Ejemplos con contrariedad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aunque en sus entrañas, Diego cargara la desilusión de no haber sido gobernador, no parece afectarle esta contrariedad ya que de repente incrementa el volumen de sus inversiones de forma asombrosa.
Los labriegos le respondieron con un gruñido sordo, las muchachas torcieron la cara con un gesto de contrariedad para no verle, los tres viejos contestaron al saludo tristemente, mirándole con ojillos escrutadores, como si encontraran en su persona algo extraordinario.
Jaime cedió a los ruegos de su madre, eterna enferma a la que la menor contrariedad parecía poner en peligro de muerte.
Cuando le anunciaban la visita de su nuera, don Horacio hacía un gesto de contrariedad.
A veces, bajo el influjo de una gran contrariedad, o acongojado por la timidez amorosa, estaba cierto, puesto que recibía la sensación, de que se le erizaban los cabellos del peluquín.
Yo vi que apretaba nuevamente las cejas, tiraba de una comisura del labio hacia arriba, inflando así la mejilla, la cual se arrascaba, indicio de contrariedad.
En medio de su contrariedad, la duquesa experimentaba una sensación aplaciente y alegre.
Pero una contrariedad fué nublando poco a poco su alegría.
La pobre Petrona se fué discretamente, como había vivido, procurando en su última hora evitar toda contrariedad al esposo, pidiéndole perdón con la mirada por las molestias que podía causarle su muerte.
No, aquí nodijo con un mohín de contrariedad.
Espió sus menores actos, le echó en cara el tiempo invertido en cuidar a la hermana de Perico, y, en suma, adoptó el sistema de contrariedad y violencia, de seguros resultados con las mujeres fáciles y depravadas, a quienes subyuga y enamora.
¡Por algo había dicho que se entendería con ellos! Eran hombres serios y religiosos, y los prefería a los antiguos tripulantes mediterráneos, juradores é incapaces de resignación, que a la menor contrariedad sacaban a Dios al ruedo para afrentarlo con malas palabras.
Al entrar en los puertos españoles, la menor contrariedad en el amarre del buque, una discusión con los empleados oficiales, la falta de espacio para un buen fondeo, le hacían sonreír con amargara.
La pobre señora no sufrió otra contrariedad en el arreglo de su nueva existencia que la rebeldía de Ulises.
La obstinación de Pablo, cuyo origen comprendía yo, me causó pena, porque me reveló un carácter apasionado y enérgico, en el que la contrariedad, lejos de estimularle, le causaba desaliento, y en el que el desaliento producía la desesperación.
La noticia de su venida fué, pues, para él, una contrariedad, si no un disgusto serio.
Todos en la casa adivinaban las mortificaciones a que sometía su cuerpo la señora, y sin embargo, la veían sonriente, con una dulzura melosa en la voz y en el gesto, elevando los ojos a la menor contrariedad y exclamando: Todo sea por Dios.
Se exterminaban por una cuestión de jornales o de comestibles, y al encontrarse frente a frente con el adulterio, torcían el gesto como ante una contrariedad vulgar y hasta algunos procuraban extraer de su desgracia cierto provecho.
Al entrar en los pueblos gritaban: ¡Viva la religión! , pero a la más leve contrariedad, los combatientes de la Fe se hacían esto y aquello en Dios y en todos los santos, no olvidando en sus sucios juramentos ni a los más sagrados objetos del culto.
Tu religión hace a los hijos fruto de Dios, y sin embargo, creéis ser mejores y más perfectos cuando repeléis y maldecís esos regalos del cielo apenas os causan una contrariedad.
¡Hemos llegado! El Administrador, un joven cejijunto, de negra y espesa barba, un poquito cargado de espaldas, sale a recibir a los viajeros, seguido de varios curiosos, los cuales, viendo que no han llegado amigos, ni parientes, ni personajes notables, ni muchachas bonitas, se retiran mohínos, haciendo un gesto de contrariedad.
Fortunata, al fin, sospechando que la contrariedad podía irritarle, permitiole ver al nene, sin acercarse mucho, y protegiéndole con sus manos.
¡Pobre hombre! Lo que me pareció fácil, resulta no ya difícil, sino imposible Para más contrariedad, delante de esa bendita y maldita mujer, me convierto en el más insípido de los colegiales.
Ya comprendidodijo el otro con mayor exaltación, y acentuando la contrariedad que experimentaba.
Ocurriósele una contrariedad que entorpecería su plan.
Quedose Juan con esta noticia más pensativo y peor humorado, sintiendo arreciar los síntomas del mal que padecía, y que principalmente se alojaba en su imaginación, mal de ánimo con mezcla de un desate nervioso acentuado por la contrariedad.
Contemplar una maravilla del arte les entusiasmaba y de puro entusiasmo se reían, lo mismo que de cualquier contrariedad.
No había más remedio que cargar con todo aquel exceso de género, lo que realmente era una contrariedad comercial en tiempos en que parecía iniciarse la generalización de los abrigos , notándose además en la clase popular tendencias a vestirse como la clase media.
¡Marró!exclamó el señorito fingiendo gran contrariedad, mientras para sí discurría: No era bala, eran postas.
Julián no podía dudar que estorbaba en los Pazos: ¿por qué? A veces meditaba en ello interrumpiendo la lectura de Fray Luis de Granada y de los seis libros de San Juan Crisóstomo sobre el sacerdocio, pero al poco rato, descorazonado por tanta mezquina contrariedad, desesperando de ser útil jamás a la casa de Ulloa, se enfrascaba nuevamente en sus páginas místicas.

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