Ejemplos con dentellada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El arranque de los nervios se hace de ménsulas renacentistas, con decoración dentellada, que arroja ya fechas tardías dentro del segundo cuarto del siglo XVI.
Tras las órbitas tenía una estructura que cruza el cráneo en forma de bisagra que serviría de parachoques para protegerse de lesiones cerebrales durante la dentellada, lo que le conferiría una potencia de mordida considerable.
Se ha encontrado de hecho, en los huesos de la cola de un espécimen de apatosaurio, marcas de dentellada de alosaurio, aunque podría ser resultado de un acto de carroña.
Esto disminuye el peso del cráneo sin mermar su fuerza, a la vez que proporciona un punto de origen a la musculatura de la boca más alejado de la mandíbula, confiriendo más potencia en la dentellada y posibilitando mayor número de movimientos.
Del cielo viene el rayo que nos abate, del mar viene la ola que nos traga, del campo la dentellada de la fiera o la puñalada del bandido.
La mandíbula batallaba con el chupón, la dentellada cortante y sólida, con la mucosidad fosforescente que resbala y huye, el golpe de cabeza demoledor como un ariete, con el latigazo de los tentáculos, más gruesos y pesados que la trompa del elefante.
¡Federico! ¿Qué fué eso?gritó mamá que había oído mi detención y la dentellada al aire.
Tenía tres perros magníficos para esta caza, aunque muy inclinados a rastrear coatíes, lo que envolviendo una pérdida de tiempo para el cazador, constituye también la posibilidad de un desastre, pues la dentellada de un coatí degüella sistemáticamente al perro que no supo cogerlo.
De aquí pasaron al examen y expurgo de la lista de facinerosos, que intentaron cambiar el rumbo de los destinos de España con feroz dentellada más propia de tigres que de hombres.
Zarpazo aquí, dentellada allá, la gran enemiga se mostraba infatigable.
Los pueblos y caseríos, compactos y apiñados hasta el punto de parecer de lejos una sola población, matizaban de blanco y amarillo aquel gigantesco tablero de damas, cuyos cuadros geométricos, siendo todos verdes, destacábanse unos de otros por sus diversas tonalidades, a lo lejos, el mar, como una cenefa azul, corríase por todo el horizonte con su lomo erizado de velas puntiagudas como blancas aletas, y volviendo la vista más a la izquierda, los pueblos cercanos: Godella con su obscuro pinar, que avanza como promontorio sombrío en el oleaje verde de la huerta, y por encima de esta barrera, en último término, la sierra de Espadan, irregular, gigantesca, dentellada, mostrando a las horas de sol un suave color de caramelo, surcada por las sombras de hondanadas y barrancos, decreciendo rápidamente antes de llegar al mar, y ostentando en la última de sus protuberancias, en el postrer escalón, el castillo de Sagunto, con sus bastiones irregulares, semejantes a las ondulaciones de una culebra inmóvil y dormida bajo el sol.
El chiquillo gateaba por entre las patas de los perdigueros, que, convertidos en fieras por el primer impulso del hambre no saciada todavía, le miraban de reojo, regañando los dientes y exhalando ronquidos amenazadores: de pronto la criatura, incitada por el tasajo que sobrenadaba en la cubeta de la perra Chula, tendió la mano para cogerlo, y la perra, torciendo la cabeza, lanzó una feroz dentellada, que por fortuna sólo alcanzó la manga del chico, obligándole a refugiarse más que de prisa, asustado y lloriqueando, entre las sayas de la moza, ya ocupada en servir caldo a los racionales.
Sólo yo resultaba indemne en aquella lucha a dentellada limpia, porque nadie me creía con la menor probabilidad de llevarme la presa.
Por la parte del mar rasgábase la noche, marcando una faja de luminoso azul: la verdura de la vega y la dentellada linea de montañas iban fijando sus esfumados contornos, lanzaban sus últimos parpadeos las estrellas, rodaba el fiero alerta de los gallos de alqueria en alqueria, y las alondras, como alegres notas envueltas en volador plumaje, rozaban las cerradas ventanas, anunciando la llegada del dia.
Sábese que quien más apretó la dentellada en aquella puja de mordiscos fue la Escribana mayor, que, según fama, se bebía los vientos por el hijo del boticario.
En la Campada se recibió la misma historia, con nuevas ilustraciones, a las dos, y todos los Carreños cayeron sobre ella como una piara de cerdos sobre un costal de patatas: a dentellada limpia entre gruñidos de placer.
¿A que salgo de aquí y, molido como estoy, me los como todavía de una dentellada?.
A ello le inclinan su instinto de muchacho revoltoso, y el recuerdo de la dentellada que le dejó cicatrices en la pantorrilla.
De pronto sintió en el hombro la quemadura de una dentellada, un hocico húmedo rozó su mejilla, otros dientes se clavaron en sus piernas y.
¡Qué podía él, viejo decrépito, arrojado de todas partes como fardo inútil, contra aquel fiero y formidable enemigo capaz de estrangularlo de una sola dentellada!.
Dar una dentellada o un zarpazo, para abrirse camino, será ofender, si se quiere, pero no devorar.
Con aquella vara se le puede dar al ratonero una mano de leña, como no la ha llevado en el mundo perro alguno, y se le puede dar desde lejos, es decir, impunemente, o, lo que es lo mismo, sin el riesgo de que devuelva dentellada por varazo.
Logré agarrarme a uno de los tablones que habían saltado del barco al darle la dentellada el monstruo marino, y después de mil dificultades pude llegar a una isla que, afortunadamente, estaba cubierta de árboles frutales y regada por un río de agua excelente.
Tales debieron ser los choques entre los primeros grupos humanos: riña de fieras en rebaño, disputa a garrazo y dentellada limpios de unos cubiles o una presa, remolino confuso de brazos que vienen y van repartiendo la muerte, de voces que se insultan, de gritos victoriosos y de agónicos estertores: un montón de carne y harapos desgarrándose brutalmente ante la Naturaleza impasible.
Mejor que Zola lo habría comentado Maupassant, porque Zola no hubiera podido eximirse de «buscar más lejos la causa del suicidio», llevándose de una dentellada la piel de muchos perrillos falderos.
De todas maneras, amigo y señor mío de mi alma -continuó el mozo dando la primera dentellada al último pastel del platillo-, dure lo que durare este suplicio que padezco.
-Verbigracia, yo, ¿no es eso? -repuso el mozo dando la segunda dentellada a su pastel.
Aquella aparente gravedad era la crisis, la esperada crisis, la última dentellada del lobo, pero en aquella crisis se quedaría fijamente el pícaro animal sin la pícara dentadura.
El dogo, sorprendido por aquella brusca acometida, se revolvió contra el niño y lo derribó en tierra rompiéndole un brazo de una dentellada.
Para decir verdad, la situación de doña Mercedes -que era de esta viudita de quien se trataba- y la de don Carlos, su administrador, no dejaban de prestarse a la fiera dentellada muy singularmente.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba