Ejemplos con descompostura

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Bajada de aquel lugar eminente, y después de ponerse a orar nos contaba que, arrebatada por el Demonio en una nube densa, fue conducida al camino de Aranjuez, y del camino al Palacio del Real Sitio, donde había visto con sus propios ojos a la Reina María Cristina en tal descompostura de ademanes, que con ella bastaba para tenerla por malísima mujer.
Nicolás se calmó luego, tomando el tono que cuadra a un sacerdote y con el cual sabía él muy bien rectificar la descompostura que le producían la ira o el contento.
Por él hubiera podido inventarse aquella frase con que se denota que a alguien le han dado una buena descompostura:.
Y, puesto que el principal intento de semejantes libros sea el deleitar, no sé yo cómo puedan conseguirle, yendo llenos de tantos y tan desaforados disparates, que el deleite que en el alma se concibe ha de ser de la hermosura y concordancia que vee o contempla en las cosas que la vista o la imaginación le ponen delante, y toda cosa que tiene en sí fealdad y descompostura no nos puede causar contento alguno.
No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazalado, si ya la descompostura y flojedad no cae debajo de socarronería, como se juzgó en la de Julio César.
Es preciso no ser descompuesto, es verdad, pero ¿hay acaso mayor descompostura que el abandono del honor?, es necesario tener prudencia, pero esta prudencia, ¿debe llegar hasta el punto de dejarse pisotear por cualquiera?».
Había mucha música de flautas y chirimías, y todo resonaba con versos y canciones y con algazara de mujeres poseídas de Baco, y a este desorden y confusión de camino seguía el coro y tumulto de la báquica descompostura, como si el mismo dios se hallara presente y concurriera a aquellos festines.
Bajada de aquel lugar eminente, y después de ponerse a orar nos contaba que, arrebatada por el Demonio en una nube densa, fue conducida al camino de Aranjuez, y del camino al Palacio del Real Sitio, donde había visto con sus propios ojos a la Reina María Cristina en tal descompostura de ademanes, que con ella bastaba para tenerla por malísima mujer.
Para que formara una idea del primero, la acompañó varias veces a que le viera por encima de las tapias del solar, en cuanto a las segundas, sólo las conocía, con repugnancia, por los relatos exagerados que, respecto a la descompostura y licencia, le hacía don Robustiano.
Al salir de la entrevista, empezó a sentir una extraña descompostura de estómago, que le sugirió la idea de consultar a un médico amigo suyo, quien informado por él de haber tomado una copa de licor que se le brindó, le dio un elixir que le hizo arrojar oportunamente el arsénico que el licor disimulaba.
Había remedios suficientes para reparar, en caso de descompostura, la tapa bloqueadora destinada a sofocar mentiras alucinantes que se vaticinaba encontrar dentro de poco en la ruta, como ver ríos imaginarios de azufre cadente y color de azafrán, ciscos amarillentos de gigantescos solares, montes de alturas inconmensurables, tablas como llamas in-cendiarias de flora química, furias despechadas y envenenadoras de sales, carros aurantes de alfileres mortales, mar y naves fingidas en cas-cabeles, bestial y temblorosa mano alcoholífera flotando en explosiones de cortezas docicodo-decaédricas y otras visiones calladas y ocultas.

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