Ejemplos con descuidó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Salomé no descuidó sus deberes de madre por los del magisterio.
De todos modos, tampoco se descuidó la Provincia de Santa Fe, hacia donde marchó una columna al mando de Mariano Vera y de Francisco Reynafé.
Debido al tiempo que le ocupaba el encargarse de sus hijas, Mateo descuidó sus responsabilidades en la empresa constructora, que tenía en sociedad con su hermano Camilo.
Ya en el gobierno, Flores descuidó la consolidación de la nación, pero aseguró una suerte de pacto de no agresión entre grupos terratenientes de la sierra de Ecuador y grupos agroexportadores de la costa.
Ernesto nunca descuidó a su madre y hermanos, que igual que este se convirtieron en personas de éxito y muy profesionales, tal y como su padre siempre lo anheló.
No descuidó la cuestión agraria.
Boca adquirió La Candela, a donde pasó a entrenar sus divisiones menores y descuidó a Arsenal, cuyo estadio fue destruido y su desafiliación de la AFA quedó consumada.
Pero Asche era perfeccionista, y el espectáculo nunca se descuidó.
El Imperio Seléucida reinó sobre las tierras helenas de Asia después de la muerte de Alejandro: territorio estirado hasta el extremo de que descuidó sus posesiones persas por su preferencia por Anatolia y Siria.
La Casa de Austria descuidó el cuidado de los mares y el comercio, convirtiéndose así el contrabando en una actividad atractiva para los súbditos, ya que el rey no permitía el comercio con otras potencias.
Francisco Pizarro, a pesar de las advertencias recibidas, aunque no fue a misa el día de San Juan, no tomó en serio las amenazas y descuidó la defensa de su casa y de su persona.
Profundo en sus análisis políticos, jamás descuidó su estilo.
Nunca fue demasiado aficionada a las galas, pero de pronto se descuidó por completo en el vestir, le gustaban las flores y dejó de adornar con ellas su cuarto, deliraba por la música y pasó semanas enteras sin abrir el piano.
Pero el pobre se descuidó, el pobre tardó en regresar de las Indias, el pobre no habia contado con que vinieran a esta Ciudad forasteros como Antonio Arregui, poco sensibles a vagas amenazas.
Poco después se descuidó algo D.
Porque dejó de ser comunicativa, se encerró en sí misma, descuidó a la nieta, se ocupó solamente de los actos de devoción que eran en ella una segunda naturaleza, un movimiento automático, se echó a dormir, en una palabra, desde entonces, el sueño de la vida.
No descuidó, por supuesto, la casaca verde invisible de Gamboa, quien, satisfecho de que no sería chasqueado de nuevo, cedió a las vivas instancias de su amigo Fernando O’Reilly y le acompañó en el quitrín al paseo, llamado por imitación del famoso de Madrid, el Prado.
No se descuidó el virote de volver a dar música al negro, ni ménos tuvo descuido el negro en hacer el agujero por donde cupiese lo que su maestro le diese, cubriéndolo de manera, que a no ser mirado con malicia y sospechosamente, no se podia caer en el agujero.
Mas no por esto se descuidó Sila de Murena, que quedaba en riesgo, sino que partió a dar socorro a aquellas tropas, pero viéndolas también vencedoras, volvió a tomar parte en la persecución.
Sin embargo, bien pronto se enmolleció él mismo con el amor de aquella jo- vencita, y por atender a ella y pasar en su compañía la vida en el campo y en los jardines se descuidó enteramente de lo que pasaba en la plaza pública hasta tal punto, que Clodio, tribuno entonces de la plebe, llegó a despreciarle y a meterse temerariamente en los negocios más arriesgados.
Porque no podía tampoco decirse que Foción se abstuvo de echar mano a Nicanor por miedo de meter a la ciudad en una guerra, y que pretextó la confianza y la justicia, para que, avergonzado éste, se contuviera y no ofendiera a los Atenienses, pues en realidad de verdad lo que pudo más con él fue la confianza en Nicanor, a quien ya acusaban muchos de que amenazaba al Pireo, reunía fuerzas de extranjeros en Salamina y andaba sobornando a algunos de los que habitaban en el mismo Pireo, con todo, se desentendió de estas voces, y no sólo no les dio crédito, sino que, habiéndose decretado, a propuesta de Filomelo de Lamptras, que todos los Atenienses se pusieran sobre las armas y estuvieran a las órdenes del general Foción, descuidó el cumplimiento, hasta que, pasando Nicanor sus tropas de Muniquia al Pireo, empezó a circunvalarle.
De camino hizo todo el viaje por muchos días en la misma silla, y durante éste no se descuidó en hacer la corte a Vinio, ya en el trato y ya con sus larguezas, pero más todavía con reconocerle el primer lugar, así, por parte de éste tuvo seguro el ser quien de más influjo gozaba después de él.
Enviósele, de resultas, de embajador al Helesponto, y aunque partió indignado contra Agesilao, no por eso descuidó el cumplir con su deber.
Y aunque no por haberle tan fácil y prontamente arrojado de su país se descuidó ya Demetrio, con todo, teniendo resuelto emprender grandes cosas y recuperar el imperio paterno con cien mil hombres y quinientas naves, no creyó conveniente enredarse con Pirro, ni dejar a los Macedonios un vecino activo y peligroso, por lo que, no pudiendo detenerse a hacerle la guerra, determinó ajustar paz con él para marchar contra los otros reyes.
Paréceme, por tanto, que la virtud política de Aristides fue defectuosa y manca en esta parte, pues que en la opinión más común descuidó de dejar con qué dotar las hijas y con qué hacer los gastos de su entierro.
Hallábase entre ellos casualmente uno de los que presenciaron el arrebato de los niños para su exposición, y sabía todo lo ocurrido acerca de ella: viendo, pues, éste la cuna, y reconociéndola por su adorno y por los caracteres, vino en conocimiento de todo, y no se descuidó, sino que se fue a dar cuenta al rey, dando motivo a que se le hiciese comparecer.
Pero no me puedes negar que se descuidó en asegurarle hacia atrás, siendo más.
Chiscón, porque le corrían costas en el pleito, no se descuidó en rematarle cuanto antes.
El cual podía volver a repetirse, y he aquí por qué no se descuidó un punto en arreglar las cosas convenientemente cuando la señora conoció que se iba a morir.
Pero esto no podía conseguirse sin revestir los vaudevilles de la misma nacionalidad y popularidad de que aquéllos gozaban: sólo así se podía introducir un género nuevo, y eso fue lo que se descuidó.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba