Ejemplos con describo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al levantarme en la mañana era verdaderamente delicioso para mis sentidos percibir ese olor a tierra mojada que describo en uno de mis poemas.
Como el ceremonial que describo es a la inversa de la imposición del Sacramento del Orden, deshaciendo y desbaratando todo lo que éste significa, hasta privar al condenado de la dignidad, carácter y oficio sacerdotales, para entregarlo abiertamente , luego que se le quitó a Merino la calidad de Presbítero la emprendieron con el Diácono.
Pero no debió de abandonarme enteramente Dios Misericordioso, porque mi fiel , que toda la noche me había buscado por la ciudad, halló a su amo en la situación lamentable que para mi vergüenza describo.
Y yo impávido, bien asistido de mis luminosos recuerdos, les describo todo el barrio, la , el , encaro con la majestuosa fachada de la Cancillería, trazada por Bramante, traspaso el monumental pórtico, obra de Fontana, entro en el bello patio, y torciendo a mano izquierda, señalo el arranque de la escalera, en cuyos primeros peldaños ha perecido a manos de la demagogia desmandada el Ministro de Pío IX.
El ruido le daba dolor de cabeza, y además ¿para qué se había de molestar, cuando había tantos que por un sueldo mezquino peleaban y morían por la patria? Militar era el personaje que describo, y bien lo probaba su noble pecho lleno de cuanto Dios crió en materia de cruces, cintas y galones.
Yo quisiera poderlas copiar, pero el pudor del lenguaje me lo veda, quitando todo su interés a la escena que describo.
De este carácter malévolo se revisten, a no dudarlo, la fábula o mito del padre Bermejo y el apodo de bermejinos, pero no teniendo yo otro nombre mejor a la mano, repito que me he de permitir llamar Villabermeja al lugar que describo y bermejinos a sus habitantes, haciendo todas las salvedades posibles y jurando y perjurando que no trato de inferir la menor ofensa a mis semipaisanos.
nada debo a los hombres que describo en este libro: ni persecuciones, ni.
Y segundo, habiendo alrededor de un millón de criaturas de forma humana en este reino, cuyo completo sustento colocado en conjunto los dejaría con una deuda de dos millones de libras esterlinas, añadiendo a los que son pordioseros de profesión, a la masa de granjeros, renteros y jornaleros, con esposas e hijos, que son pordioseros de hecho, deseo que aquellos políticos a quienes desagrade mi propuesta, y que quizá tengan el atrevimiento de intentar una respuesta, que primero pregunten a los padres de estos mortales si no pensarían hoy que hubiera sido una gran felicidad ser vendidos como alimento al año de edad, del modo que describo, y así haber evitado la perpetua sucesión de desgracias que han vivido desde entonces por la opresión de los terratenientes, la imposibilidad de pagar renta sin tener dinero ni oficio, la falta de sustento básico, sin casa ni ropas que los cubran de las inclemencias del tiempo, y el inevitable prospecto de condenar a las mismas o peores miserias a sus descendientes para siempre.
Y aquí vamos a seguir paso a paso a la familia de don Anacleto en una de las expediciones que hizo a la famosa romería, y por aquello de ''ab uno disce omnes'', yo me ahorraré algunas digresiones y ustedes se fastidiarán menos asistiendo a la fiesta popular que les describo.
Pero no debió de abandonarme enteramente Dios Misericordioso, porque mi fiel Ibrahim, que toda la noche me había buscado por la ciudad, halló a su amo en la situación lamentable que para mi vergüenza describo.
Y no la describo toda entera, porque para ello tendría que improvisar una oda larga.
Como el ceremonial que describo es a la inversa de la imposición del Sacramento del Orden, deshaciendo y desbaratando todo lo que éste significa, hasta privar al condenado de la dignidad, carácter y oficio sacerdotales, para entregarlo abiertamente al fuero de los legos, luego que se le quitó a Merino la calidad de Presbítero la emprendieron con el Diácono.
Y yo impávido, bien asistido de mis luminosos recuerdos, les describo todo el barrio, la via Pellegrini, el Campo di Fiori, encaro con la majestuosa fachada de la Cancillería, trazada por Bramante, traspaso el monumental pórtico, obra de Fontana, entro en el bello patio, y torciendo a mano izquierda, señalo el arranque de la escalera, en cuyos primeros peldaños ha perecido a manos de la demagogia desmandada el Ministro de Pío IX.
No describo a este personaje, porque no me le tachen de parecido a cierto Patricio Rigüelta, pariente suyo muy cercano, por parte de padre, la cual semejanza, después de todo, no tendría nada de particular, pues la da el oficio de ambos, o, por mejor decir, la naturaleza, que produce ciertos hombres formados ya para ejercerle con fruto y lucimiento.
Por eso no describo la que en este capítulo nos hace al caso, trabajo que fuera, por otra parte, amén de inútil, peligroso para mí, puesto que descritas andan otras iguales por pluma tan egregia como la de Juan García, en providencial y honrosa recompensa de los borrones con que las ha tiznado, en más de un libro, esta mía pecadora.
Hablando de él, describo la situación de la América del Sud, que está en ese caso toda ella, como es constante para todos los que saben ver la realidad.
Ya habrán comprendido, señores, que el aparato que les describo es, simplemente, un soplete de gas oxígeno e hidrogeno, cuyo calor supera el del fuego de una fragua.

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