Ejemplos con concederé

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pídeme lo que quieras por el Corazón Santísimo de mi Hijo, y te oiré y te concederé lo que me pidas.
Yo le concederé la palabra, esperando en tanto de su finura y buen sentido que no interrumpa al orador en este importantísimo debate.
Y el califa dijo: Cuando vuelva Ghanem, te concederé lo que pides, y serás su esposa y propiedad suya.
Mas yo siempre le concederé aventajado el partido al artificio.
—Eso no concederé yo —dijo el mismo, tan bizarro como vano, rico pero necio, altivo.
concederé yo que la Jurisprudencia se ha alzado con la honra, la Medicina con el provecho.
Yo le contesté: ¡Mi buen tío, todo te lo concederé a gusto! El me dijo: Ya ves, hijo mío, que he llegado a una edad muy avanzada sin tener hijo varón que pueda heredar un día mis bienes.
Pero Califa se echó a reír, y contestó: ¡No tengas ningún temor por mí ¡oh amo mío! en cuanto a los palos, porque puedo soportar tantos golpes como granos de cebada podrían comerse diez asnos a la vez! No me han impresionado lo más mínimo! Y el judío también se echó a reír de estas palabras, y le dijo: ¡Por Alah sobre ti, dime lo que deseas, y te juro por la verdad de mi fe que te lo concederé!.
Luego dobló de igual manera todas las papeletas las metió en una palangana de oro, y se lo entregó todo al califa, que le dijo: ¡Oh Giafar! ¡por los méritos sagrados de mis santos antecesores los Puros, y por mi ascendencia real que se remonta a Hamzah y a Akil, juro que cuando Califa el pescador se halle aquí, dentro de poco, voy a ordenar que saque una papeleta de esas papeletas cuyo contenido sólo yo y tú conocemos, y le concederé lo que tenga escrito el papel que él saque, cualquiera que sea la cosa escrita! ¡Y si le tocara mi propia dignidad de califa, yo la abdicaré al instante en favor suyo y se la transmitiré con toda generosidad de alma! ¡Pero, si por el contrario, le corresponde la horca, o la mutilación, o la castración, o cualquier género de muerte, se la haré sufrir sin apelación!.
Así es que, lejos de desconcertarse o de turbarse, fingió no reconocer la persona del califa, y queriendo divertirse a su vez, se adelantó hacia el califa, y le gritó: ¡Hola! ¡hola! hete aquí ya, ¡oh mercader de mi trasero! ¡Espera, y verás cómo voy a enseñarte a dejar abiertas las puertas de las personas honradas! Y el califa se echó a reír muy a gusto y contestó: ¡He jurado por los méritos de mis santos abuelos ¡oh Abul-Hassán, hermano mío! que te concederé cuanto tu alma pueda desear para indemnizarte de todas las tribulaciones que te hemos causado! ¡Y en adelante, se te tratará en mi palacio como hermano mío! Y le besó con efusión, estrechándole contra su pecho.
Y el visir viole sonreír de aquella manera, y le dijo: ¡Oh musulmán! ¿de qué te sonríes? El joven dijo: ¡De esa nube! El visir dijo: ¡Oh musulmán! ¡ya se que los de tu raza son muy entendidos en caballos y conocen mejor que nosotros el arte de cuidarlos! ¿Es por eso por lo que te sonríes? Y Nur, que precisamente sabía a maravilla el arte veterinario, contestó: ¡Tú lo has dicho! ¡En todo el reino de los cristianos no hay veterinario que pueda curar a ese caballo! ¡Pero yo puedo hacerlo! ¿Qué me darás si mañana te encuentras a tu caballo con los ojos tan sanos como los de la gacela? El visir contestó: ¡Te concederé la vida y la libertad y te nombraré en el momento jefe de mis caballerizas y veterinario del palacio! Nur dijo: ¡En ese caso, desátame las ligaduras! Y el visir desató las ligaduras que sujetaban los brazos de Nur, y Nur cogió enseguida sebo, cera, cal y ajo, y lo mezcló con extracto de cebollas concentrado, e hizo un emplasto que aplicó al ojo del caballo.
-¿De que concederé la vida y la libertad a Bohórquez?.
exígeme lo que más te plazca, y yo te lo concederé.
No obstante, me acuerdo de que soy un bonachón, que has crecido en mis brazos y te concederé todo lo que me pides, pero a condición de que sepas guardarte de tus rivales y que si hay actualmente sobre la tierra alguna maravillosa beldad, recompensarás por ella mi indulgencia actual.
Pídeme ahora lo que quieras y hoy te lo concederé.

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