Ejemplos con dios

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Qué lujo puso Dios en ti, tarde del entierro! Setiembre, rosa y oro, declinaba.
Y, gracias a Dios, él tiene una cuadra tibia y blanda como una cuna, amable como mi pensamiento.
Aunque estudió en la Universidad de Sevilla, no le llamaba Dios por ese camino, y desde muy joven encontró en la poesía el desahogo de su alma exaltada y sensitiva.
Todos los domingos por la mañana, después de oír misa de once, porque creía en Dios y en la providencia, a pesar de que en este mundo no hay justicia, ni plan, ni sentido, Apolonio se encaminaba al circo gallista, seguido de un aprendiz con los capaces en donde iban los gallos que aquel día echaba a pelear.
¡Qué barbaridad! Pues, ¿qué? ¿No se usan todavía en nuestra península almadreñas, zuecos, abarcas y las asquerosas alpargatas? ¡Qué poco dice esto en pro de la cultura de los españoles, y cuánto de su salvajismo! Para mí la alpargata es un insulto a la divinidad, una blasfemia, porque es negar y desconocer la obra más perfecta de Dios, o sea el pie humano.
Y aquel infame Belarmino, sabía Dios merced a qué socaliñas y malas artes, le hurtaba, sin dejar una migaja siquiera, el aplauso y atención que a él en justicia se le debían, puesto que Belarmino era insensato charlatán y prevaricador de la lezna y el cerote, en tanto él, Apolonio, por don natural, componía los más primorosos artificios, así zapateriles como poéticos.
Aludían al desierto de indiferencia en que se mueven así el gobernante como el sacerdote, a la sobriedad que practican o deben practicar, a la pesada carga que conducen a hombros, y, finalmente, la joroba simbolizaba la responsabilidad que llevan adherida a la propia espina dorsal, y que en el gobernante es doble, para con Dios y para con los hombres, y en el sacerdote sencilla, sólo para con Dios.
¡Con qué devoción, con qué unción, con qué sinceridad se rezaría entonces el Padrenuestro! Entretanto llega eso, que dudo que llegue, ¡benditos sean los ricos, como ustedes, que administran en beneficio de los pobres la riqueza, como si no les perteneciese, ya que sólo a Dios pertenece!.
¡Oh, qué bien estaríamos si, por último, la humanidad se desembarazase de la preocupación del pan de cada día y las naciones se organizasen al modo de grandes monasterios, en donde no hubiera pobres y ricos, y a nadie le sobrase ni a nadie le faltase la casa y la mesa, y la obediencia fuese una blanda ligadura que a nadie impidiese dedicarse con alma y vida a aquello para que Dios le dió vocación.
Yo quisiera que todos los hombres de toda la tierra tuviesen mesa abundante a hora fija, porque así se suprimirían casi en absoluto las tentaciones de renegar de Dios.
Por eso, en la doctrina cristiana se nos advierte que los pobres de espíritu verán a Dios.
Sí, señora, lo cual demuestra que Dios hizo a los hombres naturalmente buenos, y que todos los delitos de la voluntad y fealdades de la conducta son instigados por la inteligencia rebelde y la razón soberbia.
¡Dios me perdone! Y cuanta más atención pongo, peor.
El alma de don Restituto y de su consorte era tan simple e ilusionada, que Dios hubiera pecado de cruel si en el momento de llevarlos de este mundo y abrirles la puerta del cielo no hubiese ordenado a San Pedro, acomodador en jefe, que les situase en una platea proscenio, desde donde pudieran ver bien y que los vieran bien a ellos.
Todos los criados tenían un aire común de seminaristas famélicos o de mandaderos de monjas, actitudes humildosas, ademanes de todo sea por Dios , caras largas, huesudas, amarillas.
Con el marido que Dios me dióesto se lo oí yo mismo, años después, la menor barbaridad, viviendo en Madrid, hubiera sido el adulterio.
Pero mi padre, sin inmutarse, explicará que le ha sobrevenido la desgracia porque es un elegido de los diosesmi padre siempre habla de Dios en plural, como los paganos, y añadirá que todos los personajes trágicos son semidivinoserudición compostelana, y la explicación la dará en verso, con lo cual se le mitiga el dolor de la descalabradura.
No quiso el duque que mi padre recibiese a su tiempo, hereditariamente, el cargo familiar de mi abuelo, porquedecíaesto se acaba conmigo, el nombre se pierde, gracias a Dios, y la casa se transmite al hijo de Beatriz, que es un Somavia, conque allá entonces que él haga lo que le pete.
Solía decir: En mí, gracias a Dios, concluyen los Valdedulla, que, desde Mauregato, no han hecho más que burradas.
Que me place oírle esa expresión devota: que sea lo que Dios quiera.
Que sea carne, que carne, gracias a Dios, no le falta, y que vosotros seáis la uña, doyme por satisfechodijo don Ángel.
Con su apoyo contamos, señor Coliñón, y Dios se lo premiará.
¡Dios le oiga!oró Xuantipa, adoptando una actitud devota convencional.
¿Qué va a ser de mí? ¿Qué va a ser de esa pobre neñina inocente? Porque yo, bien lo sabe Dios, perdono, hago como que no sé.
Pero, en fin, así como aquellos cristianos, partiendo de la idea de Dios, llegaron a la de república, bien puede usted tomar el viaje de vuelta, y, partiendo de la idea de república, llegar a la de Dios.
Ninguna persona inteligente cree en Dios.
¡Qué chistosísimo! Pues ya tiene usted bastantes nombres, gracias a Dios.
El primero nos enseña a respetar la idea de Dios, el segundo, a respetar a la mujer.

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