Ejemplos con condená

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

-¡Si llevo gastao, tío Tremontorio, un costao en esos amenículos! Llevéla a má e tres leguas de aquí, a que un señor cura, que icen que tiene ese privilegio, la echara los Avangelios, leyóselos, diome una cartilla bendecía y un poco de ruda, cosílo too en una bolsa, colguésela al pescuezo, costóme la cirimonia al pie de un napolión.... y ná, al día siguiente cogió una cafetera que no se podía lamber. Yo la he dao aguardiente cocío con pólvora, que icen que es bueno pa tomar ripunancia a la bebida, y a esta condená paece que le gusta más desde entonces. He gastao en velas pa los Santos Mártiles, a ver si la quitan el vicio, un sentío..., y como si callara... Ya no sé qué hacer, tío Tremontorio, si no es matarla, porque es mucho el vicio que tiene. Fegúrese usté que dempués que la di el aguardiente con pólvora la entró un cólico que creí que reventaba. Como yo había oído que el aguardiente es bueno pa quitar el dolor de barriga, poniendo por fuera unos paños bien empapaos en ello, calenté en una sartén como medio cuartillo, y cuando estaba casi hirviendo, llevélo así a la cama onde se estaba revolcando la muy bribona. Mándola que tenga un poco la sartén mientras yo iba al arcón a buscar unos trapos, vuelvo con ellos... ¿Creerá usté, puño, que ya se había trincao el aguardiente de la sartén, abrasando como estaba? ¡Hombre, si esto es más que maldición de Dios!
-Tocante a la vaca, -replicó el pastor-, tocante a la vaca, tío Garabiel, usté sabe mejor que yo que la vaca es una cabra condená que no se pue hacer vida de ella.
Pus évate que voy, amigo de Dios: hace ocho días, trepa la condená por un pedregal arriba a pacer unos matorrales que estaban entre un cajigaluco, salgo detrás de ella, hace la feguración de echarse cancia el desfilacro que estaba por la banda de atrás, atájola yo corriendo, asústase más la endina, échase de prisa por onde había subido, rueda como una pelota, y rásgase el pellejo contra la punta del peñasco.
¡Vamos, carroña, alumbra! ¿Quiés que me rompa los jocicos en esta condená escalera, que está de peldaños igual que tu boca de dientes?.
-Déjeme usté de esas andróminas, señor don Canuto -interrumpió Paula ya quemada- y sáqueme usté pronto el montante del dinero, aunque lo saque por el satanincas o por el diaño que cargue con usté y con esa calma condená que se le pasea por los gañotes.
-Cuando Dios da, no da pa uno solo, amigo Blas -dijo Baldragas-: yo, como sabes, tengo seis meses hace la mujer en la cama, baldeá de un lao: hay malas lenguas que icen que el baldeo fue a resultas de una paliza que yo la di, pero esos son malos quereres, porque bien sabe Dios que la condená de la golosona, por ir a robar los higos del güerto del vecino, se cayó de un higar, y de la caída se quedó como está.

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