Ejemplos con diablura

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y volvía a reír, contemplando con una mirada entre irónica y amorosa aquella diablura de los tan aficionados a categorías y honores.
¿Tú sabes lo grave que resulta tu falta? ¡Una muñeca como tú, una mocosa que debe vivir agarrada a las faldas de su madre y no sabe una palabra de lo que es el mundo, querer arreglarse por sí misma el porvenir, y engañar a mamá, escuchando las proposiciones de un hombre, sin saber si éste puede ser del gusto de sus padres y de las personas de buen consejo que los rodean! Vamos que merecías una zurra, como las chicuelas malcriadas que hacen alguna diablura.
Anselmo, que era excelente sujeto, apenas se atrevía a confesar semejante diablura, ni a sí propio, y mucho menos a los demás, y armaba un caramillo de sutilezas para probar que éramos libres y que debíamos ser buenos, y que había algo de determinado en que la bondad consistía.
Efectivamente, el recuerdo de aquella diablura me sacaba al rostro los colores.
Y la enana corrió hacia donde estaban las recogidas, y lo mismo que dijera a Sor Natividad se lo repitió a Fortunata, sin poner un freno a su ira: ¿Habrase visto diablura semejante? ¿Qué te parece? ¡Estamos todas horripiladas!.
Fue de confusión el momento que siguió a esta diablura sosa.
Yo no pretendo que busques para Clarita a Pitágoras y a Milón de Crotona en una pieza, pero ¿qué diablura te lleva a darle por marido a Tersites?.
No resistió la muchacha al soborno, realizado con bonitas palabras y mucho dinero, porque ignoraba la procedencia de las esquelas y el verdadero sentido de tales líos, pues si llegara a entender que todo era una nueva diablura de D.
No corrían, no saltaban, no jugaban, no hacían ninguna diablura.
Cuando aquella cabeza a pájaros meditaba, malo: ya podía darse por seguro un alumbramiento monstruoso, una barbaridad, una diablura.
¿Qué crees tú?, ¿que no sabré yo hacer cualquier diablura para que podamos hablarnos siquiera dos minutos? Allí pararemos bastante tiempo para tomar el desayuno.
En verano pescábamos valiéndonos de una especie de línea, las ropas de los que dormían con la ventana abierta, y luego quemábamos o enterrábamos aquellos despojos, para no dejar rastros de nuestra diablura, realizada sin idea de robar, por el gusto de hacer daño y reírnos de la gente.
Y como quien hace una diablura, meses después, di a don Claudio el nombramiento de juez de paz para gozar con sus sentencias salomónicas o sanchescas y con sus coimas inverosímiles.
¿Cómo podía sospechar que la víspera Felipe había ofrecido su mano a Rosario, ni adivinar que sus palabras iban a ser comentario vivo de los funestos vaticinios del pintor? Creía Yalomitsa dar un paso altamente diplomático, y se frotaba las manos y sacudía la enmarañada melena, como un niño -¡y qué otra cosa era el bohemio!- a quien le sale de oro una diablura.
Así es que la casa de don Juan poco a poco fue convirtiéndose para ellos de santuario en entremés, y cada día ideaban una diablura diferente para solazarse a cuenta del pobrecito.
-Sí, Monseñor, pero el diablo, que no duerme, puede urdir en un instante alguna diablura.
Ésta, a no dudarlo, era la diablura a que su exclamación aludía.
¡Vaya un susto que me has dado! ¡Miren qué diablura de coincidencia! Hemos tenido el mismo antojo los dos.
-¿Y tendrá buen aquel ese demonches de diablura en esta tierra? ¿Servirá pa algo?.
El silencio era profundo: nadie pasaba por la calle, y en las viejas vigas de la techumbre, el trote de los roedores resonaba furtivo y burlón, como diablura de escondido duendezuelo.
de todos modos, no sólo de diablura, pero de santidad y de virtud, con que engañaban a.
¡Y es una diablura! Porque aunque es rico, y esta boda sería la felicidad de la niña.
Pero no sólo el prurito de darse tormento como a cada hijo de vecino, le había inspirado aquella diablura de coronarse de espinas y dar un gustazo a los recentales de su rebaño pedagógico, sino que era gran parte en aquella exhibición anual la pícara vanidad.
¿Qué demonches de diablura será eso? Pues para cazar gorriones no es.
¿No podía ser mirado, reputado más bien como una mera travesura, una superchería, una cábula de estudiante, sin seriedad, sin importancia, hasta inocente, si se quería, imaginada sólo con el fin de verse libre de un mal trago, de sacarse el lazo del cuello, una simple diablura de muchacho, en fin?.
Prevenle que a la menor diablura que cometa le rompo la crisma, como Dios está en los cielos.
Si mientras el Tuerto estaba a la mar, alguno de sus hijos rompía la olla, o se comía el pan que estaba en el arcón, o hacía cualquier diablura propia de su edad, en el balcón le sacudía el polvo su madre, en el balcón le estiraba las orejas y en el balcón le bañaba en sangre la cara.
acá puede haber inventado tal diablura.
No se le pasó por las mientes que se pudiera necesitar al médico para curar algún mal, la experiencia le había hecho escéptico en este punto, ya suponía él que su mujer no estaba enferma, pero Dios sabía qué capricho era aquel, para qué se quería al médico a tales horas y cuál sería el daño, casi seguro, que a él, a Reyes, le había de caer encima a consecuencia de la nueva e improvisada y matutina diablura de su mujer.
Diablura que a él se le ocurría era siempre heroica.

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