Ejemplos con descuidos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por los materiales inflamables con que estaban hechas las viviendas, algunas de ellas desafortunadamente se quemaron, tanto de forma individual como en conjunto, por descuidos de sus propietarios, perdiendo todo su patrimonio, y en ocasiones también la vida.
El padre se quedaba para recorrer sus campos en la soledad del domingo, enterándose mejor de los descuidos de su gente.
Hombres graves que no habían hecho nada en toda su vida criticaban los defectos y descuidos de la República.
Por cuenta propia, espiaba al personal, delatando sus descuidos y defectos.
Y Manzanares, que había corrido mundo , y todos los años, en su viaje a París, conocía el Montmartre de noche, porque el hombre debe verlo todo , empezaba a creer que esta compañera no estaba a nivel de sus triunfos comerciales, y por esto había de privarse de exhibirlacomo Goycochea ostentaba la suya, temiendo ciertos descuidos de su lenguaje.
Los días de paga, muchos, al salir, miraban con ojos iracundos las ventanas del primer piso, como si fuesen a asomar a ellas los administradores que regateaban el precio de su faena, cercenándolo con multas y descuentos por tardanzas o descuidos en el trabajo.
Nada de descuidos, ¿eh, novato? La paga es corta, el hambre mucha, y no estamos para multas.
Abajo, en el templo, vigilaba a sacristanes y acólitos, cuidando de que los canónigos y los beneficiados no pudieran quejarse de descuidos en el servicio.
¡Desdichado artista! La ciencia señalaba en su obra descuidos y chapuces, sin que él pudiera justificar tales faltas.
Aprovechando sus descuidos, arrojaban cosas infectas en la cesta de su comida, romperle la cazuela lo habían hecho varias veces, y no pasaban junto a ella en el taller sin que dejasen de empujarla sobre el humeante perol donde era ahogado el capullo, llamándola hambrona y dedicando otros elogios parecidos a su familia.
Parecíale que sus hortalizas crecían con menos rapidez que las de los vecinos, quiso él solo cultivar todas las tierras, trabajaba de noche a tientas, el menor nubarrón de granizo le ponía fuera de sí, trémulo de miedo, y él, tan bondadoso, tan honrado, hasta se aprovechaba de los descuidos de los labradores colindantes para robarles una parte de riego.
Dos descuidos imperdonables tuvo, sin embargo: quedósele traspapelado en la carta de escribir el plieguecillo en que había hecho sus pruebas caligráficas y olvidóse por completo de que en un cajoncito oculto de la arquilla antigua del existía, hacía más de tres años, un paquete de cartas.
Cuando alguno de estos era víctima de también o descuidos propios de la infancia, él mismo lo metía en la pila, sacaba agua del pozo, lavábalo como una niñera, enjuagábale luego la ropa, tendíala al sol para que se secara, y, en el ínterin, acostábalo entre las dos zaleas que hacían veces de alfombra en la Presidencia y en la Vicepresidencia, si era invierno, y, si era verano, cubríalo con su moquero de seis cuartas.
Ella misma, con los disparates que hacía porque era de estos ángeles que hacen muchos disparates ¿me entiende usted? ¡Pobre mujer tan hermosa y tan buena! La hemorragia ha provenido sin duda de no haberse verificado la involución Me lo temía La salida antes de tiempo, la agitación moral Añada usted descuidos, falta de asistencia, de vigilancia, y de una autoridad que se le hubiera impuesto.
No podía achacar esto a descuidos de la administración de correos de Orbajosa, porque siendo el funcionario encargado de aquel servicio amigo y protegido de doña Perfecta, esta le recomendaba diariamente el mayor cuidado para que las cartas dirigidas a su sobrino no se extraviasen.
El Támesis me lo puedo representar, despues de mil sensaciones inconexas entre sí y con él, pero si se ha de producir en mí el fenómeno que llamo , entonces será preciso que me resigne a hacer desfilar en mi interior toda la serie de fenómenos que lleva consigo un viaje: y nó como quiera, sino sintiendo real y verdaderamente todos los placeres y las incomodidades que le acompañan: y formando una verdadera voluntad de marcharme y de acudir puntualmente a tal hora, so pena de encontrarme sin esa sensacion que llamo , y con esa otra sensacion que llamo ver un dependiente de la oficina que no me quiere devolver el dinero, y sin otra sensacion que llamo ver y tocar mi equipaje, y con todas las sensaciones ingratas que resultan de semejantes descuidos.
Mirad lo que habeis dicho, Preciosa, y lo que vais a decir, que esas no son alabanzas del paje, sino lanzas que traspasan el corazon de Andres que las escucha: ¿quereislo ver, niña? pues volved los ojos y veréisle desmayado encima de la silla con un trasudor de muerte, no penseis, doncella, que os ama tan de burlas Andres, que no le hiera y sobresalte el menor de vuestros descuidos: llegáos a él enhorabuena, y decilde algunas palabras al oido que vayan derechas al corazon, y le vuelvan de su desmayo: no, sino andáos a traer sonetos cada dia en vuestra alabanza, y veréis cuál os le ponen.
Cuando esperaba oír nuevas de tus descuidos e impertinencias, Sancho amigo, las oí de tus discreciones, de que di por ello gracias particulares al cielo, el cual del estiércol sabe levantar los pobres, y de los tontos hacer discretos.
También decía Lotario que tenían necesidad los casados de tener cada uno algún amigo que le advirtiese de los descuidos que en su proceder hiciese, porque suele acontecer que con el mucho amor que el marido a la mujer tiene, o no le advierte o no le dice, por no enojalla, que haga o deje de hacer algunas cosas, que el hacellas o no, le sería de honra o de vituperio, de lo cual, siendo del amigo advertido, fácilmente pondría remedio en todo.
Ella, con poca vergüenza y mucha desenvoltura, le respondió que sí pasaban, porque es cosa ya cierta que los descuidos de las señoras quitan la vergüenza a las criadas, las cuales, cuando ven a las amas echar traspiés, no se les da nada a ellas de cojear, ni de que lo sepan.
A mí me pesa, señor Caballero de la Triste Figura, que la primera que vuesa merced ha hecho en mi tierra haya sido tan mala como se ha visto, pero descuidos de escuderos suelen ser causa de otros peores sucesos.
Por otra parte, quiero que entiendan vuestras señorías que Sancho Panza es uno de los más graciosos escuderos que jamás sirvió a caballero andante, tiene a veces unas simplicidades tan agudas, que el pensar si es simple o agudo causa no pequeño contento, tiene malicias que le condenan por bellaco, y descuidos que le confirman por bobo, duda de todo y créelo todo, cuando pienso que se va a despeñar de tonto, sale con unas discreciones, que le levantan al cielo.
Tiene un mal curado enfermo modorra y porque el humor se le ha apoderado de los sentidos y los descuidos que tuvo el poco prevenido médico, lo paga el culo a puro sanguijuelas que lo sajan vivo.
Cuando, por la ganancia que se prometieron de lo sabroso de aquellas agudezas, sin enmienda ni mejora, algunos mercaderes extranjeros las pusieron en la publicidad de la imprenta, sacándome en las canas lo que atropellé antes del primer bozo, y no solo publicaron aquellos escritos sin lima ni censura, de que necesitaban, antes añadieron a mi nombre tratados ajenos, añadiendo en unos y dejando en otros muchas cosas considerables, yo, que me vi padecer no solo mis descuidos, sino las malicias ajenas, dotrinado del escándalo que se recibía de ver mezcladas veras y burlas, he desagraviado mi opinión y sacado estas manchas a mis escritos, para darlos bien corregidos, no con menos gracia, sino con gracia más decente, pues quitar lo que ofende no es disminuir, sino desembarazar lo que agrada.
Habiendo visto impresos en Aragón y en otras partes fuera del Reino, con nombre de don Francisco de Quevedo Villegas, estos discursos, con tanto descuido y malicia que entre lo añadido y olvidado y errores de traslados y imprenta se desconocían de su autor, y más teniéndolos yo trasladados de su original, determiné, dándole cuenta, de restituirlos limpiándolos del contagio de tantos descuidos, porque se vea cuán de otra suerte en su primera edad jugaba con la pluma sin apartarse de la enseñanza.
Pues, lo primero, guardo el decoro a las personas y solo reprehendo los vicios, murmuro los descuidos y demasías de algunos oficiales sin tocar en la pureza de los oficios, y al fin, si te agradare el discurso, tú te holgarás, y si no, poco importa, que a mí de ti ni dél se me da nada.
¡Qué ojos tan hermosos honestamente! ¡Qué mirar tan cauteloso y prevenido en los descuidos de una alma libre! ¡Qué cejas tan negras, esforzando recíprocamente la blancura de la frente! ¡Qué mejillas, donde la sangre mezclada con la leche engendra lo rosado que admira! ¡Qué labios encarnados, guardando perlas que la risa muestra con recato! ¡Qué cuello! ¡Qué manos! ¡Qué talle! Todos son causa de perdición y juntamente disculpa del que se pierde por ella.
No en todas las ocasiones llegaba a tanto el interés que se tomaba por lo ajeno, pero siempre le daban en cara y le metían en grandes cuidados los descuidos de los demás.
No se revuelve en los armarios, no se aprovechan los descuidos para curiosear.
¡Pues no ha dado en la gracia, cuando entramos las mujeres en los palcos, de silbar y armar estrepitosa algazara desde los tendidos, porque aquellas localidades, tras estar en forma de gradas que hay que saltar de la más alta a la más baja, no tienen más pantalla que un transparente enverjado de madera! Esta conducta es dos veces estúpida, como dije el primer día que la noté: primero, porque se falta con ella al respeto que se nos debe aun en una plaza de toros, y segundo, porque ya que los imprudentes de los tendidos tratan de explotar los descuidos de la Empresa constructora de la plaza, con, seguirían mejor su objeto calladitos y disimulados.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba