Ejemplos con cides

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Bando Cristiano: Andaluces, Asturianos, Cides, Labradores, Guzmanes, Vascos, Mozárabes, Almogávares, Navarros, Tomasinas, Muntanyesos, Cruzados, Alcodianos y Aragoneses.
Otro de estos Cides con puntas de bandoleros fue el ilustrado canónigo don Juan José Fernández, que no se quedó corto en los atropellos y depredaciones.
Pero a mis atropelladas voces contestó con estas otras de grandísima sensatez: Bien sé que eres caballero, y que entre tus antespasados cuentas al señor Cid, y a otros Cides, como verbigracia el mío señor don Gonzalvo de Córdoba, pero eso no es al caso, pues nadie ha puesto borrón en tu caballería.
Ya me tenía yo tragado que saldrían a relucir los Cides y Quijotes.
Pues en esta tierra, para que te vayas enterando, poco tienen que hacer los Quijotes y Cides.
Y yo digo: si mis fines son honrados y nobles, ¿qué importa que me haya valido del engaño y la barbarie para realizarlos? ¡Qué sofisterías, dirás tú, se trae ahora mi caballero! Yo respondo, dulce mujer mía, que los que debemos al cielo una buena posición y un apoyo de amistades poderosas, resucitamos, sin quererlo, en nuestra edad de pólvora, las gracias y desgracias de la edad feudal, y naturalmente, al trasplantar la caballería, le imprimimos el carácter de la vida presente, de donde resulta que, teniendo los modernos adalides más afinidad y parentesco con los caciques de salvajes que con los Cides y Bernardos, la Orden que profesamos debe llamarse del antes que de la Caballería.
Pues, ¿quién podrá negar no ser verdadera la historia de Pierres y la linda Magalona, pues aun hasta hoy día se vee en la armería de los reyes la clavija con que volvía al caballo de madera, sobre quien iba el valiente Pierres por los aires, que es un poco mayor que un timón de carreta? Y junto a la clavija está la silla de Babieca, y en Roncesvalles está el cuerno de Roldán, tamaño como una grande viga: de donde se infiere que hubo Doce Pares, que hubo Pierres, que hubo Cides, y otros caballeros semejantes,.
no hay Cides ni Rodamontes.
No hay que tratar ya de Cides ni de Roldanes, como en otros tiempos.
Y yo digo: si mis fines son honrados y nobles, ¿qué importa que me haya valido del engaño y la barbarie para realizarlos? ¡Qué sofisterías, dirás tú, se trae ahora mi caballero! Yo respondo, dulce mujer mía, que los que debemos al cielo una buena posición y un apoyo de amistades poderosas, resucitamos, sin quererlo, en nuestra edad de pólvora, las gracias y desgracias de la edad feudal, y naturalmente, al trasplantar la caballería, le imprimimos el carácter de la vida presente, de donde resulta que, teniendo los modernos adalides más afinidad y parentesco con los caciques de salvajes que con los Cides y Bernardos, la Orden que profesamos debe llamarse del Caciquismo antes que de la Caballería.
Pero a mis atropelladas voces contestó con estas otras de grandísima sensatez: «Bien sé que eres caballero, y que entre tus antepasados cuentas al señor Cid, y a otros Cides, como verbigracia el mío señor don Gonzalvo de Córdoba, pero eso no es al caso, pues nadie ha puesto borrón en tu caballería.
Ya me tenía yo tragado que saldrían a relucir los Cides y Quijotes.
Pues en esta tierra, para que te vayas enterando, poco tienen que hacer los Quijotes y Cides.
Cuando el chico entró en cierto colegio vio el cielo abierto, pues allí tomaba aires de heroísmo aquella riña de gallos de la aplicación y el mérito: los que sabían más, eran capitanes generales, caudillos, Aquiles y Cides.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba