Ejemplos con dándola

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Él le da muchas explicaciones razonadas de porqué una espada podría haber aparecido en un campo, y le muestra lo irracional que es su idea de Dios dándola una espada.
Halló el Duque en la visita de cárceles un preso encerrado hacia veinticuatro años, le otorgó al punto la libertad, diciendo que tan largo padecer era bastante para purgar el mayor delito, a un sodomita lo mandó quemar, a un letrado que el sábado había dormido con una cortesana, dándola muerte aquella misma noche, le hizo cortar la cabeza el domingo por la mañana.
Basado en un hecho real, Yossi and Jagger retrata la trágica relación que dos jóvenes se empeñan en mantener, uno escondiéndola y el otro dándola a conocer e intentando abandonar el ejército, en un mundo difícil en el que no hay sitio para el amor.
Po salta hacia las hachas que se mueven en forma de péndulo, cortándose el dedo, después cayó en la vasija de metal, dándola vuelta y yendo hacia la zona de las columnas de hierro, haciendo que todas giren y le peguen, hasta que se detienen, y, cayéndose en una de ella, comienzan a girar de nuevo.
Era una inglesa alta, esbelta, de pocas y finas carnes, un cuerpo de gimnasta, en el que los deportes habían contenido las amenas redondeces femeniles, dándola un aspecto juvenil, sano y asexual de bello muchacho.
¿Por qué se asombraba tanto el payés de que él pretendiese a Margalida? No era esto más que la repetición de una eterna historia: la del rey disfrazado y vagabundo enamorándose de la pastora y dándola su mano Y él no era un rey ni estaba disfrazado, sino en una situación de miseria verdadera.
Son la mujer y el hijo de mi nieto, el que trabaja en la obradijo, dándola al mismo tiempo unas cuantas piezas de cobre.
La doctora evocaba las bellezas desaparecidas: la vieja vestidura de estos esqueletos colosales, la capa fina y compacta de estuco que había cubierto los poros de la piedra, dándola una superficie lisa como el mármol, los vivos colores de sus acanalados y sus frontones, que hacían de la antigua ciudad griega una masa de monumentos policromos.
El hidalgo cristiano, al unirse con ella, había creído necesario purificarla con el bautismoel mejor regalo, según las ideas de la época, dándola el nombre de Isabel, en recuerdo de la buena reina.
Y repitió varias veces la cifra, dándola gran importancia por ser dinero suyo: ahorros de la vida en Berlín Además de esto, tenía sus pequeñas alhajas, regalos de amistad, que llevaría con ella.
Primeramente, le había querido con una simpatía pálida y pasiva, porque era bueno con ella, porque la había sacado de su antigua vida de artista errante, dándola la respetabilidad y el bienestar de una mundana que se retira.
Pero al ver la extraña figura que presentaba con sus pegotes de merengue y corriendo medrosa, una carcajada de atolondramiento hinchó su lindo cuello, y como si nada hubiese sucedido, se agarró del talle de Concha, dándola un sonoro beso.
La condesa afectó estar conforme con la reprimenda y la repitió, dándola más fuerza con sus irónicos donaires.
—Bien habias dicho, hija, si la malicia ordinaria no se opusiera a tu discreto discurso, pues está claro que esta imágen hoy en este dia se ha de echar ménos en el aposento que dices, y el dueño della ha de tener por cierto que la persona que con él estuvo se la llevó, y de llegar a su noticia que la tiene algun religioso, ántes ha de servir de conocer quién se la dió al tal que la tiene, que no de declarar el dueño que la perdió, porque puede hacer que venga por ella otra a quien el dueño haya dado las señas, y siendo esto ansí, ántes quedaremos confusos que informados, puesto que podamos usar del mismo artificio que sospechamos, dándola al religioso por tercera persona: lo que has de hacer, hija, es guardarla y encomendarte a ella, que pues ella fué testigo de tu desgracia, permitirá que haya juez que vuelva por tu justicia, y advierte, hija, que mas lastima una onza de deshonra pública, que una arroba de infamia secreta, y pues puedes vivir honrada con Dios en público, no te pene de estar deshonrada contigo en secreto: la verdadera deshonra está en el pecado, y la verdadera honra en la virtud: con el dicho, con el deseo y con la obra se ofende a Dios, y pues tú ni en dicho, ni en pensamiento, ni en hecho le has ofendido, tente por honrada, que yo por tal te tendré, sin que jamas te mire sino como verdadero padre tuyo.
Llegaron a Argales, y cuando creyó el criado que sacaba Avendaño de las bolsas del cojin alguna cosa con que beber, vió que sacó una carta cerrada, diciéndole que luego al punto volviese a la ciudad, y se la diese a su ayo, y que en dándola les esperase en la puerta del Campo.
Dimos luego quinientos escudos al renegado para comprar la barca, con ochocientos me rescaté yo, dando el dinero a un mercader valenciano que a la sazón se hallaba en Argel, el cual me rescató del rey, tomándome sobre su palabra, dándola de que con el primer bajel que viniese de Valencia pagaría mi rescate, porque si luego diera el dinero, fuera dar sospechas al rey que había muchos días que mi rescate estaba en Argel, y que el mercader, por sus granjerías, lo había callado.
Él y su señora la habían recogido huérfana y desamparada, dándola desde entonces buena enseñanza y poco trabajo, pan abundante, y lo que vale más que eso, cariño y sombra.
-No te apure la flema de esta socarrona -dijo Nieves dándola un pellizco en el brazo que estaba más al alcance de su mano derecha-, que aunque no fuera embuste lo que aparenta, aquí estoy yo que me he asombrado por las dos.
Cuando estaba vestida no podía tocarla sin despertar una tempestad de rabia en su esposa que llegaba al delirio lo que veía arrugado su vestido al profanarlo Dagiore dándola un abrazo.
-Las mujeres -agregó dándola de chusco-, necesitan de cuando en cuando que se les asiento la mano.
Así quedó convenido y no tardó mucho el delicioso instante en que José se paseaba muy ufano con ella, dándola el brazo.
La gratitud de Obdulia no tenía límites, pero el Magistral creyó necesario buscárselos mostrándose frío, seco y dándola a entender que «no lo había hecho por ella».
Por de pronto, las cosas iban del mejor modo posible, y la marquesa reconocía que Dios era demasiado bueno con ella dándola lo que la daba por fin y remate de una vida como la suya.
-Quedo haciendo votos por el mejor éxito de tu noble empresa,-dijo ésta dándola un beso en cada carrillo y recibiendo otros dos simultáneos.
-Vaya, niña -contestó su padre muy chancero, dándola unos golpecitos en el hombro,- menos curiosidad y más cachaza.
Y dándola un abrazo bajó presuroso la escalera sin aguardar a más, montó en su jaco y tan deprisa cabalgó que en poco más de una hora estaba en Ponferrada.
-Adiós, hija mía -contestó Águeda, estrechando a la niña contra su pecho y dándola un beso en los rizos de la frente.
-¡Pobrecilla! -murmuró Águeda, atrayéndose a la niña y dándola un beso-.
Vi que hacía ostentación de despreciar la vuelta que el mozo le dio, al mismo tiempo que una pobre anciana se le acercaba, pidiéndole alguno de aquellos cuartos que tanto despreciaba, y, efectivamente, vi que creyó cumplir con lo que debe a la humanidad el que tiene dinero, regalándola con un seco y repetido «Perdone usted, hermana», y dándola un empellón al levantarse, añadió: «Vamos, ya se habrá empezado la sinfonía, y en esta ópera es preciso sacar todo el jugo posible a los doce reales y dos cuartos.
Higinio con los demás compadres, algunos de los cuales, dándola de rumbosos, le dijeron:.

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