Ejemplos con comedimiento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por último, tener vergüenza significa mantener cierto comedimiento tras la ofensa realizada a otro, mientras que no tener vergüenza es proceder sin considerar el mal causado.
Hace un gesto con la mano a la bailarina que está ensayando, que aparece en el lado izquierdo del cuadro, con el que le pide más reserva y comedimiento.
Todos los deseos del de Luzmela quedaron atados en su testamento, dentro de la rigidez del derecho legal, con sólida habilidad y previsión, y doña Rebeca hubo de someterse con aparente comedimiento a las disposiciones de su hermano y fingir que cobijaba a Carmen en regazo maternal.
Las gentes se hablaban con frío comedimiento, mensurando las palabras, no atreviéndose a alzar la voz.
No era ésta la única prueba que de su comedimiento y claro juicio dieron los buenos.
Estaba convencida de que la cortejaba, pero con tal comedimiento, que no le era fácil decidir la disposición de ánimo que debía adoptar respecto de él: el mucho agrado pudiera parecer liviandad, la esquivez fuera grosería, y despedirle con cajas destempladas era exponerse a que él la pusiese en ridículo encogiéndose de hombros, o acaso diciéndole claramente que se había hecho ilusiones.
Pepe, deseoso de no dar pábulo a la irritabilidad de su hermano, se abstenía de chistes impíos y frases burlescas, aunque a veces se le venían a los labios, oyéndole desplegar ingenuamente la más arraigada superstición, de suerte que ambos comenzaron a fingir cierto comedimiento, a pesar del cual Pepe comprendía que la situación no era para prolongada y que la menor cosa que proporcionase a Tirso ocasión de mostrar su enojo bastaría a desencadenar una tormenta.
-Pues yo no te aconsejaré nada en asunto tan grave -repuso ella con la circunspección y comedimiento que tan bien le sentaban-.
Quizás las austeras costumbres del poblachón en que vivían las había preservado del vicio, pero las desgraciadas carecían de compostura y comedimiento, fórmula común y más visible del pudor, y bien podía suponerse que habían echado por la ventana algo más que cáscaras.
No admitía falsedades y mistificaciones, ni esos retruécanos del pensamiento con que se divierten algunas inteligencias impregnadas del gongorismo, y para volver por los fueros de la realidad, Pepe Rey solía emplear a veces, no siempre con comedimiento, las armas de la burla.
De este miedo mutuo nacía el que se tratasen por lo común con extremada finura y con el comedimiento más exquisito y circunspecto, a fin de no terminar cualquier coloquio en pelea o disputa.
No admitía falsedades, ni mistificaciones, ni esos retruécanos del pensamiento con que se divierten algunas inteligencias impregnadas de gongorismo, y para volver por los fueros de la realidad, Pepe Rey solía emplear a veces, no siempre con comedimiento, las armas de la burla.
También aquí se habla de cosas mundanas, siempre con el debido comedimiento.
de Santorcaz -añadió con grave comedimiento el Gran Capitán-, ya sabe Vd.
Cuando Coletilla, después de instalado en el piso segundo, manifestó a las señoras la probabilidad de que su sobrino fuese a vivir con él, Salomé se quedó un poco pensativa, pero María de la Paz dijo que no había inconveniente, supuesto que el joven, bajo la vigilancia y tutela de su tío, habría de tener el comedimiento y la dignidad que aquella casa imponía a sus habitantes.
Yo, que tenia entónces el juicio no en la cabeza, sino en los carcañales, haciéndoseme el deleite en aquel punto mayor de lo que en la imaginacion le pintaba, y ofreciéndoseme tan a la vista la cantidad de hacienda, que ya la contemplaba en dineros convertida, sin hacer otros discursos de aquellos a que daba lugar el gusto que me tenia echados grillos al entendimiento, le dije que yo era el venturoso y bienafortunado en haberme dado el cielo casi por milagro tal compañera para hacerla señora de mi voluntad y de mi hacienda, que no era tan poca, que no valiese con aquella cadena que traia al cuello, y con otras joyuelas que tenia en casa, y con deshacerme de algunas galas de soldado, mas de dos mil ducados, que juntos con los dos mil y quinientos suyos, era suficiente cantidad para retirarnos a vivir a una aldea de donde yo era natural, y adonde tenia algunas raíces, hacienda tal, que sobrellevada con el dinero, vendiendo los frutos a su tiempo, nos podia dar una vida alegre y descansada: en resolucion, aquella vez se concertó nuestro desposorio, y se dió traza como los dos hiciésemos informacion de solteros, y en los tres dias de fiesta, que vinieron luego juntos en una pascua, se hicieron las amonestaciones, y al cuarto dia nos desposámos, hallándose presentes al desposorio dos amigos mios, y un mancebo que ella dijo ser primo suyo, a quien yo me ofrecí por pariente con palabras de mucho comedimiento, como lo habian sido todas las que hasta entónces a mi nueva esposa habia dado, con intencion tan torcida y traidora que la quiero callar, porque aunque estoy diciendo verdades, no son verdades de confesion, que no pueden dejar de decirse.
—Sea como vos decís, señora Leocadia, respondió Teodosia, que así como veo que la pasion que sentís no os deja hacer mas acertados discursos, veo que no estais en tiempo de admitir consejos saludables: de mí os sé decir lo que ya os he dicho, que os he de ayudar y favorecer en todo aquello que fuere justo y yo pudiere, y lo mismo os prometo de mi hermano, que su natural condicion y nobleza no le dejarán hacer otra cosa: nuestro camino es a Italia, si gustáredes venir con nosotros, ya poco mas o ménos sabeis el trato de nuestra compañía: lo que os ruego es, me deis licencia que diga a mi hermano lo que sé de vuestra hacienda, para que os trate con el comedimiento y respeto que se os debe, y para que se obligue a mirar por vos como es razon: junto con esto me parece no ser bien que mudeis de traje, y si en este pueblo hay comodidad de vestiros, por la mañana os compraré los vestidos mejores que hubiere, y que mas os convengan, y en lo demas de vuestras pretensiones, dejad el cuidado al tiempo, que es gran maestro de dar y hallar remedio a los casos mas desesperados.
Y sacando debajo de la almohada de la cama un bolsillo de aguja de oro y verde, se le puso en las manos de mi mujer, la cual como simple, y sin mirar lo que hacia, porque estaba suspensa y colgada de la peregrina, tomó el bolsillo sin responderle palabra de agradecimiento ni de comedimiento alguno: yo me acuerdo que le dije que no era menester nada de aquello, que no éramos personas que por interes mas que por caridad nos movíamos a hacer bien cuando se ofrecia.
Y diciendo esto, alzó la mano y con honesto comedimiento quitó el antifaz del rostro de Leonisa, que fué como quitarse la nube que tal vez cubre la hermosa claridad del sol, y prosiguió diciendo:.
Y, diciendo esto, alzó la mano y con honesto comedimiento quitó el antifaz del rostro de Leonisa, que fue como quitarse la nube que tal vez cubre la hermosa claridad del sol, y prosiguió diciendo:-Veis aquí, ¡oh Cornelio!, te entrego la prenda que tú debes de estimar sobre todas las cosas que son dignas de estimarse, y veis aquí tú, ¡hermosa Leonisa!, te doy al que tú siempre has tenido en la memoria.
Yo no podré afirmar si la dulce mi enemiga gusta, o no, de que el mundo sepa que yo la sirvo, sólo sé decir, respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es Dulcinea, su patria, el Toboso, un lugar de la Mancha, su calidad, por lo menos, ha de ser de princesa, pues es reina y señora mía, su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve, y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales, según yo pienso y entiendo, que sólo la discreta consideración puede encarecerlas, y no compararlas.
Don Quijote le volvió las saludes con no menos comedimiento, y, apeándose de Rocinante, con gentil continente y donaire, le fue a abrazar y le tuvo un buen espacio estrechamente entre sus brazos, como si de luengos tiempos le hubiera conocido.
La menesterosa doncella pugnó, con mucha porfía, por besarle las manos, mas don Quijote, que en todo era comedido y cortés caballero, jamás lo consintió, antes, la hizo levantar y la abrazó con mucha cortesía y comedimiento, y mandó a Sancho que requiriese las cinchas a Rocinante y le armase luego al punto.
¡Váleme Dios! dijo, así como conoció la estancia y ¿qué será esto? Sí que en esta casa todo es cortesía y buen comedimiento, pero para los vencidos el bien se vuelve en mal y el mal en peor.
Y, levantándola de la mano, la llevó a asentar en una silla junto a la duquesa, la cual la recibió asimismo con mucho comedimiento.
Sancho Panza se le inclinó con mucho comedimiento, y le besó entrambas las manos, porque la una no pudiera, por estar atadas entrambas.
Muchas palabras de comedimiento y muchos ofrecimientos pasaron entre don Quijote y don Fernando, pero a todo puso silencio un pasajero que en aquella sazón entró en la venta, el cual en su traje mostraba ser cristiano recién venido de tierra de moros, porque venía vestido con una casaca de paño azul, corta de faldas, con medias mangas y sin cuello, los calzones eran asimismo de lienzo azul, con bonete de la misma color, traía unos borceguíes datilados y un alfanje morisco, puesto en un tahelí que le atravesaba el pecho.
En resolución, así como Camila es cifra de toda belleza, es archivo donde asiste la honestidad y vive el comedimiento y el recato, y todas las virtudes que pueden hacer loable y bien afortunada a una honrada mujer.
Pero lo que hizo fue poner el codo sobre el brazo de la silla y la mano abierta en la mejilla, y, pidiendo perdón a Camila del mal comedimiento, dijo que quería reposar un poco en tanto que Anselmo volvía.
Digo, por ejemplo, amado Cebes, que los que han hecho del vientre su dios y que sólo han amado la intemperancia sin pudor y sin comedimiento, entrarán verosímilmente en el cuerpo de asnos o de otros animales semejantes.

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