Ejemplos con condescendiente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El periodista argentino Enrique Symms, al retirarse del semanario, generó una polémica al afirmar que The Clinic había tenido una conducta condescendiente o encubridora para con un reputado escritor chileno que habría cometido actos abusivos con un menor.
De pensamiento conservador, muy en la línea del de Borrull, mostró una actitud algo condescendiente con el obispo de Orense en su enfrentamiento con las Cortes de Cádiz y, cuando se discutió el tercer reglamento de la Regencia, votó en la línea de los que hacían valer el peligro de que aquella se convirtiera en prácticamente invulnerable y que se cayera en una especie de despotismo ministerial.
La ciudad apenas sufrió asedio y Zengi fue bastante condescendiente con la población.
Estos individuos no utilizan ningún tipo de contacto para afirmar su poder no verbal, más bien se les puede ver usando el contacto de una manera condescendiente.
Las disputas entre la Santa Sede y el Reino de Nápoles, Cerdeña, España, Venecia, y el Imperio fueron arregladas mediante concordatos, en los que se mostró quizás demasiado condescendiente con el regalismo de sus monarcas.
Incluso el propio nombre del género es polémico: Charles Taylor ha afirmado que el término contiene un inconfundible matiz condescendiente: es una frase como para turistas, sugiriendo que hay algo pintoresco en una ficción hardboiled que proviene de la tierra de los kilt y el haggis.
Cosplay café: Este fenómeno, que también se ha vuelto popular en los últimos años, describe a los restaurantes o cafeterías en donde las camareras están vestidas como sirvientas, criadas o doncellas y asumen una conducta condescendiente y dulce con los clientes, como si fuesen nobles.
No hay nadie en el Fairy Tail con quien tenga confianza, su existencia es un misterio, es el encargado de hacer castigos a los miembros de Fairy Tail, pero generalmente es muy condescendiente con sus pupilos y no le agradan las decisiones del consejo.
Su padre suele ser muy condescendiente con su forma de ser.
¿No había de llorarlo si lo eligió voluntariamente estudiando sus cualidades y sus prendas de modo que se ajustase a lo que, según ella, debía ser un marido? Joven, buen mozo, admirablemente educado, y rico: enérgico para los demás, blando para su mujer: trabajador sin exceso para que no la dejase sola días enteros, y algo laborioso para que el ocio no le indujese a malos pasos: de claro entendimiento para que no hiciera mal papel, pero condescendiente, bondadoso, débil, a fin de que ella pudiese dominarlo.
Fuerza es decirlo, aunque se amengüe su prestigio: Rey no conocía la dulce tolerancia del condescendiente siglo que ha inventado singulares velos de lenguaje y de hechos para cubrir lo que a los vulgares ojos pudiera ser desagradable.
Ojalá no hubieras sido tan condescendiente.
Ella, por su parte, si con alguien era condescendiente y suave, era con el , como le llamaba de ordinario, y en la tertulia las gracias de uno, las mimosas respuestas de la otra, eran lo único que por lo general desentonaban la soporífera armonía de la conversación.
Estaba de buen humor, alegre, saltón, inquieto y condescendiente.
Augusto no es a los ojos de su esposa aquel hombre amable y seductor, flexible y condescendiente, es un holgazán, un hombre sin ninguna habilidad, sin talento alguno, celoso y soberbio, déspota y no marido.
¡Ah!, pues si no me tira de la levita don Práxedes, que estaba a mi derecha, ¡qué cosas salen a relucir! Pero es uno condescendiente y poco amigo de llamar la atención, ¡que si no!.
y recordó, confiándole al recuerdo su designio, la gran ductilidad condescendiente de la niña y de la madre.
Pero Morrel, que había esperado encontrar a Villefort temeroso, creía hallarle condescendiente.
COMIXA, desde el lugar en que lo tenían resguardado de la cólera de su señor, inventaba mil alarmantes historias de intrigas, asechanzas y maquinaciones de los REYES CATÓLICOS contra BOABDIL, diciendo haberlas descubierto en su viaje a Barcelona, y con esto, y con los sustos naturales de las princesas, y sus lágrimas, y los consejos de toda aquella pequeña corte, que deseaba salir del protectorado de los cristianos, hubo bastante para que el príncipe, fácil y condescendiente de suyo, consintiera al cabo en ratificar la obra de su Ministro.
Proponiéndose, pues, ambos quitar lo que había de excesivo, y cumplir lo que se notaba falto en sus ciudadanos, tuvieron que introducir grandes mudanzas, y de esta regulación y supresión fue sobradamente popular y condescendiente con la muchedumbre la de Numa, que vino a formar un pueblo entremezclado y vario, digámoslo así, de orfebres, flautistas y zapateros, severa y aristocrática la de Licurgo, que trasladó las artes mecánicas a las manos de los esclavos y de los ascripticios, y a los ciudadanos los consagró al escudo y la lanza, haciéndolos artífices de la guerra y adoradores de Ares, sin que entendiesen ni pensasen en otra cosa que en obedecer a sus jefes y vencer a sus enemigos, ni estaba bien a hombres libres, para ser libres del todo, afanarse por ganar y ser ricos, sino que este cuidado de enriquecer se dejó a los esclavos e Hilotas, lo mismo que el servicio de los banquetes y de la cocina.
En el Senado fue grande el disturbio por la diversidad de pareceres, mas prevaleció con todo el más moderado y más condescendiente con la plebe, por el que se venía en que el uno de los cónsules se eligiese de los plebeyos.
Bien pronto el hermano se puso de parte de éste en sus amores, y aparentando que trabajaba por hacerle más benigna y condescendiente a la hermana, se ganó su confianza, de manera que le costó poco hacer mudar de partido a un hombre enamorado y que estaba a soldada, con la esperanza de grandes dones que le prometió recibiría de Fabio.
Fue también enviado de parte de César su liberto Epafrodito, con encargo de poner la mayor diligencia en que se conservase en vida y en todo lo demás se mostrase indulgente y condescendiente hasta lo sumo.
Porque Lucio Opimio, varón inclinado al gobierno de pocos, y de grande influjo en el Senado, aunque al principio sufrió repulsa pidiendo el consulado cuando Gayo protegió a Fanio y contribuyó al desaire de aquel, contando entonces con el favor de muchos, se tenía por cierto que saldría cónsul, y que siéndolo, tiraría a arruinar a Gayo, estando ya en cierta manera marchito su poder, y satisfecho el pueblo de disposiciones como las suyas, por ser muchos los que se habían dedicado a afectar popularidad y haberse mostrado condescendiente el Senado.
Eran Marcelo y Catón amigos desde niños, y aquel con éste excelente cuestor, pero solo, y de por sí, condescendiente por vergüenza con los que le rogaban y muy expuesto a dejarse vencer para hacer gracias.
Por tanto, así como del Sol dicen los matemáticos que no lleva la misma carrera que el cielo, ni tampoco la contraria y enteramente opuesta, sino que usa de una marcha oblicua e inclinada, en virtud de la cual hace un giro lento, flexible y compasado, que da salud a todas las cosas y les hace tomar la temperatura que a cada una conviene, del mismo modo en materia de gobierno la autoridad demasiado tirante, que en todo repugna a los gobernados, es cruel y dura, como, por el contrario, arriesgada y puesta en precipicio la que es condescendiente con los que delinquen, que es a lo que los más propenden.
afabilidad y dulzura en el trato, mostrándose Condescendiente fuera de lo que exigía su edad.
Hasta aquí, parece que la fortuna había militado con Luculo en sus banderas, pero ya desde este punto, como aquel a quien le falta el viento, encontrando oposición en todo cuanto intentaba, aunque mostró siempre el valor y magnanimidad de un gran general, sus hechos no encontraron ni aprecio ni gloria, y aun estuvo en muy poco el que no perdiese la antes adquirida, por más que trabajaba y se afanaba en vano, de lo que no fue él mismo pequeña causa, por no ser condescendiente con la soldadesca, y por creer que todo lo que se hace en obsequio de los súbditos es ya un principio de desprecio y una relajación de la disciplina, aunque lo principal era no tener un carácter blando, ni aun para los poderosos e iguales, sino que a todos los miraba con ceño, no creyendo que nadie valía tanto como él.
También tuvieron esta partida de no ser obsequiosos y amigos de adular a la muchedumbre Metelo, Arístides y Epaminondas, pero porque de veras no se les daba nada de aquellas cosas que la plebe es árbitra de darlas o de quitarlas, desterrados muchas veces, desatendidos y condenados, no se enojaron con sus conciudadanos poco reconocidos, y después, cuando los vieron mudados, se mostraron contentos y se reconciliaron con los que los fueron a buscar, porque el que menos tiene de condescendiente con la muchedumbre menos demostrarse ofendido de ella, que el incomodarse, a más de no alcanzar los honores, nace precisamente de haberlos apetecido con más ansia.
Es de creer que al principio no se movió Fabio a contradecir con otro espíritu que el de su seguridad y previsión, temeroso del peligro, y que después llevó más adelante la oposición por amor propio y por terquedad, impidiendo los adelantamientos de Escipión, así es que al colega de Escipión, Craso, lo persuadió a que no cediese a aquel el mando, ni fuese condescendiente, y que si por fin se decretase lo propuesto, navegara él mismo contra los Cartagineses, y de ningún modo permitió que se dieran fondos para la guerra.

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