Ejemplos con despidieran

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Después de que la despidieran The Fresh Prince of Bel-Air, el personaje de Janet fue desempeñado por Daphne Reid durante el resto de la serie.
Años más tarde, después que lo despidieran de su trabajo en la zona financiera de la ciudad, decidieron embarcarse en la aventura de escribir Túneles.
¡Adiós! ¡adiós! Se estrechaban las manos, se besaban las bocas, se retorcían los brazos, como si todos se despidieran para no verse más.
¿Qué caballerín, de los elegantes de la ciudad, no estaba aquella mañana, con un ramo de flores en el ojal, saludando a las damas y niñas desde su caballo? Los estudiantes, no, esos no estaban por las calles, aunque en los balcones tenían a sus hermanas y a sus novias: los estudiantes estaban en la procesión, vestidos de negro, y entre admirados y envidiosos de los muertos a quienes iban a visitar, porque estos, al fin, ya habían muerto en defensa de su patria, pero ellos todavía no: y saludaban a sus hermanas y novias en los balcones, como si se despidieran de ellas.
¿Qué hice yo para que me despidieran? ¿a quién falté, con trescientos y el portero? ¿quién dio queja de mí, si todas las cantatrices y bailadoras, así de plana mayor como de filas, me querían como a las niñas de sus ojos?.
Cuando el parlamentario llegó a los Pozos, poco faltó para que los más belicosos y trapisondistas le despidieran a puntapiés, pero al fin fue recibido decorosamente, y se le contestó que no nos daba gana de rendirnos.
Como una expansión, como un ejercicio, buscó en la clase de trabajo profesional que más se parecía a su vocación abandonada una especie de consuelo: se dedicó principalmente a visitar enfermos de dudosa fe, a evitar que las almas se despidieran del mundo sin apoyar la frente el que moría en el hombro de Jesús, como San Juan en la sublime noche eucarística.
¿Qué hice yo para que me despidieran? ¿a quién falté, con trescientos y el portero? ¿quién dio queja de mí, si todas las cantatrices y bailadoras, así de plana mayor como de filas, me querían como a las niñas de sus ojos?.
Con todo, su primer encuentro lo hicieron con urbanidad y mutuo agasajo, celebrando sus respectivas hazañas y dándose el parabién por sus victorias, pero en sus pláticas, en nada moderado y justo pudieron convenirse, sino que empezaron a motejarse: Pompeyo a Luculo, por su codicia, y éste a aquél, por su ambición, de manera que con dificultad pudieron lograr los amigos que se despidieran en paz.

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