Ejemplos con condesa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En los momentos de penuria le salvaba su amistad con una condesa vieja y legitimista que le invitaba a pasar algunos días en su castillo, presentando el seminarista belicoso a su tertulia de gentes graves y piadosas como si fuese un cruzado de regreso de Palestina.
La Condesa estaba casada con el señor más terrible que se ha conocido en nuestros días.
Añádase a esto que el Conde era celoso como un turco, y no porque amase mucho a la Condesa, sino por otros motivos.
La Condesa aportó al matrimonio cuantiosos bienes.
La condesa se casó casi niña, excitada a ello por su madre, y sin comprender toda la trascendencia de aquel paso.
No tenía la Condesa razón alguna para amar ni respetar a su marido, pero amaba la limpieza de su fama, y temía a Dios y veneraba los preceptos morales y religiosos.
La condesa se hallaba muy delicada de salud y no podía acompañar a su marido en tan larga navegación.
Durante la ausencia del Conde no se presentó la Condesa en reuniones ni en teatros, vivió bastante retirada, pero no faltaron galanes y pretendientes que procurasen hacerse amar de ella.
La Condesa los desdeñó a todos.
En suma, y como quiera que ello sea, la Condesa amó al galán, y fue tal su pasión que se dejó vencer a pesar de sus severos principios.
La Condesa era una mujer singular.
Una noche, mientras dormía la condesa, su marido se apoderó de la llave del escritorio de su mujer y registró detenidamente cuanto en él encerraba.
La Condesa había cometido la imprudencia de conservar las primeras cartas que le escribió su amante y el Conde pudo leerlas.
Por dicha, estas cartas no probaban la completa complicidad de la Condesa.
Esta mujer fue desde entonces la espía, la acompañante, la dueña, la negra sombra de la Condesa.
El terror que le inspiraba su marido, la vigilancia del argos con faldas que tenía en su cuñada y su propio arrepentimiento, hicieron que la Condesa no volviese a ver en secreto al Marqués.
Todo lazo se hubiera roto, toda relación y comunicación entre el Marqués y la Condesa hubieran dejado de ser para siempre, si el cielo no hubiera dispuesto que quedase un recuerdo vivo del amor y de la culpa de ambos, un ser que los unía y por cuyo destino y porvenir ambos debían velar igualmente.
importaba, único asunto que ya se trataba entre el Marqués y la Condesa.
de mi casa con harto dolor nuestro y mayor aún de la Condesa, y puso a V.
en aquella casa, la Condesa estuvo muy incómoda.
a su casa, primero bajo el cuidado de una buena mujer, y más tarde con un aya inglesa, la cual vino porque la condesa se empeñó en que viniese.
Esto dolía en extremo y atormentaba a la Condesa.
Pero había otra consideración que le dolía más, que la tenía llena de sobresalto, y que, agravándose cada día, llegó a ser para la Condesa un tormento continuo.
La pobrecita Condesa no le había dado ninguno durante ocho años de matrimonio.
Hubo uno, sin embargo, dotado de prendas tan raras y brillantes, tan enamorado o fingiendo con tanto arte que lo estaba, tan discreto, buen mozo y seductor, que acertó a cautivar el alma de la desdichada Condesa.
En todo esto, por conducto de mi Joaquina, intervenía la señora Condesa, que estaba hasta cierto punto contenta al considerar que V.
Pretendo significar con esto que el señor Marqués, en vez de enmendarse con la edad, se hizo más cortejante, jugador y amigo de jaleos de toda laya, lo cual mortificaba mucho a la señora Condesa.
La difunta señora, una condesa anciana, había sido su madrina, costeando su educación en un colegio modesto, y todavía Antonia iba a visitar algunas veces a las señoritas , las hijas de su protectora, que se habían casado.
Pero mi madrina la condesa, en vista de tan ardiente devoción, quería hacerme monja, y el otro día, las señoritas , recordando los deseos de su mamá, todavía me ofrecieron costearme el dote para que entrase en un convento.
Dijo también que la condesa de M.

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