Ejemplos con desventurado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Rowan Atkinson tiene otra famosa creación, el desventurado Mr.
Este desventurado incidente pudo haber sido peor de no ser porque fue sorprendido antes de beber la sustancia y, ante la desesperación, Joseph reaccionó en consecuencia quitándole el recipiente que terminó por rociarle buena parte de su contenido, provocando un severo daño en una de sus extremidades.
Aquel desventurado era como otros muchos seres que se pasan la mayor parte de la vida fuera de su sitio, rodando, rodando, sin llegar a fijarse en la casilla que su destino les ha marcado.
Y por findijo tomando el tono festivo y maleante que empleara con Maxi en otra ocasión, ¿para qué hacemos caso de lo que diga ese desventurado? ¡Ay qué románticas y qué súpitas ! Mi amigo Rubín, con esas apariencias que ahora tiene de hombre de seso, está más que nunca.
No quiero incomodarme, no quiero alzar tampoco la vozdijo doña Lupe levantándose de su asiento, porque no se entere ese desventurado.
Lo particular era que en aquella crisis el desventurado joven no pasaba de las extravagancias de lenguaje a las violencias de obra, todo era quejas acerbísimas, afán angustioso por su honor y amenazas de que iba a hacer y acontecer.
Como ya no hay dinero en las colonias, parece difícil que este desventurado haga la quinta pella.
Llamó al criado para que acompañara al desventurado corredor de obras literarias.
No sirves ni para barrendero de las calles, ni siquiera para llevar un cartel con anuncios Y sin embargo, desventurado, no hay hechura de Dios que no tenga su en este taller admirable del trabajo universal, tú has nacido para un gran oficio, en el cual puedes alcanzar mucha gloria y el pan de cada día.
Es la manera de recordarme que le prometí vestirle, porque el desventurado está mejor de pulmones que de ropa.
Al oír esto, por poco suelta la risa Fortunata, pero se contuvo, concretándose a decir en su interior: ¡Para qué querrá niñeras este desventurado!.
Barbacana era más grave, más autoritario, más obstinado e implacable en la venganza personal, más certero en asestar el golpe, más ávido e hipócrita, encubriendo mejor sus alevosas trazas para desmantecar al desventurado colono, era además hombre que prefería servirse de medios legales y manejar el código, diciendo que no hay tan seguro modo de acabar con un enemigo como empapelarlo: si no guarnecían tantas cruces los caminos por culpa de Barbacana, las cárceles hediondas del distrito antaño, y hogaño las murallas de Ceuta y Melilla, podían revelar hasta dónde se extendía su influencia.
¡En su mano tuvo no hacerme tan desventurado!.
—¡Ignoraba el desventurado que allí no vivia ya nadie! ¡Ignoraba todo lo que habia ocurrido durante su ausencia!.
Nada de esto discerniria entónces el desventurado, pero tal debia de ser el tumulto de ideas informes que palpitaba en el fondo de aquella devocion pueril, constante, absoluta, exclusiva.
Martín, aunque salga al corredor, no encontrará a otra persona que el desventurado La Zarza, y éste no podrá darle libertad.
Ese joven parece que te quiere bien, pero no como yo, que te idolatro, y tan desventurado soy ausente de ti, que hoy voy a intentar verte y hablarte entrando por una casa vecina.
Este desventurado ser se hallaba en el momento de nuestra descripción echado a los pies de María de la Paz, semejando en su actitud a los perros o cachorrillos que duermen el sueño del mármol inerte a los pies de la estatua yacente de un sepulcro.
¡Ayer! ¡Desde ayer le había estado esperando! Deseaba salir fuera y correr, preguntando a todos por el desventurado joven.
Al mismo tiempo la fortuna del matrimonio tocaba a su término, y el desventurado marido temblaba al considerar qué sería en lo porvenir de su pobre hija, entonces de cinco años de edad.
Mi criado, segun dijo despues el huésped, despertó al ruido, y con el miedo se arrojó por una ventana que caia a un patio, y diciendo: ¡desventurado de mí, que han muerto a mi señor! se salió del meson, y debió de ser con tal miedo, que no debió de parar hasta Lóndres, pues él fué el que llevó las nuevas de mi muerte.
¡Oh Mario ambicioso, oh Catilina cruel, oh Sila facinoroso, oh Galalón embustero, oh Vellido traidor, oh Julián vengativo, oh Judas codicioso! Traidor, cruel, vengativo y embustero, ¿qué deservicios te había hecho este triste, que con tanta llaneza te descubrió los secretos y contentos de su corazón? ¿Qué ofensa te hice? ¿Qué palabras te dije, o qué consejos te di, que no fuesen todos encaminados a acrecentar tu honra y tu provecho? Mas, ¿de qué me quejo?, ¡desventurado de mí!, pues es cosa cierta que cuando traen las desgracias la corriente de las estrellas, como vienen de alto a bajo, despeñándose con furor y con violencia, no hay fuerza en la tierra que las detenga, ni industria humana que prevenirlas pueda.
Finalmente, señor don Álvaro Tarfe, yo soy don Quijote de la Mancha, el mismo que dice la fama, y no ese desventurado que ha querido usurpar mi nombre y honrarse con mis pensamientos.
No lo dijo tan paso el desventurado que dejase de oírlo Roque, el cual, echando mano a la espada, le abrió la cabeza casi en dos partes, diciéndole:.
¿Cómo tengo de caminar, desventurado yo respondió Sancho, que no puedo jugar las choquezuelas de las rodillas, porque me lo impiden estas tablas que tan cosidas tengo con mis carnes? Lo que han de hacer es llevarme en brazos y ponerme, atravesado o en pie, en algún postigo, que yo le guardaré, o con esta lanza o con mi cuerpo.
Mi señora, que iba a las ancas, con voz baja le decía: ¿Qué hacéis, desventurado? ¿No veis que voy aquí? El alcalde, de comedido, detuvo la rienda al caballo y díjole: Seguid, señor, vuestro camino, que yo soy el que debo acompañar a mi señora doña Casilda, que así era el nombre de mi ama.
¡Bonita es la niña! ¡Otros gatos me han de echar a las barbas, que no este desventurado y asqueroso! ¡Tenazas y martillos, mazos y escoplos no serán bastantes a sacármela de las uñas, ni aun garras de leones: antes el ánima de en mitad en mitad de las carnes!.
Si yo hubiera servido a algún grande de España, o algún principal personaje respondió el mozo, a buen seguro que yo la llevara, que eso tiene el servir a los buenos: que del tinelo suelen salir a ser alférez o capitanes, o con algún buen entretenimiento, pero yo, desventurado, serví siempre a catarriberas y a gente advenediza, de ración y quitación tan mísera y atenuada, que en pagar el almidonar un cuello se consumía la mitad della, y sería tenido a milagro que un paje aventurero alcanzase alguna siquiera razonable ventura.
Sólo Sancho, como ya se ha dicho, era el afligido, el desventurado y el triste, y así, con malencónico semblante, entró a su amo, el cual acababa de despertar, a quien dijo:.
Pero, ¿no es cosa estraña ver con cuánta facilidad cree este desventurado hidalgo todas estas invenciones y mentiras, sólo porque llevan el estilo y modo de las necedades de sus libros?.

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