Ejemplos con divirtió

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Fueron vencidos por los dioses gemelos Ixbalanqué y Hunahpú: Xbalanqué decapitó a Hunahpú y le volvió a colocar la cabeza lo que divirtió tanto a los malvados señores que les pidieron que los decapitaran a ellos mismos y volvieran después a la vida.
La factura de la obra me divirtió sumamente, para en la lista de personae dramático vino, _______ por el Sr T.
Al igual que otros de sus personajes como Anteojito, Hijitus y Larguirucho, Calculín divirtió a los niños en las hojas de la revista Anteojito.
Es la invocación al gran y único superhéroe latinoamericano vestido de rojo y amarillo que divirtió y enseñó mucho a través de los años.
Meyer se divirtió haciendo el episodio, pensando que la mayor parte de la gente se sentiría identificada con la alegría de quedarse en su casa y faltar a la iglesia, lo cual para él era incluso mejor que perder un día de escuela o salvarse de una inyección cuando era niño.
Cierta vez que el médico, cansado de la monotonía de su existencia, se divirtió en propagar el budhismo entre los rudos contratistas y hasta intentó algunas ceremonias del culto indostánico, a estilo de las que había presenciado en el museo Guimet de París, el cura no manifestó indignación, Bah, cosas de don Luis, chifladuras de los sabios: ya se cansará.
¡Si mamá lo supiera! En fin, que el muy tunante se divirtió todo lo que quiso, y después la del humo.
Ya sé que se divirtió usted en el puente de Suazo con las buenas piezas que llevó allí el Sr.
Me divirtió de lo lindo.
entre los cafetales, y hasta se divirtió el grupo donde lucían.
Estábamos todos sentados en esa habitación el viernes último por la ma­ñana cuando, en el preciso momento en que daba las doce el reloj, oímos como un ruido de alas, salió un po­co de humo del pedestal de la figura ¡y la diosa de la Li­bertad se desprendió, rompiéndose la nariz contra el re­borde de la chimenea! Mary se impresionó mucho, pero fue realmente una cosa tan ridícula, que James y yo es­tuvimos riéndonos un buen rato, y papá mismo se divirtió.
Y le erigiremos un buen sepulcro por lo mucho que me divirtió en vida, y aun después de muerto, pues me ha dado ocasión de oír la historia del joven cojo, la del barbero con sus seis hermanos y las otras tres historias.
Faustino fue a los toros, convidado por su tío, paseó por el campo de la feria, caballero en su jaca y vestido de majo, hizo como quien se divierte, pero se divirtió menos que en un entierro.
Cuando la Rodríguez hizo su presentación en el Louvre, divirtió extraordinariamente a las damas de la corte por su aire estirado y sus vestidos a la antigua.
En la mañana de ese día tuvo el señor obispo barruntos de que uno de los regidores de su bando no jugaba limpio, pues una su hija de espíritu le avisó, bajo secreto de confesonario, que a media noche habrán tenido misteriosa y larga conferencia intendente y cabildante, y que aquél se frotaba con regocijo las manos, como quien dice: «¡Se divirtió el obispillo! ¿Adónde había de ir conmigo?».
Don Félix llegó a Nápoles, y no hallando cartas allí, como pensó, enojado de mi descuido y desamor, sin querer escribir, viendo que se partían cinco compañías a Flandes, y que en una dellas le habían vuelto a dar la bandera, se partió, y en Bruselas, para desapasionarse de mis cuidados, dio los suyos a damas y juegos, en que se divirtió de manera, que en seis años no se acordó de España ni de la triste Jacinta, que había dexado en ella, ¡pluguiera a Dios que estuviera hasta hoy, y me hubiera dexado en mi quietud, sin haberme sujetado a tantas desdichas! Pues para traerme a ellas, al cabo deste tiempo, trayendo a la memoria sus obligaciones, dio la vuelta a España y a su tierra, donde entrando al anochecer, sin ir a la casa de sus padres, se fue derecho al convento, y llegando al torno al tiempo que querían cerrarle, preguntó por doña Jacinta, diciendo que le traía unas cartas de Flandes.
La escena me divirtió tanto que prometí darle lo que me pedían en cuanto me fuera posible, si llegaba a tener influencia en el gobierno.
Y entonces fué cuando los regocijos y las iluminaciones llegaron a su apogeo, y durante cuarenta días y cuarenta noches toda la ciudad comió y bebió y se divirtió a costa del tesoro.
Tras el derumbamiento de la choza vino una escena que divirtió grandemente a los campesinos.
¡Porque conviene que el califa, que tanto se divirtió a expensas mías en otra ocasión, sepa ahora que no sólo es él quien gasta bromas! ¡Pero es inútil perder tiempo en vana palabrería! ¡Vamos, muérete!.
La falsa italiana se divirtió todo lo que quiso, y luego se le escapó a usted metiéndose en un coche con sus criadas.
Narváez se divirtió oyéndole contar cosas de la tierra: aquel día ceceaba como en su mocedad.
Jugamos, y el demonio de amarillos ojos cuando uno pierde, de pupilas rojas cuando uno gana, se divirtió en balancearnos de las ansiedades pavorosas a las hondas alegrías.
Trazada la raya entre lo accidental y lo permanente, entre la superfluidad de unos días y el deber de siempre, se divirtió el hombre todo lo que pudo, con no poca ventaja de su espíritu y de sus nervios, porque en verdad se hallaba necesitado de esparcimiento y también de variedad en su monótona existencia de caballero soñador.
Y el gaucho se divirtió un gran rato con mover la tablita, ora despacio, ora bruscamente, por un lado y por otro, poniéndola de repente en las posiciones más contrarias, de modo que toda la vecindad, y esto en un radio de cincuenta leguas de pampa, más o menos, habría podido creer, de seguir el juego, que los elementos se habían vuelto locos y que estaba ya cercano el fin del mundo.
Se divirtió Ignacio en descomponerles los planes, haciéndoles mil diabluras.
Estaban ya para entrar, cuando se divirtió Andrenio en mirar la ostentosa pompa del.
para Alemania, donde estaba, mas Andrenio, cautivo ya de la afición de su prima, divirtió.
Entonces fue también cuando entró en el templo de Vulcano, y se divirtió en él, haciendo burla y mofa de su ídolo, tomando ocasión de su figurilla, muy parecida en verdad a los dioses Pataicos fenicios que en las proas de sus naves suelen llevar los de Fenicia.
Para Rosalía el arribo de las chalupas fue un espectáculo que la divirtió sobremanera.

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