Ejemplos con decoración

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En el interior, la nave muestra un artesonado de par y nudillo, con seis tirantes y decoración geométrica, y un arco toral en cantería sobre capiteles jónicos que da paso al crucero.
La nave principal cuenta con cubierta de par y nudillo, con cinco tirantes, sin decoración tallada.
Su decoración interior es de orden dórico con una policromía simbólica que alude a los tonos de la vestimenta clásica de la Virgen.
Pero lo diferencia estriba en la eliminación de todo tipo de decoración que los arquitectos racionalistas consideraban superflua.
Sobre ésta se dispone el cuerpo en voladizo del camarote sostenido por tres jabalcones con decoración dentada en las aristas vistas.
En el primer piso el cierre se realiza mediante tabla de roble machihembrada en serie, en la que aparece una secuencia de seis huecos con remate en medio punto a modo de galería y vigas horizontales con decoración geométrica y de cordoncillo.
Sostienen elevados arcos apuntados, que aún rematan la nave central en muro surcado de ventanas delgadas y apuntadas también, entre las cuales aparecen escudos reales enmarcados por buenos conjuntos de decoración geométrica de yesería, de la misma época.
Febrer se encontraba con ellas frecuentemente: en la Pinacoteca, frente a los de Durero, en la Glicoteca, contemplando los mármoles de Egina, en el teatro rococó de la Residencia, donde cantaban las obras de Mozart, sala de otro siglo, con una decoración de porcelana y guirnaldas que parecía imponer a los espectadores el uso del tacón de púrpura y la peluca blanca.
Componíase de un aposento, nada holgado, con dos litografías por toda decoración, y seis sillas y una mesa por todo ajuar, que el partido local había alquilado a la viuda de un talabartero, furibundo federal en vida.
Quedaron al descubierto las piezas interiores lo mismo que una decoración de teatro, la cocina donde él había comido, el piso superior con el dormitorio, que aún conservaba deshecha su cama.
El viajero puso dique a una marea de preguntas indiscretas que se asomaban a sus labios, y volviose hacia la ventanilla para no perder la hermosa decoración que le ofrecía la Naturaleza.
Esta alegre decoración se había volatilizado con los siglos.
La vida moderna había añadido varias chimeneas de fábrica y brazos de grúas de vapor, que producían el efecto de anacronismos en esta decoración de puerto oriental.
En el primero, donde estaba él, mezclábase a la blancura uniforme de la decoración el verde charolado de las palmeras de invernáculo, el verde pictórico de los enrejados de madera tendidos de pilastra a pilastra y el verde amarillento y velludo de unas parras artificiales, cuyas hojas parecían retazos de terciopelo.
Salieron de la casa con cierto encogimiento, sin atreverse a mirar los muebles y los cuadros, modesta decoración reunida al azar cuatro años antes.
Arreglóse aún mejor de lo que estaba, y eso que estaba bien, pues Venturita había exagerado el lujo de la decoración.
La cazuela estaba asombrada, y acogía cada cambio de decoración con estrepitosos aplausos.
La decoración representaba unas cavernas del infierno, aunque no era imposible que alguien creyese que se trataba de la bodega de un barco.
A entrambos lados de ella hasta media docena de sillas, no más nuevas ni más limpias, que servían para la decoración de sala probremente amueblada.
Reconocía una vez más el talento de los buenos Padres al admirar la decoración del templo.
Los ricos que podían proporcionarse las dulzuras amorosas con su más seductora decoración, entraban al amparo de la noche, ocultándose como criminales en casas frecuentadas por soldados y marineros.
Atravesaron la galería cubierta del arco del Arzobispo y entraron en el claustro alto, llamado las Claverías: cuatro pórticos iguales en la longitud a los del claustro bajo, pero desnudos de toda decoración y con un aspecto mísero.
¡Oh!, ¡qué mundo, qué mundo aquel tan injusto y tan asqueroso! ¡Con cuánta razón se resistía a entrar en él Lilí, aquel ángel del Señor tan puro y tan bello! Y a este recuerdo, con la rapidez con que se muda la decoración en una comedia de magia, sustituyó en su mente la imagen de la niña al Madrid injusto y asqueroso que provocaba sus iras, y quedaron frente a frente, embargando todo su entendimiento, la celestial figura de Lilí, derramando luz vivísima del cielo, y el montón de lodo repugnante y hediondo, la charca sucia y cenagosa que acababa de formar ella con tanta saña, haciendo examen general de toda su vida Currita creyó ver una cloaca a la pura y rosada luz del alba, creyó ver el infierno a la luz del paraíso y se sintió confundida y se juzgó condenada, porque aquel montón de lodo era ella misma y aquel resplandor de Lilí era la luz de Dios, único criterio de moral, independiente de míseras condescendencias sociales, a que deben de ajustarse los actos humanos.
En los puntos más céntricos de la ciudad habíanse levantado los altares , enormes fábricas de madera y cartompiedra que llegaban a los tejados, con decoración gótica o corintia, erizados de mecheros de gas, y en su parte media la repisa, en la que se ostentaba el diplomático de Caspe con su hábito de dominico y un dedo en alto entre cirios y flores.
A pesar de su aspecto de decoración de ópera, que tanto entusiasmaba a doña Manuela, el tal no pasaba de ser una casa de vecindad, enclavado como estaba entre otras construcciones de la misma clase, todas frágiles y pretenciosas, con sus jardincillos como sábanas, y sobre la verja, en letras doradas, los campanudos títulos de Villa-Teresa, Villa-María, etcétera, según fuese el nombre de la propietaria.
Mudemos la decoración, que no siempre el teatro representa un cementerio.
Frente a la ventana y formando ángulo recto con la cama habían puesto la mesa, que debía ser altar, y en ella estaba de rodillas Juan Antonio, el marido de Severiana, fijando en la pared todos los clavos que creía necesarios para suspender la decoración proyectada.
Ciertamente que para vestirse tenía instintos de elegancia, pero en muebles y decoración de casa desbarraba.
Las paredes estaban estucadas, como las de nuestras alcobas, porque este es un género de decoración barato en Madrid y sumamente favorable a la limpieza.
La importación de los nuevos estilos de piedad, como el del Sagrado Corazón, y esas manadas de curas de babero expulsados de Francia, nos han traído una cosa buena, el aseo de los lugares destinados al culto, y una cosa mala, la perversión del gusto en la decoración religiosa.

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