres fortificadas para la defensa de los atacantes, hizo que el asedio se prolongara más de lo previsto inicialmente.
De esta manera, ambos herederos de las Casas Harkonnen y Atreides, respectivamente, son representativos de la enconada e irreconciliable oposición y odio entre sus Casas, por lo que la Bene Gesserit conociendo el riesgo de que destruyan miles de años de ingeniería genética en caso de que alguno o ambos jóvenes sean asesinados, envía a una de sus discípulas, Lady Margot Fenring, para que seduzca a Feyd y conciba su hijo, salvando esta línea genética para ignotos nuevos planes de la Hermandad.
Saltó Martos de su asiento, como enconada fierecilla, y con aplauso del Congreso dijo entre otras cosas: No está bien que empiecen las formas de la tiranía el día en que se despide el poder monárquico.
A muchos se los tragó el mar en las angosturas, o en los esteros fangosos de la costa Sur, otros murieron en enconada lucha fratricida, a los que se obstinaron en cimentar la absurda colonia, los aniquiló la desesperación, y, por fin, el hambre dio cuenta de los últimos.
Y la feroz , rasgando por su cuenta otro lienzo grande, que no era más que un pingajo corcusido, gritó: ¡Hija de la enconada!.
Una vez cumplido aquel deber elemental, pudo Merino permitirse desdeñosas burlas de los que le llevaban al suplicio en tren de mascarada de la Muerte, con ropa de autos de fe y gemidos de una multitud enconada, aunque al fin compasiva.
Entonces huyó el niño de allí desolado, corrió ciego a la Nursery y se arrojó de cabeza en su blanca camita, con la enconada amargura y la sombría desesperación del suicida que se arroja, solo y sin esperanzas, en un abismo oscuro, negro, profundo El sueño, el sueño bendito, fiel amigo de los niños, suave consolador de todos sus pesares, vino al fin a acallar sus sollozos y contener sus lágrimas, adormeciéndole allí mismo, sin variar de postura, vestido todavía y con sus premios en la mano.
A todos alcanzaba algo de responsabilidad en esta muerte, pero cada uno, con hipócrita egoísmo, atribuía al vecino la principal culpa de la enconada persecución, cuyas consecuencias habían caído sobre el pequeño, cada comadre inventaba una responsabilidad para la que tenía por enemiga.
El licenciado Lobo y el mancebo contribuyeron a calmar la enconada soberbia de su amigo.
A muchos se los tragó el mar en las angosturas, o en los esteros fangosos de la costa Sur, otros murieron en enconada lucha fratricida, a los que se obstinaron en cimentar la absurda colonia, los aniquiló la desesperación, y, por fin, el hambre dio cuenta de los últimos.
Esto fue causa de que entre el público se empeñase una enconada discusión.
Sintióse el fragor sordo del tren que pasó a lo lejos, la lechosidad de la neblina se convertía en oscuridad a poca distancia de los faroles, y Erdosain hubiera querido hablar, explicarle sus desdichas, pero aquel la malignidad sorda y enconada, lo mantenía rígido junto a la doncella, que insistió:.
Y la feroz Hanna, rasgando por su cuenta otro lienzo grande, que no era más que un pingajo corcusido, gritó: «¡Hija de la baranid-dah enconada!».
Una vez cumplido aquel deber elemental, pudo Merino permitirse desdeñosas burlas de los que le llevaban al suplicio en tren de mascarada de la Muerte, con ropa de autos de fe y gemidos de una multitud enconada, aunque al fin compasiva.
De regreso al Cuartel General de Elizondo, expresaron los dos amigos su alegría por la terminación feliz de tan dura, enconada campaña, y cada cual dijo lo que le sugería su conocimiento de hombres y cosas.
El remedio del malestar social y de la lucha cada vez más enconada entre pobres y ricos, ¿cuál es? La pobreza, la renuncia de todo bien material.
Él, por otra parte, estaba muy acalorado contra Alejandro por las ofensas que le había hecho, y esperaba también encontrar su misma casa indispuesta y enconada contra él por las conversaciones que había tenido con Teba.
También ha ganado crédito a todas estas relaciones lo sucedido en nuestros días, porque cuando Antonio se rebeló contra Domiciano se esperaba enconada guerra de parte de la Germanía, y siendo grande la turbación en Roma, de repente y por sí mismo difundió el pueblo la fama de una victoria, corriendo por toda Roma la voz de que el mismo Antonio había sido muerto, y de que, derrotado su ejército, ni señal había quedado de él.
Frío, como sus manos, pálidas aun en el rigor del verano, con una sonrisa inalterable escondida entre el rubio y atusado bigotejo y el puño del bastón, que pasaba y repasaba dulcemente por él, con excursiones rápidas a los contornos inmediatos de las recortadas patillas, los ojos azules clavados en los interlocutores, y el cuerpo blandamente acomodado en el sillón, escuchaba en silencio el palabreo fogoso de la más enconada pelotera, y cuando le tocaba meter baza porque le pidieran su dictamen, o le provocaran a ello de cualquier modo, sin lo cual no desplegaba sus labios, jamás hallaba un desatino, por gordo que fuera, sin su lado sustentable, ni rasgo de cordura que, bien apurado, no se pudiera mermar en una buena porción.
El espíritu de la discordia arrojó un nuevo haz en la hoguera por ambos encendida al ver que amenazaba con extinguirse, y Maricucha recordó los incipientes amoríos del Cartulina con la Marimoña, y Antonio los coqueteos de Maricucha con don Paco, y ambos se aprestaron a continuar la enconada lucha convirtiendo la casa del Trompeta en misterioso campo de batalla.
La bíuora, reptilia o serpiente enconada, al tiempo del concebir, por la boca de la hembra metida la cabeça del macho y ella con el gran dulçor apriétale tanto que le mata e, quedando preñada, el primer hijo rompe las yjares de la madre, por do todos salen y ella muerta queda y él quasi como vengador de la paterna muerte.
Pisó por su ventura yerba fuert enconada,.

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